Por Jean-Paul Pougala,
ciudadano camerunés, director del Instituto de Estudios Geoestratégicos
de Ginebra. Traducción original de Albert Escusa, a la que he tenido que
hacer algunos cambios.
Dumping social, infravaloración de
la moneda china (el yuan), competencia desleal, etc. Aquí tenemos
algunas de las acusaciones antológicas que hacen llover sobre China la
mayoría de economistas y políticos occidentales. ¿Y si este hermoso
pequeño mundo estuviera completamente equivocado?
El crecimiento de China y su
posicionamiento estratégico hasta el rango de primera potencia mundial
ascendente ha creado un desconcierto sin precedentes entre las viejas
potencias de ayer y ha hecho naufragar a los economistas y políticos
occidentales que hasta hace poco eran los referentes incontestables de
un modelo económico de éxito, que parecía invencible. Con China, que ha
impuesto un nuevo modelo económico, el desconcierto es total, y diez
años después, los políticos y economistas occidentales siguen sin
encontrar la brújula para orientar mejor sus ideas y comprender en qué
lado está el norte en el siglo XXI (es decir, en el este).
A) ¿Y si la competitividad hubiese adquirido un nuevo rostro?
Resulta desconcertante ver a
economistas occidentales aferrarse a consideraciones infantiles para
explicar su falta de competitividad respecto a China y la consiguiente
desertificación industrial que parece haberse domiciliado establemente
en Occidente, invocando los bajos salarios en China, lo cual es falso.
Es falso porque en materia de salarios, éstos son dos veces más bajos en
África y en América del Sur que en China, lo cual no hace que estas dos
regiones atraigan las mismas inversiones. Las verdaderas razones son
otras:
1) En China hay un Estado fuerte que
está presente en casi todos los procesos económicos con un objetivo bien
preciso y visible, el de hacer salir a millones de chinos de la
miseria.
2) En la formación de los costes de un
producto, la mano de obra sólo cuenta entre un 2% y un 4%, como mucho
un 10%. Por lo tanto, es absurdo que en Occidente se utilice la cuestión
de los salarios supuestamente elevados para justificar la no
competitividad de las empresas. Si un fabricante italiano pone un
artículo en el mercado a un precio de 100 euros mientras que su
competidor chino es capaz de ofrecerlo a 25 euros, la diferencia del
200% no puede ser justificada de ninguna manera por el 10% del coste de
la mano de obra. Incluso si se hubiera ofrecido el coste de los salarios
gratuitamente al fabricante europeo, todavía quedaría por cubrir una
diferencia del 190%, y tal vez concentrándose en este valor podría
Occidente empezar a encontrar una solución a su crisis, que
desgraciadamente sólo está en sus inicios. Se trata sobre todo de costes
relacionados con la arquitectura industrial misma del país que adquiere
materias primas, la calidad de la formación profesional y el tipo de
logística para llegar a clientes en el otro extremo del mundo, que vamos
a estudiar más abajo.
3) Las materias primas compradas por
el Estado. Contrariamente a Occidente, donde cada industrial
arreglárselas solo para encontrar materias primas en el mundo entero,
China utiliza otros métodos: existen empresas mastodónticas del Estado
que se encargan de agrupar sus compras y por tanto consiguen arrancar
las mejores condiciones de compra, que un comprador privado de Occidente
sólo podría conseguir raramente, o gracias a una guerra humanitaria.
4) Productos semi-elaborados por el
Estado. Contrariamente a Occidente donde, por ejemplo, una industria de
automóviles se instala y se provee a partir de subcontrataciones, en
China es el Estado quien produce lo esencial: el fabricante de
bicicletas prospera comprando piezas fabricadas por el Estado. Es el
caso de los fabricantes de aire acondicionado y de muchos otros sectores
clave. Allí donde el fabricante italiano debe arreglárselas solo para
asegurar su producción de la A hasta la Z, muy a menudo su competidor
chino, con el que debe competir en el mercado, no ha tenido más que
ocuparse de fabricar la parte de la S a la Z, y muchas veces sólo se
ocupa del ensamblaje y la venta. Sin embargo, los precios de las piezas
que ensambla no solo provienen de un Estado que quiere divisas pero no
las vende, sino que las cede para crear empleos y estimular su economía.
5) Para los chinos, la energía no se vende. En términos de
capitalización bursátil, según las informaciones proporcionadas por la
revista Fortune Global 500 en el año 2010, de las 7 mayores empresas del
mundo, 6 son empresas que se ocupan de la energía, de las cuales una es
americana, una británica, una holandesa y tres son chinas. Pero lo más
interesante es constatar una fractura entre las empresas occidentales y
las chinas respecto de los beneficios obtenidos, que son mucho mayores
para las primeras. Por ejemplo, la Shell con 97.000 empleados, obtiene
20,116 billones de dólares de beneficios, la Exxon Mobile con 103.000
empleados obtuvo un beneficio neto de 30,40 billones de dólares,
mientras que las chinas parecen estar rezagadas: la Sinopec con 640.000
empleados obtiene sólo 7,63 billones de dólares de beneficios, mientras
que su hermana la China National Petroleum, con 1.500.000 empleados sólo
obtuvo 14,37 billones de dólares de beneficio.
De acuerdo con las evaluaciones
tradicionales de Occidente, Shell y Exxon deberían ser felicitadas
porque han hecho un buen trabajo. Sin embargo, según la visión
pragmática de los chinos, su elevada suma de beneficios es un indicador
del freno a la competitividad de una nación. Para China, la
competitividad de sus empresas comienza con el costo de la energía. Las
empresas del sector sólo deben obtener beneficios para su propio
desarrollo, para la investigación y para cubrir las necesidades de
exploración de nuevos yacimientos, mientras que en Occidente, los
beneficios colosales suponen la felicidad para los accionistas que de
estas manera figurarán en la lista de personas más ricas del mundo.
Esta concepción diferente del mundo de
la economía fue aún más llamativa en 2008, cuando en plena crisis
económica, con la subida de los precios del crudo en los mercados, todas
las compañías petrolíferas de Occidentales anunciaron beneficios
históricamente elevados. Exxon Mobil, por ejemplo, anunció unos
beneficios de 45 billones de dólares (una subida del 11% con respecto a
2007); en Francia, Total anunció unos beneficios de 22 billones dólares
(17 billones de euros), mientras que en el mismo año, su competidora
china Petrochina, la primera en términos de cantidad de petróleo
producido, perdió dinero debido a una decisión política muy inteligente
(en mi opinión) tomada por el gobierno de Beijing Pekín para congelar
los precios del combustible que provocó una drástica caída del 22% de
los ingresos netos, para permitir que las compañías chinas sigan siendo
las más competitivas en el mundo. Es obvio que si el 90% de todos los
productos de plástico derivados del petróleo, tales como juguetes,
accesorios para coches, embalajes, etc., provienen de China, no se debe a
que allí la mano de obra sea más barata. Simplemente se debe a que el
Estado ha puesto el beneficio real al final de la cadena, en términos de
puestos de trabajo creados, divisas extranjeras acumuladas, superávit
en la balanza comercial y que no ha especulado de manera estúpida sobre
todo lo que se mueve, llegando incluso hasta la auto-flagelación (darse
golpes a uno mismo) como es el caso de Occidente. En China, hay un
objetivo claro, que es la redistribución de las riquezas creadas que se
traducen en términos de millones de personas que han logrado escapar de
la miseria, y no en la celebración de la gloria de ver los nombres de
algunos multimillonarios en la lista anual de Forbes.
En el plano de los productos derivados
del petróleo, en Europa los gobiernos parecen querer recibir mucho sin
dar nada a cambio. Quieren la competitividad empresarial, pero al mismo
tiempo, se eleva hasta el 77% los impuestos sobre los productos
energéticos, que representan casi un 40% de la formación del coste de un
producto terminado, transportado y entregado a la tienda (incluso el
coste del desplazamiento del comprador para adquirirlo puede ser tomado
en consideración).
Lo que acabamos de ver para el
petróleo es igual o incluso peor en el sector de la electricidad, que en
China es casi gratuita. El mismo año 2010, la principal compañía
eléctrica del mundo, la State Grid Corporation de Beijing, con 1.564.000
empleados y cientos de millones de abonados, sólo realiza 4,56 billones
de dólares de beneficios, es decir, menos que los 5 billones de dólares
de EDF (Electricité de France) el año anterior, en 2009 (antes de su
caída del 74% en 2010 a causa de los retrocesos en los mercados
extranjeros) y con sus 158.000 empleados, es decir, diez veces menos que
su competidor chino y con 20 veces menos abonados. La verdad es que
para EDF, empresa pública, los abonados son pollos que hay que desplumar
con aumentos cada comienzo de año con los pretextos más variados, como
la homologación al precio del petróleo cuando éste aumenta.
B) La logística como instrumento de potencia estratégica
China posee mastodontes marinos que
muy frecuentemente practican precios políticos. No se trata de ninguna
manera de dumping, sino de que los operadores son simplemente facturados
al precio de coste. Un ejemplo es la COSCO (China Ocean Shipping
Company), propietaria de 201 barcos portacontenedores de 900.000 EVP
(Equivalente Veinte Pies, el tamaño medio de un contenedor) que permite a
los transitarios facturar un contenedor de 20-40 pies de China para
entregarlo en cualquier puerto en Europa a precios increíblemente bajos,
en función de los objetivos que el Estado chino quiere conseguir en
términos de exportación. Es decir, debido a que COSCO es una empresa
pública que no busca el beneficio para sí misma, sino para la nación
china, se convierte en un instrumento muy poderoso de geoestrategia que
participa en el objetivo de conquistar todos los mercados potenciales.
COSCO acerca las costas chinas a las costas del mundo entero. Se llega
así a la paradoja de que el coste de transporte terrestre en el interior
de la propia Europa llega a ser a menudo 4 veces más caro que el coste
del transporte marítimo de 30 días del mar de China hasta Europa. Y
considerando que el 75% del comercio europeo se realiza entre los
propios países europeos, podemos imaginarnos fácilmente qué chollo
representa para China en los próximos años, si los economistas europeos
no hacen nada para encontrar una solución a largo plazo.
El 7 de junio de 2010, la misma COSCO
compró los lotes inmobiliarios puestos en venta por el municipio de
Shanghái por 1,90 billones de yuanes , es decir que para lo que se
convertirá dentro de diez años en el primer centro financiero del mundo,
el sector inmobiliario está, otra vez más, bajo el control del Estado
chino. En efecto, de los 11 lotes puestos a la venta, 9 han sido
comprados en subasta por las empresas públicas y solamente 2 por los
privados chinos.
COSCO es la imagen de la polivalencia
de los gigantes públicos chinos, controlando todo o casi todo en su
sector, desde la gestión de los puertos (3,4 billones de dólares por la
concesión de la gestión de contenedores en el puerto del Pireo en Grecia
en 2008) hasta el inmobiliario, pasando por la construcción de los
barcos y la fabricación de los contenedores. Esto le da una ventaja
inaudita al servicio de la competitividad de las empresas chinas sobre
todas sus competidoras, que según el modelo de desarrollo del
capitalismo occidental, que según se dice pecan de una excesiva
especialización para obtener el máximo de beneficios.
Por ejemplo, su sucursal francesa
COSCO FRANCE cuya sede está en París, está presente en todas las
ciudades portuarias francesas y trabaja sobre todo como una sociedad
comisionista de transporte, operando en el ámbito de la consignación, la
reparación de barcos y también los fletes aéreos, con el mismo objetivo
de que el producto salido de la fábrica china debe llegar a donde sea
sin sufrir penalización alguna ligada al transporte o a la logística.
En junio de 2011, se fabricaron 52
aviones Airbus A320 de la nueva fábrica de Tianjin en China. Aquí
también, es COSCO quien se ha vuelto indispensable como contratista
general de los programas de la empresa Airbus de Tianjin, y responsable
del transporte de las piezas grandes desde Europa a Tianjin, incluyendo
el transporte por barcaza, el transporte interior y el transporte
oceánico con contenedores en la sección europea, así como transporte
interior y aéreo en la sección de Tianjin.
Otra vez más, la elección de una
empresa pública china no es una casualidad, sino que es el resultado de
una decisión geoestratégica bien pensada. En efecto, ha sido COSCO la
elegida para desarrollar próximamente la misma operación pero en sentido
contrario, desde China hacia África, para el ensamblaje del avión chino
denominado Xian MA-60 sobre el que China ha hecho una apuesta para
reemplazar la mala costumbre africana de no comprar más que viejos
aviones de Occidente, que paradójicamente son más caros que los nuevos
aviones chinos, y que resultan ser auténticos féretros voladores sobre
el continente africano. El Xian MA-60 ya está equipando a las compañías
Air Zimbabwe, Air Burkina, Air Burundi, South African Express, British
Caledonian, Laos Airlines, Sri Lanka Air-Force, y también, según el
periódico chino Diario del Pueblo del 25/05/2011, a las compañías de
muchos otros países en Asia, África y América del Sur, prestando
servicio en un centenar de líneas aéreas. Según algunas indiscreciones
en Beijing, COSCO efectuará pronto el propio transporte de las partes de
los aviones desde las costas chinas hacia las costas africanas, en la
ciudad portuaria de Kribi en Camerún, donde se está construyendo un
puerto de aguas profundas para acoger este tipo de barcos. Cuando la
empresa EADS (Airbus) se instaló en China, ya estaba obligada, como
condición impuesta por China, a la compra de un número importante de sus
aviones. Pero desde que China previera construir sus aviones destinados
a África directamente sobre el suelo africano, sus economistas y
estrategas han demostrado haber comprendido lo que a los economistas
occidentales todavía les está costando entender, que es que en la
economía moderna, uno no puede obstinarse a ser próspero por su cuenta, y
que mientras todo va de maravilla, es el mejor momento para reforzarse
con nuevos socios que estarán allí para ayudar cuando lleguen los
momentos difíciles, porque se les habrá dado los medios y la posibilidad
de ser esta salida de emergencia.
C) La debilidad democrática
Si la democracia del sufragio
universal fuera tan maravillosa, no habría duda alguna de que Occidente
preferiría conservarla e incluso esconderla como un secreto militar, con
el fin de utilizarla como ventaja sobre los otros pueblos del planeta.
Si la democracia del sufragio universal pudiera permitir el desarrollo
de una nación, es perfectamente evidente que Occidente no estaría tan
comprometido en financiar movimientos de oposición creadas ad hoc para
tal o cual país, para ayudarles a convertirse en peligrosos
competidores en el plano de la producción industrial y de la producción
intelectual. La verdad es muy diferente y mucho más amarga. Occidente ha
comprendido que una de las razones de su declive es precisamente la
democracia del sufragio universal, que ha llevado al poder a las
personalidades más mediocres, a condición de que estén apoyadas por los
poderes económicos, que raramente velan por el interés general.
La mediocridad de los hombres
políticos viene acompañada de economistas cegados por la supuesta
superioridad sin fallas del ultra-liberalismo. Así se ha visto de esta
manera a economistas de renombre en España, Grecia, Portugal, Francia e
Italia sostener una tesis de lo más grotesca, según la cual Alemania
tenía el deber de ayudar financieramente a los países europeos en
crisis, porque según ellos el dinero alemán procedía de la venta de
grandes berlinas en estos países. Este tipo de razonamiento desvela el
estado de hundimiento de estos economistas, que sencillamente ya no
están en condiciones de comprender que Alemania no tiene ni los medios
de salvarse ella misma y que la crisis alemana no es más que una
cuestión de tiempo, al igual que para el resto de países occidentales
que a primera vista parecen estar a salvo, porque están regidos por los
mismos modelos económicos. Y lo que es peor, son los mismos que
pretenden competir con China. ¿Cómo pueden conseguirlo, si se niegan a
hacer un ejercicio mucho más fácil, que habría consistido no en repartir
los beneficios alemanes, sino en preguntarse cómo lograr ellos también
vender en Alemania, el primer mercado de la Unión Europea.
La verdad es que estos economistas ya
se han rendido y han renunciado a luchar, faltos de ideas. Y ya están
pasando al plan B, el de un Occidente que se convertiría en un destino
turístico de los nuevos países emergentes. Fue el presidente Barack
Obama el que hizo sonar el silbato el 18 de enero de 2012, presentando
en un parque de atracciones turístico en Florida su deseo de hacer de
los Estados Unidos el primer destino turístico del mundo, en nombre del
relanzamiento del empleo. Lo que el señor Obama no sabe, es que el
turismo jamás ha ayudado a un país a desarrollarse. Francia, a la que
quiere disputar el primer puesto con sus 77 millones de turistas en 2010
(contra 59 para los Estados Unidos, en segundo lugar), no tendría los
problemas financieros que tiene si el turismo fuera una varita mágica.
Estos economistas occidentales que creen haber encontrado su plan
milagroso para salir de la crisis, preparando las infraestructuras para
acoger a los nuevos ricos de China, India y Brasil, deberían preguntarse
por qué el lugar en Francia que atrae los turistas más adinerados, la
prestigiosa Costa Azul, es paradójicamente la región con la mayor tasa
de pobreza de toda Francia.
Ningún país puede salir de la crisis
alejándose de los sectores de la producción. Un turista, aunque sea el
más rico del mundo, no consumirá jamás la comida de cinco personas y si
hace falta importar para satisfacer sus necesidades, se vuelve al punto
de partida, sin contar los problemas que supondría el especializarse en
ricos. La isla Mauricio creía evitar los problemas del turismo sexual de
los pedófilos occidentales en Tailandia, apostando por un turismo de
lujo. 30 años después, el país se ha convertido en la capital africana
de la droga, introducida por yates de lujo y jets privados que no están
sometidos a ningún control, para no molestar a estos ricos. Pelillos a
la mar: si la crisis puede transformar el racismo institucional, que
hacía que sólo fueran las poblaciones de raza blanca quienes pudieran
entrar en los Estados Unidos sin visado, el entusiasmo turístico del
presidente americano sería así un progreso para la humanidad. Y su
aliado de siempre, Taiwán, sería el primero en beneficiarse. La verdad
es que el norte del mundo en crisis ya no atrae a mucha gente, ni
siquiera a los pobres del sur.
D) Competencia intelectual
Según un artículo publicado por
Christine Murris en la revista francesa Valeures Actuelles del
19/01/2012, en Francia, sobre 16.800 plazas ofrecidas por la escuelas de
ingenieros en 2011, sólo 14.700 estudiantes se han inscrito. La cosa es
peor para los ingenieros titulados en 2010, sólo el 42% de ellos se
han ido a crear riquezas. Los demás han sido absorbidos por la industria
de la especulación que es el sector financiero. Según apunta, incluso
antes de su salida, son contratados por varias empresas de seguros y
bancos para utilizar sus capacidades matemáticas para hacerles ganar más
dinero, sin hacer esfuerzos.
Al mismo tiempo, de las 11
universidades que tiene la tercera ciudad china, Tianjin, 9 son escuelas
para formar ingenieros. En Occidente, el poder político es detentado
por personas que tienen una formación en derecho o literatura. En China,
son los ingenieros quienes tienen el derecho político. Se comprende por
tanto la diferencia de entusiasmo de los jóvenes chinos y occidentales
por la formación en profesiones de creación de riqueza. Pero debido a
que las dos partes están compitiendo, cómo sorprenderse de que todas las
medidas adoptadas en Occidente contra la desertificación industrial,
sin tocar los valores mismos sobre los cuales está construida la
sociedad, no es más que pura propaganda que no convence ni al que la
dice. La verdadera competencia entre naciones hoy es ante todo
intelectual. Una nación saldrá o no de la crisis por su capacidad de
formar y poner a disposición de sus fábricas suficientes cerebros para
pensar y crear, y solamente entonces se podrá hablar de competencia.
Desde hace dos siglos, Occidente ha
creído que la inteligencia era el resultado del ADN de una población
caucásica denominada blanca. El reto que le ha lanzado Oriente en este
terreno, el de la competencia de los ingenieros, es colosal, y no puede
aceptar el desafío. Un ordenador, un teléfono es caduco después de tres
meses, éste es el desafío que lanza. Y no serán los símbolos quienes
podrán cambiar esta situación.
E) Comunistas dentro, capitalistas fuera
En el informe 2011-2012 del foro de
las 1600 empresas europeas en China, se dice que China es un país
comunista en el interior y capitalista en el extranjero. Este informe,
que no es en absoluto halagador, dice que “debe ser particularmente
agradable para China el practicar el liberalismo económico más
desenfrenado en la exportación, mientras que sigue apoyándose en los
fundamentos del dirigismo soviético en el mercado interior”. Este
informe de 338 páginas, firmado por el presidente de la European Union
Chamber of Commerce, el señor Davide Cucino y su secretario general el
señor Dirk Moens, traduce la frustración de todos los empresarios
occidentales que han ido a correr hacia China con la esperanza de
conquistar al billón de consumidores chinos y que se encuentran con que
no tienen otra salida loable que la de exportar desde China hacia sus
países de origen.
Todo esto nos interpela acerca de la
necesidad de revisar a fondo todas las teorías económicas de los últimos
dos siglos que nunca toman en consideración la posibilidad para un
país de jugar con dos registros al mismo tiempo, el comunismo en el
interior y el capitalismo desenfrenado para la exportación. Sin esta
reescritura, no hay solución al problema de la competitividad de las
empresas occidentales. Se podrá incluso reducir a cero el precio del
trabajo en Occidente, esto no cambiará mucho la trayectoria de la
carrera hacia el precipicio cuando la problemática está siendo viciada
por una variable aún no dominada: el papel del Estado en la economía
moderna.
F) ¿Qué lecciones para África?
Las privatizaciones forzadas del Fondo
Monetario Internacional y del Banco Mundial son errores como catedrales
a no volver a cometer jamás. Ceder por ejemplo en Camerún la empresa
pública de electricidad SONEL a la empresa privada americana AES fue un
error estratégico de gran importancia, no sólo porque los cortes en la
electricidad no han parado, sino también porque en un país que quiere
despegar gracias a sus industrias, el precio de la energía, empezando
por la electricidad, debe ser concebido dentro una política global de
medidas para asegurar la competitividad de las empresas, para que estén
mejor curtidas para enfrentarse a la jungla del mercado internacional,
desde una posición de fuerza.
Las recetas que los africanos formados
en Occidente han aplicado haciendo un copia y pega en África, según las
cuales hay que gravar impuestos a todo lo que se mueve, es otro error
estratégico que lleva directo al precipicio. La tarea urgente para
África es la producción de riqueza. Y el Estado debe activarse a fin de
que esta producción sea efectiva y a gran escala y que su redistribución
se haga más fácil, siempre y cuando haya primero algo que repartir.
África debe exportar al máximo sus productos terminados, para constituir
un capital de divisas extranjeras necesario para el bienestar de su
población. El precio estratégico de la energía (gas, gasolina,
electricidad) es más importante que el bajo coste de la mano de obra.
Gravar los trozos de carreteras asfaltadas puede dar la ilusión de
aligerar el peso financiero del Estado en África, pero esto forma parte
de las recetas erróneas del sistema rentista de Occidente, que lastran
la competitividad africana. En Occidente incluso se plantea el problema
de la moralidad misma de su sistema. El 10 de enero de 2012, fue el
director general de la empresa Free, el señor Niel, que convirtiéndose
en el cuarto operador de telefonía móvil de Francia, dividiendo los
precios por 5, puso al desnudo la mafia rentista de un capitalismo
protegido por el Estado para estafar a su propia población.
Los economistas africanos deben empezar a escribir sus teorías
económicas, que tomen en cuenta las especifidades africanas, los
intereses africanos, en lugar de estar permanentemente esperando recibir
la consagración ocupando un puesto subalterno en tal o cual institución
occidental. En mi opinión, el valor y la autonomía de los economistas
africanos para distanciarse de las fórmulas elaboradas por los
burócratas de Washington, para encontrar su propia vía, partiendo de
variables nuevas, puramente africanas, y revisitadas en el contexto del
siglo XXI, honraría a estos intelectuales porque habrán tenido la
ambición histórica de ser los precursores de una nueva África, una
África con su sello, en lugar de creer erróneamente que no tienen valor
más que si en su currículum figura el nombre de alguna institución
internacional, que por lo general están al servicio de Occidente y por
lo tanto contrarias a los intereses de África. Todos deben hacerse la
pregunta: ¿por qué tras el fracaso de la Unión Europea al impedir que
los chinos inviertan en África, por qué tras el fracaso de la
administración american para frenar las inversiones chinas en África,
han sido estas instituciones, donde todos quieren ir a trabajar, quienes
han tomado el relevo?
Los economistas africanos deben
empezar a escribir sus teorías económicas, que tengan en cuenta las
particularidades africanas, los intereses africanos, en lugar de estar
permanentemente esperando recibir la consagración ocupando un puesto
subalterno en tal o cual institución occidental. En mi opinión, el valor
y la autonomía de los economistas africanos para distanciarse de las
fórmulas elaboradas por los burócratas de Washington, para encontrar su
propia vía, partiendo de variables nuevas, puramente africanas, y
revisitadas en el contexto del siglo XXI, honraría a estos intelectuales
porque habrían tenido la ambición histórica de ser los precursores de
una nueva África, una África con su sello, en lugar de creer
erróneamente que no tienen valor más que si en su currículum figura el
nombre de alguna institución internacional, que por lo general está al
servicio de Occidente, y por lo tanto es contraria a los intereses de
África. Todos deben hacerse la pregunta: ¿por qué tras el fracaso de la
Unión Europea al impedir que los chinos inviertan en África, por qué
tras el fracaso de la administración americana al frenar las inversiones
chinas en África, han tomado el relevo estas instituciones donde todos
quieren ir a trabajar? ¿Cómo explicar que en lugar de alegrarse de que,
gracias a China sobre todo, África haya conseguido finalmente salir de
la miseria, el Fondo Monetario Internacional trate de poner todo patas
arriba? A principios del mes de agosto de 2011 se celebraba en Nuakchot,
Mauritania, el African Caucus, un encuentro en el que se reunían los
países africanos y sus acreedores, con el director del FMI a la cabeza.
La conclusión que se sacará de este encuentro, es la irritación por los
1000 billones de dólares que China ha sacado de sus reservas en divisas
para inyectarlos en la economía africana (a modo de comparación, el
famoso Plan Marshall era de 100 billones de dólares, es decir 10 veces
menos). Se han visto escenas aberrantes de las autoridades de Burundi,
muy contentas por la firma de contratos con China, pero caer en la
angustia el día siguiente por las represalias del FMI. En cuanto a la
República Democrática del Congo, fue por decreto que el 21/12/2010 el
señor Obama eliminó a la RDC de la lista de países africanos que podían
beneficiarse del proyecto AGOA, y exportar a los Estados Unidos sin
derechos de aduana, debido a las numerosas inversiones chinas en este
país, pese a que las motivaciones oficiales hablaban del retroceso de la
democracia. Paradoja: para beneficiarse plenamente de las ventajas del
proyecto AGOA, y exportar productos terminados hacia los Estados Unidos,
el Congo necesitaba que alguien invirtiera previamente para crear las
fábricas de transformación. ¿Y cómo reprocharle el aceptar dinero chino?
Que, hace falta recordarlo, no tiene olor alguno cuando éste fía a los
funcionarios estadounidenses que toman estas decisiones, incluyendo a su
presidente, pero apesta cuando se trata de África.
Las municipalidades africanas deben rivalizar en ingenio para crear
riqueza y por lo tanto crear puestos de trabajo a sus administrados. El
90% de las biblias empleas por numerosas cofradías religiosas en los
Estados Unidos están impresas en China. Y la mayor parte de estas
impresoras pertenecen a alcaldías que sacan dinero de los ingresos para
asfaltar carreteras, y para crear nuevos puestos de trabajo en la
comuna. En África son municipalidades capaces de crear recursos que
podrán garantizar la emergencia de un Estado fuerte en condiciones de
aguantar y frenar los arrebatos de individualismo y egoísmo de los
sectores privados. Sin ello, no está excluido que el continente se
libere algún día del yugo de Occidente para encontrarse con un yugo
interno de un puñado de clanes que instalarán inmediata y alegremente
una economía rentista, exactamente el modelo que está llevando a
Occidente directamente hacia el precipicio.