Pedro Pascual, militante PCE
En la página 69 del ensayo “Como cambiar
el mundo”, Eric Hobsbawm señala que para Marx y Engels el proceso de
desarrollo del proletariado consistía en:
“un progreso a partir de la rebelión individual a través de luchas económicas localizadas y por secciones, primero informales, después cada vez mas organizadas por medio de sindicatos, hasta convertirse en una <<lucha nacional entre clases>>, que tiene que ser también una lucha política por el poder.
<<La organización de los trabajadores como clase>> ha de
llevarse a cabo consecuentemente en un partido político>>.
¿En qué fase se encuentra el proletariado europeo?
Si exceptuamos Grecia – y en menor
medida Portugal-, el resto parece ser que estamos en la fase inicial de
la cual no conseguimos salir.
¿Es aún demasiado pronto?
Está claro y notorio que la rebelión del proletariado español en los últimos dos años ha aumentado en “luchas económicas localizadas y por secciones”, los ejemplos de ellos son numerosos y conocidos por todos.
¿Dichas luchas y sus componentes confluyen?
En apariencia pudiese parecer ser que
sí, pero no podemos olvidar el hecho no minoritario de aquellas luchas
que apenas son corporativista, aunque el obstáculo fundamental para esa
confluencia reside en la resistencia en luchar contra los sindicatos del
sistema, es decir, no podemos luchar contra el sistema con los
sindicatos del sistema. De otra manera, podríamos decir que la segunda
fase del desarrollo del proletariado reside en luchas “cada vez más organizadas por medio de sindicatos”,
pero es imposible el hacerlo cuando este proletariado mantiene como
“referencia” sindicatos “de clase” que no creen o consideran vetusto
aquello de “lucha nacional entre clases”. Abiertamente se
puede decir que los sindicatos UGT y CCOO son en estos momentos el mayor
obstáculo para el progreso del proletariado español, y como está harto
comprobado a través de sus hechos (y de sus dirigentes) de las últimas
décadas, son sindicatos que solo aspiran a la paz social, que antes
aspiraban a arañar a un poco del pastel y ahora apenas esperan a lograr
que el recorte sea el menor posible.

¿Qué hacer?
Sin duda alguna, la solución no se halla
en ocultar sus numerosas vergüenzas y traiciones, ni tampoco el señalar
de manera repetida que estos sindicatos han de ser la referencia del
proletariado y del militante. Es decir, es importante enseñar que los
sindicatos son imprescindibles para la lucha, pero no estos sindicatos,
pues estos no van a dar cabida en ningún aspecto a la siguiente fase de “lucha nacional entre clases”.
Para continuar con el posterior
desarrollo del proletariado, creo necesario el señalar lo que Hobsbawm
indica en la página siguiente:
“En la época de Marx, la tarea
esencial, tal como él y Engels lo veían, consistía en generalizar el
movimiento obrero convirtiéndolo en un movimiento de clase, sacar a la
luz el objetivo implícito en su existencia, que era el reemplazar el
capitalismo por el comunismo, e inmediatamente transformarlo en un
movimiento político, un partido de clase obrero diferente de todos
partidos de las clases con propiedades y apuntando a la conquista del
poder político. Por lo tanto, era vital para los trabajadores no
abstenerse de la acción política, ni permitir que se separase su
<<su movimiento económico de su actividad política>>.
Antes de entrar en la necesidad del Partido como “organización de los trabajadores como clase”,
debemos de repetir nuevamente que los sindicatos actuales no sirven
para el desarrollo del proletariado porque aunque quieran o pretendan
ser los representantes del “movimiento de clase” , no quieren ni pretenden bajo ningún aspecto, “ sacar a la luz el objetivo implícito en su existencia, que era el reemplazar el capitalismo por el comunismo”
¿Pero y los Partidos Comunistas?
En España por un lado tenemos un Partido
Comunista que erre que erre sigue apoyando aquél que forma parte del
freno, que es el sindicato CCOO, y por el otro lado tenemos a otro
Partido Comunista que va en consonancia con lo que Marx y Engels
proclamaban en el siglo XIX, pero en cuanto a “clase organizada”, es
mayor cuantitativamente en el PCE que en el PCPE. Y he ahí un grave
problema que impide el progreso del proletariado, de la “rebelión individual” a la “lucha política por el poder”. Es decir, en relación a la necesidad vital de transformar el movimiento de clase en un movimiento político,
es inconcebible la existencia de varios Partidos Comunistas. Igualmente
es intolerable que un Partido Comunista apoyé el freno del desarrollo
del proletariado y de la lucha. Es decir, la diferencia en los cruciales
momentos que vivimos y que vamos a vivir no es tanto entre prosovietos o
euro-comunistas como en ser COMUNISTAS, en aspirar a ser la clase
organizada y romper con todos aquellos que impiden que el movimiento
obrero se convierta en una lucha nacional entre clases y una lucha
política por el poder. Y en este caso, es claro que CCOO no pretende una
“lucha nacional entre clases”, y ello impide que sea viable la lucha política por el poder para “reemplazar el capitalismo por el comunismo”. Tras
lo dicho, habrá quien diga, que el movimiento obrero es el que elige,
que sindicalmente tiene UGT y CCOO o CGT o la Intersindical, y
políticamente esta el PCE o el PCPE, pero tal análisis olvida que para
la mayoría de los trabajadores CCOO es aquel sindicato que fue durante
la dictadura y que el único Partido Comunista que conoce es el PCE.
Visto así, la responsabilidad del PCE es
total, puesto que por un lado CCOO es un sindicato que no sirve para
nada para el PCE y si al contrario, puesto que CCOO se está favoreciendo
sobremanera del acercamiento y de haber vuelto a ser el sindicato de
referencia para el PCE, ya que así da muestra de seguir siendo un
“sindicato de clase”, y por otro lado el PCPE recupera y muestra la
teoría comunista internacional en nuestro país, hecho básico para el
desarrollo del proletariado.
Y he ahí al PCE, apoyando a CCOO y
ofreciendo en algunos aspectos claves una teoría distinta al PCPE. Y he
ahí el grave problema del PCE, o mas bien del proletariado español que
ha empezado a “moverse”, que en su desarrollo se encuentra que el
sindicato de referencia no sirve para sus intereses de progreso y que el
Partido que ha de ser el de la clase organizada apoya a ese sindicato y
difiere en sus planteamientos del movimiento comunista internacional,
he de ahí que hablaba de la importante responsabilidad histórica que el
PCE vuelve a tener en sus manos, a causa de que para la gran mayoría de
la población sigue siendo el único Partido Comunista.
¿Apartarse de CCOO y acercarse al actual movimiento comunista internacional?
¡Este es el caso griego y el caso
portugués y allí la situación de los trabajadores es aún peor!, se podrá
replicar, pero ¿y el progreso del proletariado, se está desarrollando o
se está enquistado como aquí? Nosotros creemos que el proletariado
griego y el portugués se dirige hacia el camino de “lucha nacional entre clases” y pretende “reemplazar el capitalismo por el comunismo”, y
aquí no, y para ello sería indispensable que el PCE se apartarse de
CCOO y se acercarse al actual movimiento comunista internacional.
¿Qué consecuencias traería tal decisión?
La oportunidad de la existencia de un
PARTIDO COMUNISTA que aspirase a ser clase organizada. Y tal hecho
posibilitaría, a su vez, que se pudiese transformar el movimiento de clase en un movimiento político y la “rebelión individual” en “lucha política por el poder”.
Creo conveniente, tras lo aquí desarrollado, recuperar de nuevo a Hobsbawm, que en la página 72, indica que para Marx
“la cuestión era como vencer los
diversos tipos de inmadurez que retrasaban el desarrollo de los partidos
proletarios de clase,por ejemplo, manteniéndolos bajo la influencia de
distintos tipos de radicalismo democrático (y por tanto de la burguesía o
pequeña burguesía), o tratando de identificarlo con las distintas
formas de utopías o formulas patentadas para alcanzar el socialismo,
pero sobre todo desviándolo de la necesaria unidad de lucha económica y
política”
Y de ello, como estamos indicando, en
estos momentos, tiene responsabilidad absoluta el PCE, el cual, más
pronto que nunca, ha de dar un paso adelante que le saque de la
peligrosa situación de “entre dos aguas” en las que se halla desde hace
tiempo. El equivocarse en este proceso histórico que estamos viviendo
puede llevarnos al tremendo retroceso que aconteció y acontece en los
otros países con partidos eurocomunistas (Francia e Italia), donde
duramente se intenta la harta complicada tarea de volver a reconstruir
el movimiento comunista. La situación del Partido en España difiere de
la griega y la portuguesa (partidos marxista-leninistas) y de la
francesa e italiana (principales partidos eurocomunista) gracias a
mantenerse “entre dos aguas”, pero tal movimiento, ahora, es o bien
imposible (aunque debemos de recordar que el PCE es el único partido
eurocomunista que ha sobrevivido, que fue el único que no tuvo un
respaldo electoral grande y el único que expulsó a su secretario
general) o bien puede suponer ahora, como lo fue en los años ochenta, un
nuevo freno para el desarrollo del proletariado en su fase de “lucha nacional entre clases”. Ante
ello sería oportuno el ver en que derivó todo aquello del
eurocomunismo: partidos comunistas minoritarios y poco relevantes en
países de fuerte tradición de lucha de clase, hecho que posibilitó la
deriva neoliberal de principios de los noventa. Y sin duda alguna, no
hay tanta diferencia de aquel eurocomunismo de ayer con la SYRIZA de
hoy; un fuerte respaldo inicial pero la destrucción total del movimiento
de clase.
Por ello podríamos finalizar
preguntándonos: ¿Se mantendrá el PCE de nuevo “entre dos aguas”?
¿Sobrevivirá de nuevo a ello? ¿O bien se decantará por ser el Partido
Comunista, el asumir el coherente y actual movimiento comunista
internacional y posibilitar con el ello el paso del proletariado a “lucha nacional entre clases”?