Jueves, 10 de Enero de 2013
El país se ha sentido sacudido cuando ha conocido el brutal
asesinato de Daniel Horváth, miembro del Partido Unión Romani, un hombre
joven de 37 años, gitano, que fue decapitado en vida, según se ha
anunciado tras la autopsia judicial.
El asesinato tuvo lugar hace una semana y el cuerpo decapitado fue encontrado varios días después cerca de la aldea de Šoporňa.
La familia lo estuvo buscando durante varios días hasta que descubrieron el bar donde había estado. Allí encontraron una camiseta del desaparecido. Al final descubrieron que en ese local tres hombres de de 17, 18 y 39 años le dieron una paliza a Daniel y se lo llevaron en una carretilla a la cercana casa del propietario del bar donde le habrían decapitado cuando aún estaba con vida. Los asesinos transportaron su cuerpo a Šoporňa y lo arrojaron en un pozo negro que hay detrás de la aldea. Su cabeza fue encontrada allí.
František Tanko, presidente de Unión Romaní en Eslovaquia (Strana romské unie na Slovensku) ha manifestado que “el odio por parte de los gadyè contra nosotros, los gitanos, es cada vez mayor.” La policía acusa al dueño del bar local, de 39 años, que es un carnicero entrenado, a su hijo de 17 años, y al amigo de su hijo de 18 años de edad.
Desde la Unión Romani española lamentamos tener que difundir estas tristes noticias de forma tan persistente. Pero nos preguntamos ¿ganamos algo ocultando la realidad? ¿Hará más fácil la vida de nuestra gente vivir en la ignorancia de lo que nos sucede en algunos países europeos que, para mayor INRI, forman parte de nuestro entorno político comunitario? ¿Podría llegar la sociedad mayoritaria a insensibilizarse ante la cotidianidad de tantas y tan crueles noticias?
Gracias a Dios ya no impera la cruel costumbre romana de “matar al mensajero” que era portador de malas noticias. Nosotros decimos que preferimos que nuestros conciudadanos se sientan conmocionados ante el conocimiento de los desmanes que se cometen ante el altar de la pureza étnica o racista a que vivan bobaliconamente en la ignorancia de tanta tragedia y tanto dolor.
La familia lo estuvo buscando durante varios días hasta que descubrieron el bar donde había estado. Allí encontraron una camiseta del desaparecido. Al final descubrieron que en ese local tres hombres de de 17, 18 y 39 años le dieron una paliza a Daniel y se lo llevaron en una carretilla a la cercana casa del propietario del bar donde le habrían decapitado cuando aún estaba con vida. Los asesinos transportaron su cuerpo a Šoporňa y lo arrojaron en un pozo negro que hay detrás de la aldea. Su cabeza fue encontrada allí.
František Tanko, presidente de Unión Romaní en Eslovaquia (Strana romské unie na Slovensku) ha manifestado que “el odio por parte de los gadyè contra nosotros, los gitanos, es cada vez mayor.” La policía acusa al dueño del bar local, de 39 años, que es un carnicero entrenado, a su hijo de 17 años, y al amigo de su hijo de 18 años de edad.
Desde la Unión Romani española lamentamos tener que difundir estas tristes noticias de forma tan persistente. Pero nos preguntamos ¿ganamos algo ocultando la realidad? ¿Hará más fácil la vida de nuestra gente vivir en la ignorancia de lo que nos sucede en algunos países europeos que, para mayor INRI, forman parte de nuestro entorno político comunitario? ¿Podría llegar la sociedad mayoritaria a insensibilizarse ante la cotidianidad de tantas y tan crueles noticias?
Gracias a Dios ya no impera la cruel costumbre romana de “matar al mensajero” que era portador de malas noticias. Nosotros decimos que preferimos que nuestros conciudadanos se sientan conmocionados ante el conocimiento de los desmanes que se cometen ante el altar de la pureza étnica o racista a que vivan bobaliconamente en la ignorancia de tanta tragedia y tanto dolor.
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