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miércoles, 20 de junio de 2012

LA LUCHA QUE TEMEN ( PABLO HASEL)

  • 20 de junio del 2012
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Pablo Hásel vuelve con un nuevo tema que esta vez homenajea la lucha de los mineros leoneses y asturianos para defender sus puestos de trabajo, que está marcando el unico camino eficaz para enfrentarse a la dictadura del capital. 
 
Mientras algunos critican desde las posmodernas asambleas de las plazas o los cálidos salones de sus casas el duro enfrentamiento de los mineros con los perros de presa enviados por los amos de los gobiernos, cortando carreteras o con lanzaderas de cohetes pirotécnicos, arguyendo ridículas razones (los neumáticos quemados contaminan, la mineria del carbón es antiecológica, la violencia no es la solución, etc…), Pablo Hásel subraya que su lucha es la única a la que realmente tienen miedo los mafiosos que controlan el sistema.
“La lucha que temen es aquella que no espera que los derechos caigan del cielo, y siempre despierta sueña, sabiendo que sin acción se burlan del pueblo”, dicen los versos de Hásel.
Y por ese temor los medios de propaganda intentan ocultar e invisibilizar la revuelta minera, para que no cunda el ejemplo entre el resto de trabajadores todavia anestesiados y en la conformista juventud, aunque mientrast anto, por otro lado, la demonizan, haciendo creer que la autodefensa es terrorismo y, a la vez, que dejar sin trabajo a un obrero o saquear los derechos de los trabajadores no es violencia, sino política “democrática”.
Desde que han hecho estallar la crisis,  los grandes delincuentes de las grandes empresas y del gobierno, que son los mismos que la provocaron además de los que mas se benefician de ella, nunca han mostrado tanto miedo como ante los mineros. Y es que les ha costado mucho esfuerzo engañar a sus subditos para que se crean ciudadanos, precisamente para evitar que algunos trabajadores conscientes consigan mostrar al resto que solo a traves de la organización y de la lucha es posible vencer la ausencia de escrúpulos y el salvajismo de la clase capitalista que, no lo olvidemos, como ha demostrado con creces a lo largo de su sanguinaria historia, es capaz de cualquier crimen o, si es necesario, de salvajes genocidios, si se trata de mantener sus privilegios y continuar viviendo del trabajo y el sufrimiento ajeno.

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