Debería establecerse la figura del crimen económico contra la humanidad” por Juan Torres
Tomar
medidas para poner la economía al servicio efectivo de las necesidades
humanas resultará esencial para salir de la crisis, afirma el
economista.
En 2011,
Attac España publicó el libro “Hay alternativas. Propuestas para crear
empleo y bienestar social en España”, escrito por el sociólogo y
politólogo Vicenç Navarro, por el catedrático de Economía Aplicada de la
Universidad de Sevilla, Juan Torres López y por el político y
economista Alberto Garzón Espinosa. En la obra se analizan desde las
causas de la actual crisis económica española y global, hasta las
posibles soluciones a esta situación.
En la
presente entrevista, uno de los autores del libro, Juan Torres López,
explica para Tendencias21 algunas de las claves de dicho análisis. Por Yaiza Martínez.
¿Cómo
puede un país librarse de un sistema financiero que genera problemas de
inestabilidad y perturbaciones financieras constantes? ¿Qué acciones
podrían emprenderse en esta dirección, y quién tendría potestad para
llevarlas a cabo?
La historia
nos ha demostrado cuál es esa fórmula: controlar los movimimientos de
capital; frenar, desincentivando y encareciéndolas, las operaciones
especulativas; evitar que la financiación de la economía dependa de
bancos que tienen libertad para dedicar los fondos a la especulación
improductiva, sometiendo el gobierno del dinero a autoridades píblicas
que velen por el empleo y la actividad económica.
Cuando ha
habido estas condiciones (por ejemplo, entre 1945 y 1970), apenas sí
hubo perturbaciones financieras. Cuando desaparecieron, a partir de los
setenta, se han multiplicado. Eso no quiere decir que no hubiera otro
tipo de crisis pero no del tipo de las que estamos viviendo.
¿De qué
manera podría evitarse, a nivel nacional, internacional e incluso
global, el “terrorismo financiero”, que ustedes definen en su libro como
“ataques de fondos financieros contra intereses nacionales, contra
monedas o contra la deuda soberana de los países”? ¿Tienen los políticos
o la sociedad capacidad de actuar contra este terrorismo?
Simplemente
prohibiendo ese tipo de actividades. Por ejemplo, impidiendo que los
valores relativos a procesos básicos para la vida humana (mercados
alimentarios, clima, seguridad, soberanía de las naciones…) puedan ser
objeto de especulación en los mercados financieros.
Claro que
tenemos capacidad para eso. Lo que ocurre es que hay quien tiene el
poder de evitar que se tomen esas decisiones: los banqueros, los
grandes fondos de inversión; es a estos a quienes hay que someter.
En “Hay
alternativas”, ustedes afirman que, en general, una distribución
igualitaria de la riqueza es mejor, no sólo para la sociedad, sino
también para la economía, porque proporciona ingresos más repartidos que
se destinan en mayor medida a la adquisición de bienes y servicios, lo
que a su vez aumenta la oportunidad de ventas y, por tanto, de
beneficios para las empresas. A pesar de eso, en los últimos 40 años se
ha ido produciendo un incremento de las desigualdades sociales. ¿A qué
se debe esta falta de visión “sostenible” de la economía? ¿Cree que esta
miopía tiene remedio?
Lógicamente
se debe a que detrás del incremento de la desigualdad lo que hay son
grupos minoritarios de personas que se lucran cada vez más, que tienen
más riqueza y poder. Tiene remedio pero me temo que no por motu propio . Los “de arriba” no van a ceder libremente sus privilegios. Hay que quitárselos.
Ustedes
señalan que la causa más inmediata de la crisis es la falta de
financiación a empresas y consumidores pero que, en nuestro país, para
salir de la crisis no bastaría con que esta financiación volviera a
fluir. Además, tendría que haber cambios en los tipos de actividad
productiva que practicamos, ¿qué alternativas proponen en este sentido?
Nuestra
economía se viene caracterizando por dos fenómenos: uno, la pérdida
progresiva de capacidad para generar ingresos por la pérdida de
actividades, industrias, empresas…
El otro
fenómeno es que la mayor parte de la actividad se centra en actividades
bien especulativas y poco sostenibles bien de servicios a las personas
que son importantes, pero que necesitan del apoyo de otras actividades
que generen más valor añadido.
Eso es lo
que hay que cambiar fomentando otro tipo de actividades. No es fácil
porque se requiere capital, voluntad política, cultura creativa y
emprendedora…
Dado que
parece que las recetas liberales no sirven para generar empleo, ¿cuáles
serían las mejores condiciones para que en nuestro país se creasen
nuevos puestos de trabajo?
Que haya
actividad suficiente. Las políticas neoliberales frenan la actividad,
provocan artificialmente la escasez. Producen mucho -demasiado a veces-
pero para pocos. Y hay que producir lo necesario para todos. Y para eso
es preciso que se dé mayor igualdad, que se fomenten los mercados más
próximos, la producción y el consumo de cercanías. Yo diría que se ponga
la economía al servicio efectivo de las necesidades humanas.
Sobre la
economía y su relación con la justicia, dos cuestiones emergen de la
situación actual. La primera cuestión sería de ámbito internacional:
¿Debería ser punible el hecho de provocar la ruina de cualquier Estado?
De ser así, ¿a quién podría culparse de los efectos nacionales de
situaciones y acciones económicas internacionales?
Creo que,
efectivamente, debería establecerse la figura del crimen económico
contra la humanidad y perseguirse. Los responsables, en los casos que
estamos viviendo, me parecen evidentes: las agencias de calificación,
los bancos, muchos fondos de inversión… e incluso algunas autoridades
que han sido sus cómplices.
La segunda pregunta se ciñe al plano nacional: ¿qué papel debería jugar la justicia fiscal en la gestión de la economía?
La misma que
en cualquier otro ámbito de la vida humana. Sin respetar la justicia
somos animales, viviendo sin ella no vivimos como seres humanos. Claro
que habría que definir bien qué entendemos por justicia, qué reglas
vamos a respetar y cuándo porque hoy día hablamos de justicia con
absoluta vacuidad.
¿Cree usted
que a España le convendría económicamente salir del euro, o sería mejor
seguir como estamos, siempre que Europa realice ciertos cambios de los
que se hablan en su libro, como el establecimiento de una regulación
fuerte de los mercados financieros, un nuevo estatuto para estos
mercados o el desarrollo de otro modelo productivo?
Me parece
que lo ideal sería que el euro funcionase bien, que fuese un proyecto
equilibrado, bien definido, con instrumentos políticos suficientes,
sujeto a principios de solidaridad y cooperación. Pero si eso no es así,
creo que los costes que sufre España por pertenecer al euro son
bastante mayores.
El último
capítulo de “Hay alternativas” se titula “La economía al servicio de las
personas y en armonía con la naturaleza” ¿Ha de haber un cambio
cultural subyacente al cambio estructural de la economía que ustedes
proponen, que nos lleve a otra forma de producir y de consumir?
Por supuesto
que sí. Ninguna actividad que involucre a los seres humanos puede
llevarse a cabo sin valores, sin principios morales. Y otro modo de
producir y consumir requiere otro tipo de personas, que cambiemos todos.
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