Por Nicolás M. Sarriés
La recuperación del empleo tras la crisis económica ha dejado un
mercado laboral con cada vez mayor microtemporalidad y más contratos
precarios. Así al menos lo constatan los datos del Servicio de Empleo
Público Estatal (Sepe), que reflejan que entre 2007 y 2014 las nuevas
contrataciones para empleos con una duración de una semana o […]
La recuperación del empleo tras la crisis económica ha dejado un mercado laboral con cada vez mayor
microtemporalidad y más contratos precarios. Así al menos lo constatan los
datos del Servicio de Empleo Público Estatal (Sepe), que reflejan que entre 2007 y 2014
las nuevas contrataciones para empleos con una duración de una semana o menos se dispararon un 43%.
Antes de la crisis, en 2007, en España se formalizaron 18,6 millones de contratos de trabajo,
de los cuales unos 2,8 millones fueron con una duración máxima de una semana.
Es decir, casi uno de cada siete empleos no alcanzaban los siete días
de duración. Tras ocho años de crisis, dos recesiones y dos reformas
laborales, el mercado laboral no solo no ha vuelto a sus antiguas cifras
(hay unos tres millones menos de trabajadores ocupados) sino que ha
variado su composición en favor de contrataciones cada vez más breves:
de los 16,7 millones de contratos firmados en 2014, algo más de 4
millones fueron de una semana o menos.
Es decir, uno de cada cuatro nuevos empleos.
Un tercio más cortos. Esta evolución al alza de los
contratos temporales cada vez más cortos tiene su reflejo en la duración
media de los empleos en España. Según el Sepe (diciembre de 2014) cada
contratación dura una media de 45,8 días, mientras que en 2007 la media
estaba en 68,7 días. Esto supone que
los empleos son un 33% más cortos respecto a los que se ofertaba en diciembre de 2007,
poco antes del inicio de la crisis económica. Pero los puestos de
trabajo de apenas unos días no son los únicos casos de precarización del
mercado laboral español. Éste deterioro respecto al periodo anterior a
la crisis se evidencia en más datos.
Los sindicatos echan en cara al Gobierno que su receta para mejorar
las cifras de empleo han supuesto un coste demasiado alto en su calidad:
Apenas hay 43.000 asalariados fijos más que hace un año, tal como
muestra
la última Encuesta de Población Activa (EPA) referente al cuarto trimestre de 2014. “
El 80% del nuevo empleo asalariado es temporal
y el trabajo a tiempo parcial ya llega al 17% del total”, denuncian los
analistas del Gabinete Económico Confederal de Comisiones Obreras
en su último informe.
La precarización gana terreno
Más empleo a tiempo parcial. El mercado laboral
español ha presentado históricamente unos datos relativamente bajos de
empleo a tiempo parcial. Esto ha explicado en parte, en opinión de
académicos y analistas, el por qué las tasas de desempleo españolas
sufren un diferencial al alza respecto al conjunto de la Unión Europea.
Por esta razón, las dos últimas reformas laborales abundaron en
facilidades legales para incentivar este tipo de contratación. Y la
fórmula parece haber tenido éxito: De 2007 a 2014
los contratos a tiempo parcial se han incrementado un 34%,
según las estadísticas del Sepe. Este aumento es aún más notable si se
contabiliza en proporción al número total de contratos. En 2007, los 4,3
millones de contratos a jornada parcial representaban apenas el 23% del
total. Sin embargo, en 2014 los casi 5,8 millones de contrataciones de
esta modalidad representaron el 34% de todos los empleos que se crearon
en España.
La modalidad de empleo a tiempo parcial no supone de por si un
síntoma de precarización del mercado de trabajo. Bien al contrario, los
países más dinámicos mantienen tasas relativamente más altas que España
en este tipo de empleos. El problema,
tal como muestran los datos del INE, es que
seis de cada diez de estos empleos son “involuntarios”.
Es decir, que los trabajadores aceptan jornadas reducidas porque no
encuentran una alternativa a jornada completa (ver gráfico inferior).

Entre 2007 y 2014, según la EPA,el número de asalariados a tiempo
completo en España se redujo en 3,1 millones de personas. En ese mismo
periodo, por su parte, el número de empleados a jornada parcial ascendió
en 439.025 personas. “Estamos en un proceso espurio,
no pactado, de
reparto del tiempo de trabajo; más que aumentar el empleo asalariado, se reparten las horas de trabajo: trabajan más personas pero menos horas y con menos salarios y derechos”, denuncian desde el Gabinete Económico de CC OO.
Obra y servicio como falsos indefinidos.
Cada vez son más frecuentes también los contratos por obra y servicio,
aquellos que tienen una fecha de comienzo pero no una fecha de
extinción, que en teoría dependerá de la finalización efectiva del
proyecto para el que se dio de alta al trabajador. En el año 2007 se
formalizaron hasta 6,8 millones, casi un tercio del total. En 2014 la
cifra es muy similar a la de entonces —6,7 millones—, si bien
proporcionalmente ganan peso: La obra y servicio ya supone cuatro de cada diez contrataciones en España, de acuerdo a los datos del Sepe.
El problema es que, tal como indican los sindicatos, las estadísticas
y los testimonios recabados por este diario,
buena parte de los nuevos empleos por obra y servicios en realidad
sirven a las empresas para contratar a falsos trabajadores indefinidos.
Algo similar ocurre,
según denuncian, con las contrataciones de empleados bajo la modalidad de fijos discontinuos. Estos formatos
sirven para reducir costes de despido y costes salariales, entre otros factores, si bien profundizan lo que los académicos llaman la
flexiprecarización del mercado laboral en España, que ha hecho
incrementarse un 20% el número de asalariados en riesgo de pobreza.
Crece la hostelería, se estanca la industria. “La
distribución sectorial del aumento de la ocupación suscita muchas dudas
sobre la calidad de la recuperación de la actividad económica, porque
aumenta básicamente en ramas como la hostelería, el comercio, las actividades administrativas
y los servicios auxiliares”, explican desde el departamento de análisis
económico de CC OO. Sin embargo, la rama del empleo que genera unas
rentas mayores y un mayor porcentaje de indefinidos, la industria, se
mantiene estancada.
Paro y precariedad, un círculo vicioso. ¿Y las
soluciones que proponen los gobernantes? Las fórmulas empleadas hasta
ahora en la práctica no se han preocupado por la calidad del empleo.
Tal como muestran las sugerencias del sociólogo
Jorge Galindo (miembro del
Think Tank Politikon),
existe un círculo vicioso entre el empleo precario y el paro:
“En un país en el que el 90% del empleo creado en cualquier momento es
precario, y por ende se destruye este mismo empleo de forma acelerada en
recesión, la población (particularmente la asalariada, claro) va a
alternar dos preocupaciones: el mucho trabajo que se pierde (en
recesión) y lo malo que es el que se crea (en expansión).
Hasta el momento, los partidos en el Gobierno se han visto incapaces
de dar respuesta a ambos problemas, por lo que han optado por resolver
el paro con un aumento de la precariedad. Y es que según su tesis no se
ha identificado (o si se ha identificado
no ha habido hasta ahora incentivos para abordarlo)
el problema de la dualidad del mercado de trabajo: La distancia económica y social entre el colectivo de
insiders o trabajadores asalariados
hiperprotegidos (básicamente, los que eran indefinidos o fijos antes de las reformas laborales) y los trabajadores
outsiders,
definidos por la temporalidad, la precariedad y el subempleo.
Este problema, especialmente marcado y creciente en un mercado laboral
como el español, en el que el nueve de cada diez contratos son
temporales, es
una de las preocupaciones del último premio Nobel de Economía, el francés Jean Tirole. Tanto él
como otros académicos españoles abogan por la implantación de
un contrato único con indemnización por desempleo creciente en función de la antigüedad, de forma que se acabe con esa separación entre
insiders y
outsiders.
A más precariedad, menor formación en el trabajo. La
temporalidad y la inestabilidad en el trabajo no solo afectan a unas
peores condiciones económicas. También afecta a la proyección de futuro
de los
outsiders y los
insiders. Y es que
una reciente investigación publicada por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) concluye que existe una
relación directa negativa entre la inestabilidad laboral y la formación en el puesto de trabajo,
algo que es especialmente perjudicial con mercados laborales muy
segmentados. La capacidad o no de obtener formación en el seno de la
empresa tiene a su vez una relación directa con la obtención de más y
mejores habilidades cognitivas.
La tendencia en 2015
El año 2015 parece haber traído un incremento notable de la
contratación indefinida. Según los datos del Sepe referentes a enero de
2015 (los últimos disponibles), en el primer mes del año se formalizaron
120.239 contratos sin fecha de finalización,
un 22% más que en enero del año anterior.
Sin embargo, este dato positivo y que refleja una aparente mejora en la
calidad del empleo, tiene su contrapartida: Los contratos son, de
media, más cortos en 2015 (unos 56,6 días) que en 2014 (unos 57,7).
El servicio estatal de empleo señala que también los contratos
temporales más cortos han experimentado un notable aumento. Así,
mientras en enero de 2014 se formalizaron 272.330 contratos laborales de
menos de siete días, este concepto ascendió
hasta los 321.951 contratos en enero de 2015, un incremento del 18% en tasa interanual.
“En los últimos dos años he trabajado en cinco sitios”
El caso de Guillermo Crespo, un trabajador social de 26 años, es el
de tantos otros jóvenes españoles que han vivido su incorporación al
mercado laboral a lo largo de esta crisis. En su caso, trabajar supone
hacerlo con contratos precarios casi sin excepción. “En los últimos dos
años
he estado empleado en cinco sitios, con contratos a tiempo parcial, temporales…”, explica.
Actualmente, Guillermo trabaja en dos sitios a la vez: es monitor de
actividades extraescolares en un colegio y ayuda a colectivos de gitanos
a lograr una mayor integración. Los dos son a tiempo parcial. “
Con ambos empleos hago unas 24 horas a la semana.
Da más o menos para ir tirando, ya que vivo con mi pareja y compartimos
gastos, pero me gustaría poder estar contratado por muchas más horas.
Eso sí, no me puedo quejar, ya que muchos de los que estudiaron conmigo
están aún peor”, lamenta.
También precarios han sido todos los contratos de la reciente vida
laboral de Eric Velásquez. Este madrileño de 18 años empezó a trabajar
en empleos irregulares, sin contrato: “Con un familiar, en una empresa
de encuestadores… pero me interesaba conseguir un poco de estabilidad”,
comenta. Tras presentar decenas de currículums logró un empleo en una
frutería:
Al principio con un contrato de dos meses, y cuando se acabó me renovaron con otro de seis meses”, explica.
http://m.20minutos.es/noticia/2360140/0/contratos-siete-dias/precariedad/mercado-labo