Por Alberto Cruz. Publicado en el CEPRID.
En memoria de las “brujas de la noche” Natalia Meklin, Vera Belik y Polina Gelman (1).
1.- Declaración de honestidad
Lo primero es hacer una declaración de
honestidad: hasta quien se considere el más objetivo especialista está
prisionero de sus experiencias, de los valores dominantes de su
sociedad, de las tradiciones, de los estereotipos de su entorno (los
europeos tendemos a aportar a todo una visión eurocéntrica, casi me
atrevería a decir etnocéntrica).
Cualquier teórico y/o académico que se
aproxima a las relaciones internacionales lo hace desde la perspectiva
de su ámbito cultural, nacional o ideológico y establece una elaboración
teórica según esos valores. Por lo tanto, nadie es independiente; el
teórico y/o académico se puede aproximar más o menos a la objetividad,
pero nunca a la independencia.
Establecido este preámbulo, hay que
situar en este marco conceptual todo lo que se ha escrito y dicho sobre
el derribo del avión malasio en el Donbáss ucraniano. Yendo más allá,
todo lo que se ha escrito y dicho sobre el conflicto ucraniano. Si
partimos de la base de que el actual gobierno de Kiev es legítimo -como
hace la UE y EEUU- todo lo que salga de aquí se da como bueno y veraz:
Rusia y los antifascistas son los malos, no hay nazis en el gobierno de
Kiev y que como tanto los residentes en el Donbáss –simples marionetas
del imperialismo ruso- son tan desalmados que no les importa lo más
mínimo derribar aviones civiles por lo que hay que combatirles en
defensa de la libertad y de la democracia. Pero si se considera que el
gobierno de Kiev no es más que una junta filonazi -amparada y arropada
por la UE y EEUU- hay que poner en cuestión todas y cada una de las
declaraciones que hacen respecto al conflicto ucraniano y a quién ha
derribado el avión. Desde luego, quien escribe se sitúa en esta segunda
posición.
Una junta que oculta el número real de
bajas que está sufriendo desde que inició la guerra de limpieza étnica
contra el Donbáss –o Novorossía, Nueva Rusia- (2), pero que reconoce en
un documento interno que recoge la semana del 9 al 15 de julio que el
número de bajas llegó a las 6.323 (1.600 muertos y 4.723 heridos), un
documento que aparece firmado por Arsen Avakok, Ministro del Interior, y
por Vasili Gritsak, el general al mando de la “Operación
Antiterrorista” lanzada contra Novorossía (3), y que no tiene ningún
empacho en amenazar a las familias de los reclutas o reprimir sus
manifestaciones de rechazo a un reclutamiento que en muchos casos se ha
hecho bajo engaño (4) no es nada de fiar aunque se haya aprestado a
publicar supuestas conversaciones de milicianos en las que se
reconocería el derribo del avión (5).
2.- Algunos antecedentes
El derribo del aparato malasio a quien
perjudica es a los antifascistas del Donbáss que habían logrado no sólo
resistir la ofensiva militar impulsada por la junta filonazi, sino que
lo habían hecho con algo inédito: rodear sectores enteros del Ejército y
de la Guardia Nacional -integrada por nazis financiados y equipados por
el oligarca Igor Kolomoysky- en el sur de Donetsk, muy cerca de donde
se estrelló el avión. El presidente ucraniano había prometido “una
espectacular sorpresa” –su famoso “Plan B”- a los antifascistas tras la
ruptura de la tregua de una semana y que fue aprovechada por la junta de
Kiev para reubicar a sus tropas en una maniobra envolvente que tendría
como finalidad tomar las ciudades de Lugansk y Donetsk, pero la sorpresa
fue suya como indica el documento secreto reflejado más arriba (y que a
nadie le quepa duda que ha sido filtrado por agentes verdaderamente
patrióticos ucranianos que se niegan a continuar con la sangrienta
operación nazi).
El plan de Poroshenko era mantener a
las fuerzas de la resistencia centradas en la defensa de Slaviansk y de
Kramatorsk dejando así desguarnecido el sur y privar a Novorossía de sus
líneas de abastecimiento a lo largo de la frontera con Rusia. Al mismo
tiempo, y hay quien dice que contando con la mediación rusa, se habían
establecido conversaciones secretas entre la junta de Kiev y
determinadas autoridades de Donetsk para entregar la ciudad y luego
hacer lo mismo con Lugansk. En estas conversaciones estaban implicados
oligarcas como Rinat Akmetov, el alcalde de Lugansk, Alexandr
Lukianenko, y el jefe del servicio de seguridad de Novorossía, Alexandr
Kodakovsky, quien también está al mando del Batallón “Vostok”, compuesto
en su casi totalidad por voluntarios internacionalistas de Chechenia y
Osetia del Norte. No está claro el papel que en estas conversaciones
para rendir Novorossía tuvo el presidente del Parlamento de la República
Popular de Donetsk, Denis Pushilin.
Estas conversaciones con la junta de
Kiev eran consecuencia de la cada vez más agudizada lucha de clases en
el Donbáss, donde el empuje político y militar de los partidarios de la
nacionalización de todos los bienes de los oligarcas (empezando por los
de Akmetov) y de la junta de Kiev era mayor y estaba obligando a las
autoridades a asumir estos compromisos en el proyecto de nueva
Constitución de Novorossía. En estas conversaciones tuvo también un
papel no menor un conocido intelectual ruso, Sergei Kurginian, miembro
del partido de Putin, Rusia Unida, pero representante de su ala más
derechista. Es en este contexto en el que hay que situar las dos
apelaciones que hizo el principal jefe de la milicia, Igor Strelkov,
tanto a la incorporación de nuevos miembros como a una mayor dotación de
armas para hacer frente a la ofensiva del Ejército de Kiev y de sus
nazis de la Guardia Nacional.
Igor Strelkov
Ante la callada por respuesta de las
autoridades de Novorossía, conscientes del papel cada vez mayor de
Strelkov y sus hombres al haber logrado mantener a raya a las fuerzas de
Kiev durante más de tres meses en Slaviansk, este hizo un movimiento
inesperado por todos: retirarse de Slaviansk. En las páginas de la
resistencia antifascista se habían publicado vídeos y cartas de los
combatientes de Slaviansk despidiéndose de sus seres queridos puesto que
anunciaban su disposición a resistir en la ciudad el asalto final de
Kiev. Pero la inesperada retirada estratégica de Strelkov de Slaviansk,
realizada de forma impecable y con mínimas pérdidas, rompió todo el
entramado conspiratorio. Lukianenko está hoy en Kiev, Kodakovsky dimitió
de su cargo, aunque mantiene el mando del Batallón “Vostov”, y Pushilin
también ha dimitido como presidente del Parlamento de Donetsk “por
razones personales”.
Se deshacía así el famoso “Plan B” de
Poroshenko, a nivel político y militar puesto que Strelkov logró
unificar el mando de todas las milicias. Se reforzó todo el entramado
político-militar de Novorossía y bien sea por iniciativa de Moscú (el
sector más “euroasiático” del Kremlin) o por la propia acción de los
antifascistas, lo cierto es que se había llegado a una situación en la
que tanto en el ámbito militar como en el político la iniciativa estaba a
cargo de los antifascistas. Por eso el derribo del avión es lo último
que necesitaban.

Lógicamente, ni Kiev ni Washington
aceptaban una derrota, ni política ni militar, por lo que actuaron al
tiempo: la primera, iniciando una ofensiva contra la población civil al
mejor estilo israelí; la segunda, anunciando una nueva ronda de
sanciones contra Rusia vista con recelo en la UE y en el propio sector
empresarial estadounidense. En este contexto, y mientras no se demuestre
lo contrario, la única teoría válida sobre el derribo del avión es la
de una operación e bandera falsa.
3.- El control del espacio aéreo
No hace falta ser un especialista para
saber que el control del espacio aéreo de un país se hace de dos
maneras: civil y militar. Los civiles son quienes hacen los planes de
vuelo, hablan con los pilotos de las aeronaves, rastrean los aviones
durante el vuelo y se aseguran de que no haya colisiones entre aparatos
si algunos cruzan las mismas rutas. Pero los radares civiles no tienen
el grado de sofisticación de los militares, puesto que lo que les ayuda a
tener controlado un avión es un aparatito que transmite un mensaje
indicando velocidad, identidad, altitud y rumbo. Esa información es la
que se ve en la pantalla de los civiles dando a éstos -controladores-
una visión precisa de lo que hace el aparato. Los militares hacen lo
mismo, pero los superponen con los suyos propios y con sus propios
datos, logrados de sus propios radares. La diferencia entre unos y otros
es que los segundos hacen todo lo posible porque sus aparatos no sean
detectados y, por el contrario, detectar a los aparatos enemigos. Luego
hay que suponer que cuentan con tecnología diferente y muy superior a la
civil.
Un radar militar, por lo general, sabe
qué tipo de avión es el que aparece en sus pantallas sólo con analizar
alguna señal, como el motor del avión. Si hay alguna duda, lanzan una
señal tipo contraseña para identificar si el aparato es amigo (o suyo) o
no y, en este caso, considerarlo un objetivo. Entonces entran en liza
diferentes sistemas de los que las lanzaderas como la Buk M-1, que según
la junta filonazi de Kiev y sus valedores es la responsable del
derribo, son sólo una parte aunque, sí es cierto, también con capacidad
de respuesta autónoma.
Dado lo anterior, si el derribo se
produjo a 50 kilómetros de la frontera rusa hay que suponer -es
retórico, es una certeza- que los rusos tenían en todo momento
localizado el avión malasio por lo que sería de idiotas pensar que el
derribo del avión llegó desde Rusia. Luego, si no han sido los rusos
sólo quedan dos posibles responsables: los ucranianos fieles a la junta
de Kiev y los antifascistas del Donbáss.
4.- Los pro-Kiev
No es la primera vez que los
ucranianos derriban un avión civil: ya ocurrió en 2001 con un avión
ruso, por cierto. Se puede suponer que dado que ha pasado mucho tiempo
desde entonces, ya no se cometerían errores semejantes. Pongamos que es
así y que, según lo dicho más arriba, sabían perfectamente que éste era
un avión civil. La responsabilidad queda entonces del lado de los
antifascistas, que no tienen ni controladores aéreos civiles ni
militares, ni sistemas civiles ni militares. De hecho, lo primero que
hizo la junta de Kiev fue tomar el control de los aeropuertos de Donetsk
y Lugansk, donde todavía se combate por su control.

En las páginas de la resistencia
antifascista se han visto imágenes de material capturado a los soldados
pro-Kiev en las que aparecen misiles Buk M-1 o muy parecidos. Entonces
la junta de Kiev, que reconoció esa captura, dijo que habían sido
desactivados por los soldados; pero ahora resulta que estaban
operativos. O mentía entonces o miente ahora. Pero resulta que el Fiscal
General de Ucrania ha dicho públicamente que los antifascistas no
tienen misiles de este tipo en su poder (6), por lo que la paranoia nazi
de Kiev lleva a decir ahora que fue una batería que entró desde Rusia y
que ha vuelto a este país o que los milicianos “roban cuerpos” del
avión caído para eludir pruebas (7).
La junta de Kiev y sus valedores se
desgañitan diciendo que han sido los antifascistas -llamados
“prorrusos”-, pero no informan, ni lo harán, de los detalles de
utilización de los sistemas Buk M-1 que utiliza el ejército ucraniano en
la zona de guerra. Tampoco del por qué no estaba completamente cerrado
el espacio aéreo, tal y como había recomendado la Organización de
Aviación Civil Internacional.
Y, lo más importante: el derribo del
avión se produce después de que la Cámara de Comercio y la Asociación
Nacional de Fabricantes de EEUU publicasen sendos anuncios, firmados por
sus respectivos presidentes Jay Timmons y Thomas J. Donohue, en los
principales periódicos (The New York times, The Wall Street Journal, The Washington Post)
protestando por las nuevas sanciones decididas por Obama (8). Unas
sanciones que habían sido secundadas a regañadientes por la UE.
5.- Los antifascistas
Hay que leer las páginas de los
antifascistas para ver que, por ejemplo, están constantemente reclamando
personal que sea capaz de manejar determinados tipo de tanques que han
sido capturados a los pro-Kiev, por lo que manejar un material tan
sofisticado como una batería de misiles tierra-aire requeriría la
presencia de profesionales y éstos sólo podrían llegar desde Rusia. Así
se cierra el círculo de Kiev y sus panegiristas. Supongamos que alguno
de los miembros de las milicias es capaz de manejar un sistema tan
sofisticado y que hubiese disparado, como ya ha ocurrido otras ocasiones
con derribos de An-26 y Su-25. Esto es lo que desde el primer momento
ya han dicho tanto los nazis de Kiev como sus valedores estadounidenses y
occidentales. Pero ¿de veras? Un hecho militar de relieve es que cuando
muchos pensábamos que la caída de Slaviansk era un golpe demoledor a
las milicias antifascistas a lo que estábamos asistiendo era a una
reorganización de todas las fuerzas de la resistencia.
Igor Strelkov, a quien se le denomina
“mercenario ” ruso (9) -denominación que no aparece a la hora de hablar
de los estadounidenses, británicos, polacos y lituanos al servicio de la
junta filonazi y que no se mencionan en ninguno de los artículos que se
publican, aunque se sabe, y hay fotos, que al menos los polacos están
en Odesa- no sólo se retiró de la ciudad con pérdidas mínimas sino que
logró unificar todas las fuerzas en un solo mando y eso dio más
efectividad a la resistencia que ha logrado pasar de forma clara a la
ofensiva en algunos aspectos como ya se ha dicho.

También viendo las páginas web tanto
ucranianas, muy escasas, como rusas y del Donbáss, se observa que varios
regimientos completos de fuerzas pro-Kiev están en estos momentos
rodeados y sin capacidad alguna de escapatoria, tal y como reconocen
algunos de los escasos soldados que se atreven a hablar con claridad de
lo que está pasando y que han logrado contarlo en los muy censurados y
manipuladores medios de comunicación ucranianos (10).
Por lo tanto, derribar una nave civil y
extranjera en estas condiciones, habiéndolo querido o sin querer, sería
equivalente poco menos que a un suicidio. Los antifascistas habían
logrado revertir la situación militar, el malestar estaba creciendo en
la Ucrania pro-Kiev y Rusia no tenía la menor necesidad de fortalecer
militarmente a las milicias puesto que la recuperación de material
bélico es tan grande (11) que lo hacía poco menos que innecesario. Luego
sólo hay un ganador y un beneficiario claro con este derribo: la junta
de Kiev. Con todo el mundo mirando, con sus valedores EEUU y UE acusando
a Rusia y a los antifascistas, está justificado todo tipo de acciones
contra la población del Donbáss. Los bombardeos se han intensificado, se
ataca a la población sin piedad alguna (12) y ni una sola protesta se
va a oír no sólo de sus valedores gobernantes occidentales, sino de los
aduladores del Maidán. Al mismo tiempo, se han iniciado los vuelos
militares –que habían sido suspendidos por el derribo de aviones 7
aviones y 2 helicópteros en una semana, como recoge el documento firmado
por el Ministro del Interior y el general al cargo de la “Operación
Antiterrorista”- para bombardear tanto las posiciones de las milicias
como a la población civil para romper el cerco.
6.- Luego…
Lo más probable, lo altamente probable
es que haya sido la punta filonazi de Kiev quien haya derribado el
avión en un ataque deliberado de lo que se denomina “bandera falsa”. Y
aunque hubiese sido un error de los antifascistas -supongamos que
intentaron atacar un avión militar que volaba junto al avión malasio,
puesto que se ha denunciado que dos cazas volaron junto al avión hasta
sólo dos minutos antes de que desapareciese de los radares, y que el
misil se hubiese centrado en el foco inicial señalado con el radar sin
que su operador se hubiese dado cuenta de que los cazas se habían
retirado- la responsabilidad última es de la junta de Kiev al permitir
vuelos civiles en una zona de guerra y al delimitar el cierre del
espacio aéreo en los 9.600 metros (¿por qué esa cifra cuando el avión
malasio, como casi todos los comerciales, volaba a una altura de 10.000
metros? ¿era para inducir al error?).
Entonces habrá que preguntarse por qué
la insistencia de la junta de Kiev en que las cajas negras estén en
manos sus valedores occidentales y no de los expertos del OIAC, el
organismo internacional de la aviación civil, porque en ellas tiene que
estar algún registro de los pilotos (aunque ya se anda diciendo que si
fue un misil, los pilotos no se habrían dado cuenta de nada). No vamos a
decir que los antifascistas se las entreguen a los rusos porque la
campaña seguiría con la manipulación -que, por supuesto, no hacen los
occidentales- de los registradores de vuelo. Y no vamos a decir a los
rusos que den a conocer sus datos, que seguro los tienen, porque no
serviría de nada ante la manipulación occidental rusófoba-¿no andan
todavía hablando del “aislamiento” de Rusia (13) cuando acaban de
producirse hechos geopolíticos de relieve, como el acuerdo con China, la
cumbre de los BRICS y la gira por América Latina?- y mucho menos vamos a
pedir esos mismos datos los valedores de los filonazis que, también es
seguro, lo saben a ciencia cierta.
La conclusión ya se está dictando: los
antifascistas, los “prorrusos” y la propia Rusia con culpables. Como se
hizo con las famosas, e inexistentes, “armas de destrucción masiva” en
Irak, con tantas otras mentiras, engaños y crímenes occidentales los
culpables son los otros. Todo para que nadie se haga una pregunta
simple: ¿a quién beneficia? Y para que nadie se haga otra pregunta: ¿de
qué sirve que Putin, tan satanizado, haya hecho o esté haciendo todo lo
posible para no ser arrastrado a la guerra en Ucrania y haya hecho, o
esté haciendo todo lo posible para responder con diplomacia a las
provocaciones de Washington y sus secuaces?
La llamada opinión pública es muy
maleable y manejable. Al igual que la junta filonazi tiene como consigna
“¡Gloria a Ucrania! ¡Gloria a los héroes!” cuando esos héroes
crucifican a niños (14) y bombardean ciudades repletas de civiles con
fósforo (15), los secuaces de EEUU se desgañitarán hablando de los
“gloriosos combatientes ucranianos por la libertad y en contra del
imperio ruso”. Unos héroes que sólo en una semana, como dice el
documento mencionado varias veces firmado por el Ministro del Interior y
el general Gritsak, ha causado sólo en una semana 496 muertos y 768
civiles sólo en una semana.

Cualquier otra cosa que se diga será
considerada neo-estalinista, neo-soviética, filoterrorista o vaya usted a
saber qué. Pero, como decía el poeta Gabriel Celaya, “maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”. O como también dijo otro excelso poeta y dramaturgo, Bertolt Bretch, “el que no conoce la verdad es simplemente un ignorante, pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ese es un criminal!”.
Todo el mundo “occidental” está diciendo que fueron los prorrusos
quienes derribaron el avión malasio y que el responsable último es
Putin. Ya está dictada la sentencia, por lo que cualquier prueba irá
siempre en la misma dirección. Como con “el derecho a la autodefensa de
Israel” en las constantes masacres de Gaza, las “armas de destrucción
masiva” de Saddam Hussein, el incidente del Golfo de Tonkin –que sirvió
de excusa para la participación directa de EEUU en la guerra del Vietnam
y sus 2 millones de muertos-, o… los tratados –siempre incumplidos- con
los pueblos nativos americanos, por remitirse al siglo XIX. Este es
Occidente, estos son sus panerigistas. Esta es su histórica impronta:
¡Gloria a los héroes!
Notas:
1) Natalia Meklin, Vera Belik y
Polina Gelman nacieron en el Donbáss ucraniano y se alistaron
voluntarias para combatir a los nazis en el legendario 46 Regimiento
“Taman” de Bombardeo Nocturno, formado únicamente por mujeres, y que
llegó a convertirse en la pesadilla de los nazis durante la II Guerra
Mundial. Las tres recibieron la máxima condecoración: Heroínas de la
Unión Soviética. La historia de este Regimiento, único en el mundo, está
recogida en el libro “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman”
de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída, y
ya en la segunda edición.
(4)
http://www.youtube.com/watch?v=LiFtWntDPOg y
http://www.youtube.com/watch?v=PSnvlN3vN78 Los
vídeos de estas represiones se colgaron en YouTube el 14 de julio de
2014 y fueron borrados al día siguiente. En el primer vídeo se veía a
las mujeres oponiéndose a la salida de sus hijos del cuartel y en el
segundo a los soldados, con la cara tapada, empujando y apaleando a las
mujeres. Los soldados que han sido capturados por los antifascistas del
Donbáss reflejan en sus declaraciones que han sido reiteradamente
amenazados con represalias a sus familias si se negaban a combatir y son
conocidos los casos de ejecuciones por parte de los batallones nazis de
la Guardia Nacional, como el llamado “Azov”, ante negativas similares.
En estas declaraciones de soldados capturados -”rehenes” en la
terminología de la junta neonazi y de quienes la apoyan- se dice que
muchos de ellos fueron enviados a combatir tras ser llamados para
realizar “cursos de enseñanza”.
(5) Público, 18 de julio de 2014.
(6) ITAR-TASS en un despacho desde
Kiev el 18 de julio de 2014 recogía las declaraciones de Vitaly Yarema
afirmando que “los terroristas no tienen ni Buk M-1 ni S-300”.
(7) El Periódico, 19 de julio de2014 y Público, 20 de julio de 2014.
(9) El Diario, 19 de julio de 2014.
(13) El diario, 19 de julio de 2014.