Una democracia avanzada – Los valores de Abril en el futuro de Portugal
1. En el ideal y el proyecto de los
comunistas, la democracia tiene cuatro dimensiones inseparables:
política, económica, social y cultural:
- Una democracia política basada
en la soberanía popular, en la elección de los órganos del Estado desde
la cima a la base, en la separación e interdependencia de los órganos de
soberanía, en la pluralidad de opinión y de organización política, en
las libertades individuales y colectivas, en la intervención y
participación directa de los ciudadanos y del pueblo en la vida política
y en la supervisión y la rendición de cuentas del ejercicio del poder;
- Una democracia económica basada
en la subordinación del poder económico al poder político democrático,
en la propiedad social de los sectores básicos y estratégicos de la
economía, así como de los principales recursos naturales, en la
planificación democrática de la economía, en la coexistencia de diversas
formaciones económicas, en el control de la gestión y en la
intervención y participación real de los trabajadores en la gestión de
las empresas públicas y el capital público, en la armonización del
desarrollo económico con la preservación del medio ambiente;
- Una democracia social basada en
la garantía real de los derechos de los trabajadores, en el derecho al
trabajo y a su justa remuneración, en condiciones dignas de vida y de
trabajo para todos los ciudadanos, en el acceso universal y en
condiciones de igualdad a los servicios y prestaciones sociales, sobre
todo en materia de salud, educación, vivienda, seguridad social, la
cultura física y el deporte y el tiempo libre;
- Una democracia cultural basada
en el acceso real de las masas a la creación y el disfrute de la cultura
y a la libertad y el apoyo a la producción cultural.
2. Un régimen democrático tiene que
enfrenar y caminar en la resolución de los problemas nacionales más
graves y responder con éxito a los desafíos que enfrenta Portugal. La
democracia avanzada que propone el PCP al pueblo portugués contiene cinco componentes u objetivos fundamentales:
- un régimen de libertad en el que el pueblo decida su destino y un Estado democrático, representativo y participativo;
- un desarrollo económico basado en una economía mixta, dinámica, libre de la dominación de los monopolios, al servicio de la gente y del país;
- una política social que garantice la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y del pueblo;
- una política cultural que garantice el acceso universal a la libre creación y disfrute cultural;
- un país independiente y soberano, con una política de paz, amistad y cooperación con todos los pueblos.
(…)
El socialismo, el futuro de Portugal

La
democracia avanzada que propone el PCP al pueblo portugués busca
resolver muchos de los problemas más graves existentes en la actualidad.
Sin embargo, la liquidación de la explotación capitalista, la
desaparición general y efectiva de las discriminaciones, desigualdades,
injusticias y males sociales es una tarea histórica que solo es posible
realizar con la revolución socialista.
Tal y como subrayaba el Programa del PCP
aprobado en 1965 y reafirmado con alteraciones en 1974 en el VII
Congreso (Extraordinario), la realización completa de la revolución
democrática y nacional crearía condiciones favorables para la evolución
de la sociedad portuguesa rumbo al socialismo, e igualmente, al proponer
en su Programa una democracia avanzada inspirada en los valores de
Abril, el PCP considera que la realización de dicho proyecto creará
condiciones propicias para un desarrollo de la sociedad portuguesa que
conduzca al socialismo. La sociedad socialista que el PCP propone al
pueblo portugués, como objetivo y como perspectiva, incorpora y
desarrolla los elementos fundamentales –económicos, sociales, políticos y
culturales- de la democracia avanzada.
El proceso social y político que
conducirá al socialismo no depende únicamente de la voluntad y de la
acción de las fuerzas que quieren promoverlo. Depende también, además de
otros factores, de la actuación y formas de resistencia de las fuerzas
que se le oponen. En el Portugal en que vivimos, el camino al socialismo
es el camino de la lucha por la profundización de la democracia.
La acción de vanguardia de la clase
obrera, la lucha de los trabajadores y de las masas populares, la
política asumida por las instituciones y por el Estado, el carácter más o
menos democrático de las elecciones, la evolución de la estructura
social y la acumulación de fuerzas de clase, la coyuntura internacional,
la capacidad del Partido para ganar a las masas para su Programa, son
elementos fundamentales que determinarán de manera concreta el proceso
de transformación socialista de la sociedad.
El siglo XX - la construcción de una nueva sociedad
1. En la historia de la humanidad, el
siglo XX está marcado por el giro de la sociedad humana a partir de la
victoria de la revolución socialista de Octubre y la constitución del
primer Estado de obreros y campesinos. Se dieron pasos de gigante en el
proceso de liberación de los trabajadores y de los pueblos gracias a las
revoluciones socialistas, la derrota del nazi-fascismo, el derrumbe del
colonialismo, la conquista de la independencia de los pueblo sometidos
secularmente al yugo colonial, a la conquista de derechos y libertades
fundamentales por los trabajadores de los países capitalistas.
Partiendo en general de un bajo nivel de
desarrollo, los países socialistas alcanzaron éxitos y realizaciones de
gran proyección internacional, que estimularon las luchas de los
trabajadores y de los pueblos de todo el mundo. En un corto periodo de
tiempo histórico, superaron el atraso económico, construyeron una base
industrial considerable, desarrollaron la agricultura, vencieron
rápidamente el analfabetismo y generalizaron la educación, la cultura y
el deporte, eliminaron el azote del desempleo, aseguraron una amplia red
de salud pública y de protección social, promovieron a una escala sin
precedentes los derechos de las mujeres, de los niños, los jóvenes y los
ancianos, alcanzaron un elevado nivel científico y técnico, avanzaron
en la solución de complejos problemas de orden nacional, pusieron en
práctica formas de participación democrática de gran importancia,
promovieron los valores de la amistad, de la solidaridad y de la paz
entre los pueblos.
Se trataba de una construcción
revolucionaria ilusionante –en un proceso irregular y accidentado- que
pretendía transformar y que en gran medida transformó en realidades
profundas, las sentidas y justas aspiraciones y sueños de la gran
mayoría de la humanidad- de todos los explotados, oprimidos,
discriminados por razón de clase, raza, sexo e ideas.
Después de miles de años de sociedades
cuyos sistemas socioeconómicos y cuyo desarrollo se basaba siempre en la
explotación de unas clases por otras, en la explotación de los que
trabajan y constituyen la gran mayoría de los pueblos por una minoría
que controla los medios de producción, el Estado y el poder, las
revoluciones socialistas, con el poder de los trabajadores, abordaron la
construcción de una nueva sociedad sin explotadores ni explotados, sin
clases antagónicas, sin discriminación e injusticia social, una nueva
sociedad en la cual el bienestar material y espiritual del pueblo y la
democracia en sus vertientes económica, social, política y cultural
tienen que ser un objetivo básico de toda política necesariamente.
Dicho proceso demostró ser más complejo y
lento de lo previsto y estuvo sujeto a atrasos, errores y deformaciones
que conducirían a su propia vuelta atrás. Pero eso no anula los grandes
logros del socialismo y los avances de la civilización asociados y no
niegan la superioridad del nuevo sistema social.
2. La evolución del capitalismo, con las
violentas manifestaciones de su naturaleza explotadora, opresora,
agresiva y depredadora, la agudización de sus contradicciones, la
profundización de su crisis estructural, sitúa cada vez más en el orden
del día la necesidad de su superación revolucionaria.
El capitalismo ha demostrado tener una
gran capacidad de resistencia y de adaptación y, con el terreno abierto
por las derrotas del socialismo, ha conseguido recuperar posiciones
perdidas y pasar a la ofensiva en el plano mundial. Sin embargo, no sólo
no ha resuelto sus contradicciones, sino que tiende a agudizarlas.
Son rasgos y tendencias del capitalismo
en la actualidad la aceleración de los procesos de internacionalización y
mundialización de la economía, la creación de espacios de integración
dominados por el gran capital y los Estados más poderosos, la
centralización y concentración del capital con la formación de
gigantescos monopolios que dominan la vida económica y el poder
político, la recolonización de todo el planeta para el dominio de los
recursos naturales, mercados, fuentes de mano de obra barata, la
intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo y el
desmantelamiento de las funciones sociales del Estado, el desempleo
masivo y otras lacras sociales, el aumento del injusto reparto de los
beneficios entre el capital y el trabajo, la profundización de la brecha
entre ricos y pobres, la depredación de recursos naturales y el aumento
de los problemas ambientales, el auge de tendencias y prácticas
autoritarias, fascistizantes y militaristas.
Las crisis cíclicas del capitalismo se
vuelven cada vez más frecuentes y duraderas. La financiarización de la
economía y la hegemonía del capital financiero y especulativo conducen a
un brutal desperdicio de fuerzas productivas y al expolio de la
plusvalía creada en la esfera productiva de la economía. Se acentúa la
tendencia al estancamiento. El capitalismo se muestra cada vez más
rentista, parasitario y decadente.
Se acentúan las contradicciones del
sistema como resultado de factores objetivos, como la reducción de la
base social de apoyo del capitalismo como resultado de la concentración y
la centralización del capital, y de factores subjetivos inseparables de
la lucha liberadora de los trabajadores y de los pueblos, que han
conseguido importantes conquistas y alcanzado transformaciones
progresistas y revolucionarias.
En la fase actual de evolución de las
sociedades humanas, el capitalismo es responsable de una violenta
contradicción entre el inmenso potencial de progreso social –liberado
por el trabajo, acción y lucha de las masas humanas, y por la revolución
científica y tecnológica- y la resistencia y agravamiento de grandes
problemas mundiales, como el hambre, las desigualdades sociales, la
ignorancia, la dilapidación de los recursos naturales y la degradación
del medio ambiente, la amenaza de guerra y de destrucción de la especie.
Se acentúa la contradicción entre el
capital y el trabajo, entre el carácter social de la producción y la
propiedad privada de los medios de producción, entre los monopolios y
los estratos no monopolistas, entre las principales potencias
capitalistas y los países en desarrollo. Para liberar las fuerzas
productivas y poner las extraordinarias conquistas de la ciencia y de la
técnica al servicios del progreso económico y social y de la solución
de los problemas de la Humanidad, es necesaria la superación
revolucionaria del capitalismo con la instauración de una formación
económica y social superior – el socialismo.
3. La lucha por el socialismo en el
mundo sufrió a finales del siglo XX derrotas de trágicas consecuencias
para la lucha de los trabajadores y los pueblos contra todas las formas
de explotación y opresión, con la desintegración de la URSS y de los
regímenes existentes en los países del Este de Europa.
La construcción del socialismo se
enfrentó desde el primer momento al cerco, a la subversión y a la
agresión, a dos guerras imperialistas que impusieron grandes sacrificios
y destrozos, y obligaron a desviar inmensos recursos hacia la esfera
militar y para la solidaridad con otros pueblos, produciendo
distorsiones y desequilibrios en el desarrollo socioeconómico socialista
y también situaciones de crisis. Estos hechos no impidieron que el
sistema socialista se convirtiera en un factor determinante en el
desarrollo mundial. Las condiciones externas influyeron en gran medida
en las soluciones y vías de construcción del socialismo y contribuyeron a
los retrasos, errores y deformaciones que se dieron. Graves cesiones,
capitulaciones y traiciones acabaron por conducir a la derrota.
A pesar de las grandes transformaciones y
realizaciones democráticas revolucionarias de carácter económico,
social y cultural, terminó instaurándose e instituyéndose en aquellos
países en determinadas circunstancias históricas un “modelo” que violó
características esenciales de una sociedad socialistas y se alejó, se
opuso y confrontó con aspectos esenciales de los ideales comunistas. En
vez del poder político del pueblo, un poder excesivamente centralizado
en manos de una burocracia cada vez más alejada de la intervención y la
voluntad de las masas y cada vez menos sujeta a mecanismos
fiscalizadores de su actuación. En vez profundizar en la democracia
política, la acentuación del carácter autoritario del Estado. En vez de
una economía dinamizada por la propiedad social de los principales
medios de producción, una economía excesivamente estatizada desalentando
progresivamente el compromiso de los trabajadores y la productividad.
En vez de un partido de funcionamiento democrático, enraizado en las
masas y recibiendo de ellas energías revolucionarias, un centralismo
burocrático basado en la imposición administrativa de decisiones, tanto
en el partido como en el Estado, agravado por la fusión y confusión de
las funciones del Estado y del partido. En vez de una teoría viva y
crítica, su dogmatización e instrumentalización.
De este modo la experiencia revela que
la intervención consciente y creadora de las masas populares es la
condición necesaria e indispensable en la construcción de la sociedad
socialista y que las soluciones adoptadas para los más diversos
problemas (organización económica, sistemas de gestión, estructura del
Estado, política social, intervención popular, cultura) tienen que estar
constantemente sujetas a la verificación de los resultados, prestas a
su corrección y cambio cuando sea necesario, abiertas a un constante
perfeccionamiento y enriquecimiento.
La experiencia muestra además que para
impedir un distanciamiento entre los gobernantes y las masas, el uso
indebido del poder político, el abuso de autoridad, la no
correspondencia de la política y de las realidades con los objetivos
definidos y proclamados por el socialismo, desvíos y deformaciones
incompatibles con su naturaleza, son esenciales el ejercicio efectivo
del poder por el pueblo, el control popular y la consideración
permanente de la profundización de la democracia.
Las derrotas del socialismo condujeron
al rápido y violento desmantelamiento de las estructuras económicas y
sociales socialistas, a la imposición de regímenes autoritarios y
fascistizantes, al empobrecimiento generalizado, a la colonización por
el capital extranjero, a la perdida efectiva de soberanía de numerosos
países. En el plano mundial se tradujeron en un enorme desequilibrio de
la correlación de fuerzas a favor del capitalismo, en una violenta
contraofensiva explotadora y agresiva del imperialismo para reconquistar
posiciones perdidas e imponer al mundo su dominio, en el incremento de
las amenazas a la paz y la libertad de los pueblos. El movimiento
comunista y las fuerzas progresistas y revolucionarias sufrieron un gran
revés, que retrasa pero no pone en cuestión el proceso de emancipación
social y nacional de los trabajadores y de los pueblos.
La historia del siglo XX muestra, por un
lado, que las grandes transformaciones y conquistas de alcance
histórico en la construcción del socialismo y un verdadero progreso
social son inseparables de la lucha de los comunistas; muestra, por otro
lado, que la asimilación critica de las experiencias revolucionarias,
positivas y negativas, es indispensable para las fuerzas que se
propongan, en su propio país, poner fin a todas las formas de
explotación y opresión, construyendo una sociedad socialista.
4. En la valoración de las perspectivas
de evolución social y política del mundo contemporáneo es indispensable
tener en cuenta que mientras el capitalismo se formó y se impuso como
sistema dominante en un proceso que duraría varios siglos, el
socialismo, que surge en el siglo XX, solo contó con unas décadas para
sus primeros avances históricos.
El sistema capitalista, incapaz de
resolver los problemas de la humanidad y de asegurar la satisfacción de
las más profundas aspiraciones y necesidades de los pueblos, está
históricamente condenado.
En un plazo histórico más o menos
prolongado, por vías diversas y en un proceso que conlleva
necesariamente redefiniciones y enriquecimientos del proyecto, a través
de la lucha de emancipación social y nacional de los trabajadores y de
los pueblos, la sustitución del capitalismo por el socialismo, en el
siglo XXI, sigue siendo como una posibilidad real y como la más sólida
perspectiva de evolución de la humanidad.
El socialismo – el futuro de Portugal

1.
El PCP propone al pueblo portugués, como su objetivo, la futura
construcción de la sociedad socialista a partir de la realidad
portuguesa y de la experiencia revolucionaria portuguesa en sus
múltiples aspectos y asimilando críticamente la experiencia
revolucionaria mundial, tanto en sus aciertos y éxitos como en sus
errores y derrotas.
El PCP propone como objetivos
fundamentales de la revolución socialista en Portugal la abolición de la
explotación del hombre por el hombre, la creación de una sociedad sin
clases antagónicas inspirada por valores humanistas, la democracia
entendida como suma de sus vertientes económica, social, política y
cultural, la intervención permanente y creadora de las masas populares
en todos los aspectos de la vida nacional, la elevación constante del
bienestar material y espiritual de los trabajadores y el pueblo en
general, la desaparición de las discriminaciones, desigualdades,
injusticias y lacras sociales, la consecución en la vida de la igualdad
de derechos del hombre y la mujer y la inserción de la juventud en la
vida del País, como fuerza social dinámica y creativa.
2. Para alcanzar tales objetivos, el PCP señala como características de la sociedad socialista en Portugal:
- en el sistema político, el
poder de los trabajadores, la fiscalización permanente de la actividad
de los órganos del Estado y la profundización de las formas de
participación popular, la democratización de toda la vida nacional, la
garantía del ejercicio de las libertades democráticas, incluyendo la
libertad de imprenta y de formación de partidos políticos, la protección
en el ordenamiento jurídico de los derechos de los ciudadanos, el
respeto por las opiniones, intereses sociales y aspiraciones
diferenciadas y por las creencias religiosas y la práctica del culto, la
realización de elecciones con observación estricta de la legalidad por
los órganos de poder, la intervención y la participación de las masas
trabajadoras en la dirección policía y económica del País a través de
los órganos de soberanía, del poder local democrático y de las
organizaciones de clase, sindicales, populares, políticas y otras;
- en la organización económica,
la propiedad social sobre los principales medios de producción, una
dirección planificada de la economía combinada con la iniciativa y la
intervención directa de las unidades de producción y de los
trabajadores, la coexistencia de formas de organización estatal,
autogestionadas, cooperativas, colectivas, familiares e individuales,
con empresas privadas de distintas dimensiones, la realización completa y
definitiva de la Reforma Agraria con total respeto por la voluntad de
los trabajadores y de los agricultores, la consideración del papel del
mercado, el desarrollo armonioso de los recursos y sectores de la
economía nacional y de todas las regiones, considerando el impacto
ambiental de los planes de desarrollo, la dinámica y eficacia de la
economía basada en las mejores realizaciones del progreso
científico-técnico.
- en el plano social, la
liberación de los trabajadores de todas las formas de opresión y
explotación, el pleno empleo, la retribución a cada cual según su
trabajo, el derecho al contrato relevo para garantizar un primer empleo a
los jóvenes, la garantía de estímulos materiales en el desarrollo de la
producción, el respeto de la propiedad individual resultante del
trabajo propio, la edificación de relaciones sociales basadas en el
respeto por la dignidad y personalidad de cada ciudadano, el desarrollo
de los servicios sociales, la solución de problema de la vivienda, la
generalización del deporte y de una ocupación saludable en el tiempo
libre, la defensa del medio ambiente, la erradicación de los grandes
azotes sociales como el hambre, el analfabetismo, la miseria, la
polución, la droga, la prostitución, el tráfico de seres humanos, el
alcoholismo y la criminalidad.
- en el plano cultural, la
transformación de la cultura en patrimonio, instrumento y actividad de
todo el pueblo, el progreso de la ciencia y de la técnica, la expansión
de la creación artística, el estímulo a la creatividad, el pleno acceso a
la enseñanza y un elevado nivel de democracia cultural resultado de la
conjugación permanente de la política de las instituciones del Estado
socialista con la iniciativa, la participación y la actividad creadora
individual y colectiva.
- en el plano ético, la formación de
conciencia social e individual en conformidad con los ideales de la
libertad, los deberes cívicos, el respeto por el ser humano y por la
naturaleza, la solidaridad, la amistad y la paz.

3.
La experiencia revolucionaria mundial, así como la experiencia de la
revolución portuguesa, ya ha mostrado que, en la construcción de una
nueva sociedad, la iniciativa y la creatividad de las fuerzas
revolucionarias y de las masas populares contiene inmensas y a veces
inesperadas potencialidades y que las soluciones adoptadas por el poder
político, además de ser un asunto de permanente atención por parte de
las instituciones, necesitan ser evaluadas por la práctica y ser objeto
de los cambios y correcciones que la vida y la voluntad de los pueblos
imponga o aconseje. En el marco de los objetivos esenciales, el sistema
socialista en Portugal incorporará inevitablemente particularidades y
rasgos originales resultado no sólo de las realidades objetivas del país
sino también de las formas concretas que haya tomado la lucha de clases
hasta ese momento, de la evolución económica, social, cultural y
política y de la propia coyuntura internacional.
4. En el horizonte de la evolución
social está el comunismo: sueño milenario de la humanidad progresista,
sociedad sin clases, sociedad de abundancia, de igualdad social, de
libertad y de cultura para todos, de iniciática y creatividad colectiva e
individual, sociedad de trabajadores libres y conscientes en la que el
trabajo no sólo será una fuente de riqueza sino también una actividad
creadora y una fuente de alegría, de libertad y de valorización personal
y en la cual la paz, la salud, la cultura, el descanso, el ocio, un
medio ambiente equilibrado, la acción colectiva y el valor del individuo
serán partes integrantes de la felicidad humana.