Etiquetas

martes, 26 de junio de 2012

CRONICA DESDE UN BARRIO OBRERO CUALQUIERA: ESTO SE VA AL CARAJO



El más crédulo de los vecinos del barrio sigue siendo Tomás, el frutero que lleva casi treinta años en el local que hace esquina. Dice que si Europa nos presta dinero esta todo solucionado, es decir, que repite al dedillo lo que escucha en la radio en sus catorce horas de trabajo. Argumenta que el país tiene recursos, que es una potencia deportiva, que vienen millones de turistas a buscar nuestras cualidades y que de la crisis se sale en cuanto nos pongamos todos de acuerdo, también los políticos que deberían hacer un frente común sin banderas partidistas, dice. Cuando se le argumenta que quizás es demasiado optimista, que quizás en la radio…., se defiende que él hace zapping continuo y que igual escucha emisoras de un lado que del otro (se refiere a locutores del PP y del PSOE).

Pero lo cierto es que en este barrio obrero, casi en la frontera del extrarradio, están pasando cosas infames: han desahuciado a tres familias en apenas un mes, las dos primeras eran extranjeras: rumana y marroquí, y quizás por eso la gente no se movió. Pero hace una semana hubo un despliegue policial de no te menees y sacaron de los pelos a Angelines, una mujer muy conocida, de unos cincuenta años que vivía con su madre enferma. Ella estaba en paro hacía mucho tiempo y vivían de la pensión de su madre, y de dos limpiezas que hacía una vez por semana en la otra punta de la ciudad, jamás comentó que no estuviera pagando el alquiler pero la desalojaron. Al principio de la movida hubo vecinos que gritaron contra los agentes judiciales pero luego cuando aparecieron las motos y los coches de la policía, todo el mundo se metió en su casa. Una pareja joven puso la música a todo volumen a modo de queja, pero la policía subió a su casa y les amenazó con una denuncia.

En este tiempo ha habido bajas, al menos en el entorno a lo más céntrico, cuatro familias se han ido, dos a Londres, otra a Barcelona y otra más se fue a un pueblo abandonado a probar suerte porque estaban asfixiados, desempleados y con deudas.

Unos días antes habían dejado caer que se iban a vivir al otro lado de un descampado, donde desde hace tiempo hay una caravana abandonada, pero una vecina les dijo que ese no era sitio para tener a dos niños, y se ve que le hicieron caso. Sobre locales que se venden, se alquilan o se escuchan ofertas, ni les cuento, hay un jubilado republicano que se llama Antonio, y que es una persona muy conocida en el barrio, (le dicen “el comunista” porque estuvo muchos años en el PCE, aunque él dice que el PCE de ahora no le gusta, que lo ve muy light), lleva la cuenta y dice que ya son el 40% los locales que están en alguna de esas circunstancias.

El derrumbe económico es de antología, no queda nada en pie, ni siquiera las costumbres más añejas como la del vermut los domingos en Casa Paco, que su mujer, la Rita, ponía unas bravas de maravilla y por allí se pasaba medio barrio; ahora ya no les compensa que ella venga a echar un rato en la cocina porque la venta ha bajado tanto que los ha dejado al borde del cierre. Dice que aguanta porque en 14 meses ya podrá jubilarse, pero el otro día alguien comentó que como siga así la cosa aquí no cobra jubilación ni el más pintado. A Paco ese rumor lo destrozó anímicamente porque lleva con el bar 43 años; del disgusto tuvo que cerrar dos días.

En el barrio hay un colectivo muy simpático que fundó una chica argentina antes de volverse a su país, y que en este tiempo se ha ganado el respeto de la gente con actividades lúdicas para los niños y ayuda voluntaria a enfermos y que, en vista de lo que ocurre, ha convocado un par de asambleas para organizarse contra la pobreza, quieren hacer una especie de censo para saber las necesidades en cada casa, pero las asambleas fueron un poco fracaso porque la gente no se animó a acudir, y con los que fueron era casi imposible hacer nada, así que ahora han pegado carteles por todos lados para ver si la tercera es la vencida. No pierden la fe, dicen que en las anteriores convocatorias no tuvieron suerte, que coincidieron con una tormenta horrorosa y con un partido de fútbol por la tele  y la gente no se animó.

Gabi Mendoza. Alumno de 4º de periodismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario