Kaos. Andalucía
Mala noche para las aspiraciones de la izquierda transformadora en
Andalucía. La maquinaria electoral, política y mediática del régimen
del PSOE, engrasada con un potente sistema clientelar y una fuerza
mediático-identitaria sin parangón en el resto del estado, ha logrado
una victoria importante que condenará al pueblo andaluz a una nueva
legislatura gobernada por el […]

Mala noche para las aspiraciones de la izquierda transformadora
en Andalucía. La maquinaria electoral, política y mediática del régimen
del PSOE, engrasada con un potente sistema clientelar y una fuerza
mediático-identitaria sin parangón en el resto del estado, ha logrado
una victoria importante que condenará al pueblo andaluz a una nueva
legislatura gobernada por el bipartidismo. No valen las excusas ni las
medidas tintas: La PSOE, pese a perder más de 4 puntos y cerca de
125.000 votos respecto de 2012 -y ni hablamos si lo comparamos con los
resultados en las elecciones de 2008 o 2004-, ha sido la gran
triunfadora de la noche. Ni Eres, ni cursos de formación, ni Chaves, ni
Griñán, ni 34% de paro, ni recortes en sanidad, educación, ni ser el
pueblo con las peores condiciones socioeconómicas del estado, ni nada de
nada de lo muchos argumentos similares que se podría añadir, a la hora
de la verdad, la PSOE se mantiene como fuerza hegemónica de la izquierda
-y, por ende, de la política- andaluza.
No obstante, analizando los resultados en perspectiva y comparando
las reacciones producidas por estos datos con las producidas por los
datos de las elecciones de 2012, lo que entonces fue considerado un mal
resultado para el PSOE, esta noche se ha convertido, de repente, en un
triunfo espectacular, unos resultados maravillosos, una gran
demostración de fuerza, y muchos otros calificativos del estilo que los
diferentes medios han dicho sobre estos resultados. Eso es en sí mismo
ya una demostración del miedo real que se tenía y se sigue teniendo al
cambio, algo que debemos agradecer a la aparición de PODEMOS. La PSOE no
lo va a tener sencillo para gobernar en minoría y el escenario que
tenemos por delante es cualquier cosa menos estable. Aunque la
investidura pueda salir adelante con la abstención del algún partido de
la órbita de la derecha, y que la aprobación de los presupuestos, por
obra y gracia de IU, le permita tener un año de cierto margen para no
preocuparse demasiado de tejer alianzas concretas, la propia dinámica
electoral que tenemos por delante, y la posición que dentro de ella irán
ocupando los diferentes partidos, pueden poner en muchas dificultades
los acuerdos entre el PSOE y otras fuerzas, y no sería descartable, con
estos resultados, que las próximas elecciones andaluzas se realicen
mucho antes de que se agote la nueva legislatura. Salvo que la gran
coalición PP-PSOE, o un pacto de gobierno PSOE-Ciudadanos, otorgen esa
estabilidad.
Pero no es suficiente. El 14,86% obtenido por PODEMOS, con sus
correspondientes 15 diputados, es un resultado importante para una
fuerza que apenas tiene un año de vida, que al convocarse estas
elecciones tuvo que aplazar sus primarias para elegir a su Consejo
ciudadano en Andalucía y que ha hecho una campaña con unos recursos
económicos muy limitados -en comparación a sus competidores-, pero es un
mal resultado para una fuerza que aspira a ganar unas elecciones, tanto
estas en Andalucía, como las que están por venir en el estado español.
El discurso conocido de “no somos de izquierdas ni de derechas”ha
fracasado estrepitosamente en Andalucía como discurso vencedor que
aspira a ser, en una tierra donde la izquierda sociológica ha tenido
siempre hegemonía.
IU, por su parte, ha pagado muy caro, como era de esperar, su pacto
con el PSOE. Sus cinco diputados les dan para tener grupo propio en el
Parlamento, pero dejan a la coalición de izquierdas ante un escenario
más que complicado de cara a las próximas convocatorias electorales,
sobre todo teniendo en cuenta que Andalucía ha sido tradicionalmente
unos de los territorios donde mejores resultados había obtenido. PODEMOS
ha conseguido arrancar buena parte del voto que en las anteriores
elecciones depositó su confianza en IU y el buen resultado del PSOE ha
hecho el resto. Tal vez lo positivo es que, al fin, pueden haber
aprendido algo elemental: que pactar con el PSOE es condenarte.
Aunque si ha habido un gran derrotado en estas elecciones, ese ha
sido el PP. Sus 33 diputados suponen 17 menos de los obtenidos en 2012 y
dejan a Rajoy ante los pies de los caballos de cara a su candidatura a
la reeleción en la presidencia del gobierno español. Parte de esos
diputados han ido a parar a Ciudadanos, que con sus 9 diputados ha
recogido los frutos de la campaña de imagen que todos los elementos del
poder mediático y económico le vienen haciendo desde un tiempo a esta
parte a objeto de crear el “PODEMOS” de la derecha que algunas voces
entre el poder oligárquico pedían desde hace tiempo como forma de frenar
el avance de PODEMOS en las encuestas.
Los 8 diputados restantes perdidos por el PP se podría pensar, con
los datos en frío, que han ido a parar a PODEMOS. Pero no parece que
esta sea la realidad.
Más bien parece que ha habido un importante
trasvase de votos desde el PSOE a PODEMOS, pero compensado a su vez con
un trasvase de votos desde el PP al PSOE. Esos votos de centro que
suelen variar de unas elecciones a otras, en función de las
circunstancias, desde PP a PSOE o viceversa, y que en las últimas
elecciones votaron PP como forma de castigar el gobierno de Zapatero en
Madrid y que ahora han regresado al sitio que tradicionalmente han
ocupado en Andalucía: el PSOE -como forma de castigar el gobierno de
Rajoy en Madrid-. Puede que haya una parte de ese voto que haya pasado
directamente a PODEMOS, pero con un Rajoy haciendo ya sus reformas más
duras cuando se celebraron las pasadas elecciones de 2012, pensar que
quien entonces votara al PP, en esas circunstancias, ahora haya decidido
apoyar a PODEMOS, no parece lo más inteligente.
El resultado de Ciudadanos, por otro lado, ha acabado con las
aspiraciones de ascenso de UPYD en Andalucía, que ha pasado del más del
7% obtenido en las pasadas europeas a menos del 2% en estas elecciones.
La suma de ambas formaciones, por otro lado, apenas si ha crecido un par
de puntos desde esas europeas. Entonces la suma de UPYD y Ciudadanos se
fue a casi un 10% y ahora apenas si han superado el 11%, con la
diferencia de que entonces fue UPYD la fuerza dominante y ahora ha sido
Ciudadanos. El voto del “cuñadismo” y la derecha más reaccionaria en
Andalucía se ha mantenido relativamente estable desde las pasadas
europeas, pese a que los medios venden a Ciudadanos como el segundo gran
triunfador de estas elecciones, después del PSOE. Algo parecido a los
ocurrido entre PODEMOS e IU, que entonces obtuvieron en conjunto algo
más del 18,5% y ahora apenas han logrado alcanzar el 21,5%.
De hecho, los resultados de esta noche han sido, en general, teniendo
en cuenta esos flujos de votos entre IU y PODEMOS y UPYD y Ciudadanos,
prácticamente iguales a los resultados de aquellas elecciones europeas.
PSOE se mantiene en el mismo 35% de entonces, y el PP apenas si ha
crecido un punto desde el 25% de entonces al 26% de ahora. Un aviso a
navegantes de cara a lo que está por venir en este año electoral que se
abría en Andalucía.
En general, desde un análisis de izquierdas, parece que con estos
resultados empieza a quedar claro que si PODEMOS quiere gobernar en el
estado español su enemigo electoral es el PP, pero a quien tiene que
robarle los votos es al PSOE. Y más con la irrupción de Ciudadanos y el
golpe que ello supone para una fuerza como PODEMOS en sus aspiraciones
de arrastrar el voto de desencanto con el bipartidismo más identificado
con el centro o la derecha. Eso de no somos ni de izquierda ni de
derechas es más que probable que les haya servido para llegar hasta aquí
pero que no les vaya a valer para “asaltar los cielos”, tal y como es
la pretensión de este partido.
Las elecciones no se ganan por el centro, el centro puede decantar
unas elecciones polarizadas entre dos fuerzas, pero si no arrastras el
voto de “los tuyos”, no ganas. Así al menos ha ocurrido hasta ahora en
las elecciones generales en el estado español, tanto cuando ganó el
PSOE, como cuando ganó el PP, en un caso hegemonizando el voto de la
izquierda y en otro el de la derecha, a lo que luego sumarían, según
circunstancias, el voto “oscilante” y de “centro”.
O dicho de otro modo,
o PODEMOS arrastra el voto hegemónico de izquierda, y le arrebata al
PSOE su voto tradicional de izquierdas, o lo tendrá verdaderamente muy
complicado para ganar unas elecciones en el estado español, al menos con
unos resultados que le permitan gobernar y derrotar realmente al
bipartidismo.
El acuerdo de PODEMOS con IU, y diversas fuerzas de la izquierda
soberanista (CUT, Compromís, CHA, Anova, etc, etc.), más Equo, PACMA, y
demás, parece ser, viendo lo ocurrido esta noche en Andalucía, la única
opción real de victoria para poder disputarle el poder al bipartidismo.
Es más, asumiendo incluso, por parte de PODEMOS, el desgaste que la
manipulación contra ellos les genera y les va a seguir generando, y
dando más visibilidad y espacio a gente que venga de esas otras fuerzas:
Alberto Garzón, Diego Cañamero, Mónica Oltra, etc.
Lo de “no somos de izquierdas ni de derechas”es posible que ya haya
dado todo lo que podía dar de sí, la gente que tenía que entenderlo ya
lo ha entendido, y eso te lleva a un 25% de los votos a lo más (y en
Andalucía ya vemos que mucho menos), pero si se quiere ganar, de verdad,
ya va siendo hora de que se dejen atrás las medias tintas y se diga a
las claras que se quiere arrebatar la hegemonía al PSOE por la izquierda
y disputarle así, desde esa perspectiva, a la derecha el poder, ahora
encarnada en el PP y su “coche escoba” Ciudadanos. Si no, posiblemente,
nada que hacer.
Syriza es el ejemplo. O las propias victorias
electorales del PSOE en el estado español. Primero gana la izquierda y
luego ya mira hacia lo demás que pueda oscilar por el “centro del
tablero”, no a la inversa.
Es una lección que hemos aprendido, precisamente, de PODEMOS. La
formación ha criticado, y con razón, que IU se hubiera conformado
históricamente con un voto que aspirase, como mucho, a estar entre el 15
y el 20%, a lo máximo.
Tal vez es el momento de que hagan algo de
autocrítica y empiecen a pensar si su discurso actual, su empeño en no
llegar a acuerdos con otras fuerzas de la izquierda de cara a un gran
bloque de unidad popular capaz de disputar la hegemonía de la izquierda
al PSOE y, desde ahí, aspirar a arrastrar voto de “centro” o
“centro-derecha” tradicionalmente dispuesto a oscilar entre las fuerzas
políticas en disputa por el gobierno, su empeño en no ser catalogados
como una fuerza de izquierdas, no les acabará por condenar a
precisamente eso.
Pedro Antonio Honrubia Hurtado, para Kaosenlared.