¿Pero qué significa ‘protagonismo popular’, una apuesta ‘que va más allá’ y cuáles son sus condiciones?
“Siempre mujeres, cumpliendo oficiosque se entretejen sin tener fin.
Ser costureras, ser cocineras,
recamareras y planchadoras;
ser enfermeras y lavanderas,
también meseras y educadoras.”
Gabino Palomares
1. Cristian Cepeda remata en su artículo ‘Presidenciales Chile: La Dura Batalla por el Protagonismo Popular’, que “este ejercicio electoral de noviembre no será el punto de quiebre de estos últimos 40 años de neoliberalismo. Seguramente las candidatas del duopolio arrastrarán a buena parte de los chilenos detrás de sus promesas. Por lo mismo la candidatura de Roxana Miranda (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166339 ) no podrá ser evaluada en su capacidad de acumular en un juego que aún sigue rigiéndose con las cartas marcadas. Pero si la apuesta va más allá de lo electoral, la demostración de poner al sujeto popular como protagonista de la historia de Chile, en un período que se viene álgido de cuestionamientos al modelo, sin duda es la única apuesta correcta.”
¿Pero qué significa ‘protagonismo popular’, una apuesta ‘que va más allá’ y cuáles son sus condiciones?
2. El
capitalismo no se convertirá en otra cosa por medio de las elecciones.
De hecho, las elecciones o el ejercicio repetido de votar por uno u otro
candidato, salvo en inflexiones históricas que ni siquiera están
asociadas al campo electoral centralmente, forman parte de la fachada ya
traslúcida de tanta tintura, lavado y enjuague, de una dominación
apenas más sofisticada que la franca servidumbre o esclavitud.
El
imperialismo (Estados corporativos de EEUU-UE-Israel) hace tiempo
formuló los mandamientos para la presente fase de su reproducción –a
punta de armas robotizadas, el dólar; el monopolio del conocimiento
científico, la genética y nanotectnología, la neurociencia, los
transgénicos; y la ruina o sobrevivencia de la periferia mundial jugadas
en la especulación bursátil y la relación comercial asimétrica entre
los bordes primario exportadores y el centro creador de conocimientos
estratégicos-. Esto es, democracias representivas duopólicas (matizadas
entre sí, jamás contradictorias, siempre complementarias, y a cargo de
empresas electorales privadas altamente especializadas y cuyo valor -de
cambio, de uso y abuso- es la gobernabilidad o subordinación con alto
consenso social respecto de los requerimientos del capital concentrado y
transnacional); lucha contra el terrorismo (donde terrorismo es todo aquello que se resiste al terrorismo imperialista); y el liberalismo financiarizado, mediático y militar.
Es decir:
parodia de democracia para satisfacer un mismo proyecto de clase y
sistema mundo; represión precautoria y ofensiva contra los intereses
populares; y recreación permanente de la deuda, la explotación humana y
el saqueo. Un conjunto opresivo mediado por la alienación simbólica y la
fuerza. Avasallamiento, usura y miedo. Cada cual con su industria y especialidad, y todas juntas accionistas de un mismo holding.
¿El
narcotráfico, la industria bélica, la red de trata de personas, la
prostitución infantil, el patriarcado, los medios de masas, la
especulación con la producción y precio de los alimentos, la explotación
de los recursos energéticos –en particular los hídricos y fósiles-, los
bancos y financieras, el retailer, y el lobby político, policial y
judicial, no son acaso fracciones de un mismo mosaico cuya unidad de
sentido y necesidad, armado y propiedad, está a la base del mejor de los mundos posibles?
3. El
protagonismo popular no abandona su inconsistencia abstracta y vacía si
no se despliega como movimiento creativo y liberador determinado por la
práctica. O sea, el protagonismo popular no es la simple negación
idealista del orden vertical de la dictadura del capital. Es más bien,
el momento del entendimiento y autoconciencia de grupos humanos
insurrectos contra la dinámica capitalista que en su propia lucha
contiene los materiales de la superación del trabajo asalariado, de la
autodeterminación, la socialización de la vida, la democracia radical.
Por eso requiere de una voluntad estratégica para destruir la sociedad
de clases, aunque su programa y tácticas contingentes estén
inestablemente condicionadas y acotadas por las relaciones de fuerza o
el estadio de la lucha de clases.
El
protagonismo popular, entre su formación inicial y finalidad, atraviesa
por un momento de confusión inevitable. La derrota del economicismo, la
pelea limitada y corporativa que resulta incapaz de ligarse y
reconocerse en otras luchas por miopía, pavor a la revolución, y/o
cooptación de su dirección; el populismo caudillista y preso de un
nacionalismo de conciliación social –corto o ampliado (de un país o de
un continente en particular), corresponden a obstáculos que pueden
enfrentarse y subsumirse hasta su extinción, sólo a través de la acción y
la producción teórica y política independientes, propias.
4. El
protagonismo popular es un punto de llegada. Un derrotero duro y
sublevado que es objeto primero de control, represión, y según llegue a
madurar, de aniquilamiento político-militar desde el Estado corporativo.
Por ello su blindaje en todos los ámbitos –orgánicos, formativos,
materiales- no es una opción. Por el contrario; es la condición de su
realización. La acción directa, el poder popular, la participación
electoral, la lucha frontal hasta la desmoralización y reducción del
enemigo de la Humanidad, son momentos que, combinadamente y según el
pulso de los combates y el tonelaje de fuerzas en los campos de la
política concreta, configuran los avances, retrocesos, empates y
posibilidades de la victoria del género humano sobre el capital, y sus
relaciones de clase y de poder.
Para
alcanzar la unidad -o la totalidad sometida y despojada de su libertad
logre enrumbarse en un solo sentido histórico-, siempre deben preexistir
formaciones políticas que condensen las claves tendenciales de la
sociedad futura. Producto de la alienación masiva bajo el capitalismo,
en el actual período esas formaciones difícilmente contendrán
porcentajes mayoritarios de la población, pese a que su vocación
concreta de mayorías y de poder son su necesidad y condición.
5. ¿Qué pueden hacer en Chile
hoy las agrupaciones cuya estrategia es la superación socialista del
capitalismo, entonces? Junto con concentrarse y ponerse a disposición
política del movimiento de los sujetos en lucha reales –en especial los
trabajadores precarizados, los estudiantes secundarios y el Pueblo
Nación Mapuche, las mujeres, los migrantes; los que se saben excluidos,
explotados y usurpados-, es preciso que destaquen tiempo a la formación,
producción de conocimientos, y al establecimiento poli-ético en sus
propias relaciones habituales del proyecto de sociedad que acabará con
la totalidad amenazante del capital.
Asimismo,
y aunque parezca un sobreentendido, debe hundirse en el movimiento
real, luchar a la cabeza para obtener participación en la autoridad o
conducción política reconocida por quienes ofrecen resistencia. Y,
naturalmente, si cuenta con fuerza y organización suficientes,
tácticamente puede aprovechar, para amplificar su influencia y proyecto
–sin ingenuidades, diciendo la verdad y jamás distrayéndose de lo
importante-, la tribuna que limitadamente ofrece la forma democrático
burguesa de la tiranía del capital.
Condenados
a que ese conjunto de sujetos sociales insurrectos, en el marco
impuesto por una legalidad extraña a los intereses de la Humanidad, deba
tener un rostro de alcance simbólico, entonces que ese rostro, ahora,
sea de mujer morena y empobrecida, de claras huellas mapuche. Luchadora
por excelencia; creíble porque se trata de una mujer genuina y con
expedientes al respecto, y no porque imposta la voz.
Una mujer roxanamente igual a su pueblo.
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