IRAK/LOS
HERIDOS EN MISMO LAPSO FUERON 7.000: Los últimos 120 dias (cuatro
meses) fueron los más mortíferos en cinco años, con un saldo de unos
3.000 muertos y 7.000 heridos.
La explosión de 15 automóviles-bomba en Irak causó hoy la muerte a al
menos 47 personas y heridas a más de 200, en una nueva jornada
sangrienta que denota el agravamiento de la situación de seguridad y de
la violencia sectaria en el país.
Si los últimos cuatro meses
fueron los más mortíferos en cinco años, con un saldo de unos 3.000
muertos y 7.000 heridos, según la ONU, el de julio va por el mismo
camino con ataques dirigidos principalmente contra las fuerzas de
seguridad y la comunidad chií.
Un total de once vehículos
estallaron en esta jornada en diferentes zonas de mayoría chií de la
capital iraquí, donde fallecieron 26 personas y 130 resultaron heridas,
según informó a Efe una fuente de la Policía iraquí.
Los
atentados más sangrientos registrados en Bagdad tuvieron lugar en las
zonas de Al Hurriya y de Al Hababiya, en el noroeste y en el este de la
capital, respectivamente.
En Al Hurriya estallaron dos coches
bomba, que causaron cuatro muertos y 21 heridos, mientras que otras
cuatro personas perdieron la vida y 15 resultaron heridas en la
explosión de Al Hababiya.
La violencia no solo castigó Bagdad.
Un atentado en la ciudad de Al Kut, a unos 150 kilómetros al sur de la
capital, causó ocho muertos y 40 heridos.
También explotaron
dos vehículos en la provincia meridional de Muzana, donde fallecieron
seis personas y 22 resultaron heridas, y otro en la ciudad de Basora,
que ocasionó dos muertos y ocho heridos.
Cuatro policías
murieron, entre ellos un oficial, por el estallido de un artefacto en el
oeste de la ciudad de Biyi, en la provincia de Salahedín.
Otro
oficial de la Policía perdió la vida al explotar una bomba a su paso en
la ciudad de Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar.
A la ola de atentados se sumó hoy la muerte de diez hombres armados en
una operación policial en Salahedín, donde las fuerzas de seguridad se
incautaron de artefactos explosivos y armas.
También en
Salahedín, dos supuestos terroristas perecieron al explotar el coche
bomba que conducían antes de llegar a su objetivo.
Irak vive en
los últimos meses un repunte de la violencia, que se ha intensificado
desde el comienzo del mes sagrado musulmán de Ramadán el pasado 10 de
julio.
Los atentados han afectado tanto a la comunidad suní
como a la chií, aunque esta última ha sido con más frecuencia blanco de
los ataques.
Catorce camioneros chiíes murieron hace cuatro
días acribillados a tiros por un grupo de hombres armados, que se cree
que pertenecen a la red terrorista Al Qaeda, en una carretera en el
norte de Irak.
Mientras, 34 personas fallecieron y más de cien
resultaron heridas en una serie de atentados con coche bomba en barrios
de mayoría chií en Bagdad el pasado 20 de julio.
Una de las
jornadas más sangrientas de este mes fue la del pasado 22 de julio,
cuando un terrorista suicida hizo explotar un coche bomba al paso de un
convoy militar en el este de la ciudad de Mosul, acabando con la vida de
25 personas, entre ellas 23 soldados.
Este atentado ocurrió
horas después de que al menos 38 personas fallecieran en ataques
coordinados contra dos cárceles cerca de Bagdad, que fueron
reivindicados por Al Qaeda.
La comunidad internacional ha
expresado su preocupación por este aumento del terrorismo tras la salida
de las tropas estadounidenses del país en diciembre de 2011.
El Consejo de Seguridad de la ONU decidió hace cinco días ampliar por
otro año más, hasta el 31 de julio de 2014, el mandato de su misión en
Irak, UNAMI, creada en 2003.
Al adoptar esta decisión, los
quince miembros del máximo órgano de decisión de la ONU instaron a las
autoridades iraquíes a fortalecer la democracia y a luchar contra la
violencia sectaria y el extremismo.
El representante especial
interino de la ONU en Irak, Gyorgy Busztin, alertó hoy del peligro de
que el país árabe vuelva a caer en el conflicto sectario y pidió a los
dirigentes iraquíes que tomen medidas inmediatas y decisivas para
detener el derramamiento de sangre.