Bolivia, pequeña
nación suramericana de 10 millones de habitantes, otrora conocida por
sus continuos golpes de Estado, pobreza y sumisión al gran capital; dio
un vuelco de 180 grados en sus estructuras básicas a partir del ascenso a
la presidencia de su primer presidente indígena, Evo Morales, un hombre
sabio, paciente y firme en sus propósitos, que, sin temblarle la voz,
reiteró este miércoles su repudio al imperialismo y la oligarquía
mundial.
Morales, de 55 años, vestido con su
tradicional chaqueta de cuero con bordados indígenas, asumió la víspera
la presidencia del Grupo de los 77 más China (son 133 países en esa
organización) en su sede de Nueva York, donde una prolongada tormenta de
nieve no impidió la conversación del mandatario con centenares de
periodistas, luego de recibir felicitaciones y halagos de los
representantes de la organización, que prometió poner en función del
aniquilamiento del hambre y la miseria.
La designación del exlíder sindical
boliviano, antiimperialista y antioligárquico, constituye un
reconocimiento a su persona y a su gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS),
que en seis años de gestión logró la reestructuración del Estado
mediante una nueva Constitución Nacional, nacionalizó las más
importantes riquezas del país e invirtió las riquezas obtenidas en
proyectos sociales para sus humildes pobladores.
Para Morales, y así lo hizo constar en
su discurso de ascenso a la presidencia, “la construcción sin
exclusiones de un nuevo orden internacional pasa por el impulso a diez
objetivos”, los cuales expuso en la ceremonia, en la que se encontraban
el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de la Asamblea General, John Ashe.
“Defenderemos un planeta sin
imposiciones, jerarquías, saqueo de recursos ni guerras
intervencionistas, en el que sean considerados los derechos de la madre
tierra”, afirmó el mandatario, quien dirigirá la organización durante
este año, en que se cumple el aniversario 50 de su fundación.
La presencia de Morales en la alta jerarquía del G-77 más
China responde a su proyección internacional como líder de las grandes
masas latinoamericanas, que comenzó cuando, en diciembre de 2005, venció
a su principal opositor Jorge Quiroga con una mayoría absoluta del
53,74 % de votos. Luego de redactarse la nueva Carta Magna se convocó a
comicios y fue reelecto con un 63 % de los votos. Evo ya era conocido en
Bolivia por su lucha a favor de los obreros y los sindicatos.
Las acciones gubernamentales de Morales
han estado encaminadas a crear una nueva Bolivia. En el 2006, cuando
juró como mandatario, la situación socioeconómica del país andino era un
desastre. Pronto el líder indígena esclareció su posición política
cuando ofreció sus respetos a los gobiernos izquierdistas de la región.
Una semana antes de ocupar la presidencia de Bolivia visitó varios
países en busca de apoyo político y económico para sus proyectos de
transformación de la economía. Durante 15 días visitó, entre otros
países, a Cuba, Venezuela, España, China, Sudáfrica y Brasil.
Tal como prometió en su campaña
electoral, poco después de asumir el control del Estado, el nuevo jefe
de gobierno firmó el decreto supremo 28.701, conocido como Decreto
Supremo, en el campo petrolero de San Alberto, en Tarija, al sur de La
Paz; por el cual los bolivianos recuperaron el control de los
hidrocarburos y sus reservas. Bolivia es el segundo país de Sudamérica,
detrás de Venezuela, en reservas de hidrocarburos.
El decreto estatal “recupera la
propiedad, la posesión y el control total y absoluto” de los
hidrocarburos, en tanto las empresas dedicadas a su explotación poseen
carácter mixto, y la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB) posee un 51 % del capital. Las firmas privadas están
obligadas a entregar la producción a YPFB, que es quien la comercializa.
El Estado boliviano gana el 82 % de los ingresos y las petroleras un 18
%, considerado más que suficiente para cubrir los gastos de
explotación.
El ejecutivo boliviano también se trazó
como una de sus primeras metas eliminar el analfabetismo de más de un
millón doscientos mil de sus ciudadanos. Con la colaboración de Cuba y
Venezuela, la campaña se realizó también en las lenguas locales —aymara,
quechua y guaraní—. La mayoría de los alfabetizados con posibilidades
siguieron otros niveles de enseñanza. En el 2010, la UNESCO reconoció al
país libre de analfabetismo. La educación es gratuita para todos los
ciudadanos.
Bolivia es miembro de la Alianza
Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), la primera organización
integracionista regional sin la presencia de Estados Unidos y Canadá,
fundada por Cuba y Venezuela en el 2004. En una de sus reuniones,
Morales sugirió el Tratado de Comercio entre los Pueblos (TCP), como
figura opositora a los Tratados de Libre Comercio (TLC) suscritos por
varias naciones latinoamericanas con Estados Unidos y Canadá para
fomentar el neoliberalismo en la región y aniquilar las economías
locales.
En 2005, Bolivia era considerado el segundo país más pobre de América Latina, solo superado por Haití.
Para el Ministerio de Economía y
Finanzas Públicas boliviano, la política social del Gobierno permitió el
descenso del nivel de pobreza extrema, entre 2005 y 2012, en 22 puntos
porcentuales (pp) en el área rural, mientras que a nivel nacional este
indicador cayó de 38,2 % (2005) a 21,6 % (2012); es decir, bajó 16,6 pp.
En 2005, la pobreza extrema en el campo
llegaba al 62,9 %, y para 2012 descendió al 40,9 %; es decir, disminuyó
22 pp. En la ciudad, la pobreza extrema llegaba a 24,3 % en 2005 y bajó
al 12,2 % en 2012; o sea que descendió 12,1 pp.
Según el Banco Mundial (BM) la extrema
pobreza quiere decir que una persona dispone de menos de un dólar de
ingreso al día para sobrevivir. En tanto que la pobreza es moderada
cuando una persona vive con menos de dos dólares al día.
En el primer año de gobierno del MAS,
por primera vez hubo y se mantiene hasta hoy un superávit fiscal y en la
balanza comercial, un récord en comercio exterior y una inflación
controlada.
Aunque mantiene desde 2006 un
crecimiento sostenido de un 4,8 % (en el 2013 fue de 6,7 %), a pesar de
la crisis económica internacional, el proceso de industrialización de
los recursos naturales continúa siendo para el Gobierno una tarea
pendiente en su afán de alcanzar un mayor desarrollo.
La Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que Bolivia estuvo el pasado año entre
los tres países con mayor desarrollo en Sudamérica. Para el analista
Armando Álvarez, el crecimiento sostenido logrado en el último septenio
se explica por el aumento en las exportaciones, los altos precios de las
materias primas y el superávit fiscal, que hasta abril de ese año llegó
a 5,5 % (1 579 millones de dólares de un Producto Interno Bruto de 28
704 millones de dólares).
Para el viceministro de Comercio Interno
y Exportaciones, Fernando Baudoin, este crecimiento económico dejó como
saldo la reactivación del aparato productivo por la alta demanda de
bienes y servicios de la población, y explicó que entre enero y mayo del
pasado año la mayoría de las importaciones realizadas (3 120 millones
de dólares) fueron por maquinarias, equipos y repuestos para el cambio y
nuevas áreas de producción.
También se trabajó fuertemente en otras
áreas. En foros internacionales, y con medidas estrictas a lo interno,
el gobierno boliviano ha logrado deslegitimar la categoría de ilícita a
la siembra de la coca en Bolivia, donde desde hace siglos se utiliza
como medicina. En la ONU, Morales insistió este miércoles en que debe
evitarse la confusión entre coca y cocaína, una droga que tiene en
Estados Unidos su mayor comercio.
Gran orgullo denotó Bolivia al poner en
órbita su primer satélite espacial en las últimas semanas, el Tupak
Katari, que permitirá una mayor apertura en las comunicaciones, en
especial en las zonas rurales, facilitando una serie de programas para
beneficiar a la población en este 2014.
Sin embargo, estas políticas del
gobierno se han mantenido a sangre y fuego. Durante su desempeño, el
presidente salió victorioso de dos tentativas de golpes de Estado,
intentos de magnicidio, demonización de la prensa de derecha, intrigas
de los grandes centros de poder; planes desestabilizadores dirigidos
desde Washington.
Las relaciones con la Casa Blanca se
mantienen tensas, mucho más después del secuestro de que fue víctima el
avión presidencial en junio del pasado año, obligado a detenerse durante
14 horas en Viena, Austria, debido a la negativa de varias naciones
europeas a que sobrevolara su espacio aéreo, por órdenes explícitas del
gobierno de Barak Obama, ya que este consideraba que en su interior
viajaba el extécnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Edward
Snowden, en esos momentos en Rusia.
El incidente ocurrió cuando la nave
oficial del gobierno boliviano despegó de Moscú con el mandatario y
parte de su gabinete a bordo, luego de asistir a un foro internacional
en la capital rusa.
El suceso causó gran revuelo internacional, y dejó
en ridículo a Obama, quien quedó como el gran intrigante del suceso.
Estos años han estado plagados de
amenazas para Bolivia, su presidente y su pueblo. Sin embargo, con
talento y astucia, el mandatario boliviano ha sabido sortear los
escollos puestos en el camino de su país por Estados Unidos y sus
acólitos internos. En Bolivia se ha hecho en siete años más que en 200
años de vida republicana.