10.01.2013.
Alerta ante el adelgazamiento de la reserva de la Seguridad Social.
En el 2008, el fondo apenas cubría el 55% de la deuda del país. La
relajación de la prima de riesgo es insuficiente: el interés es del
5,11%.
Prensa
A largo plazo, los analistas interpretan que el túnel se estrecha: el Fondo de Reserva de la Seguridad Social español se vacía a marchas forzadas. Así son las consecuencias del elevado endeudamiento público del país. Por mucho que la prima de riesgo haga esfuerzos por relajarse, el bono español a diez años seguía registrando ayer tipos del 5,11%, extraordinariamente altos...
El año pasado, el Ejecutivo de Mariano Rajoy tuvo que invertir el 89,6% de los 65.000 millones de euros del fondo de la Seguridad Social a cubrir la deuda pública del país. Y eso no había ocurrido nunca. El caso es que semejante coyuntura está agotando las reservas de la Seguridad Social, uno de los grandes problemas que afronta la economía del país en el largo plazo. Con esas reservas se pagan las pensiones. Y si no hay reservas, no hay pensiones.
"En el 2040 -dice Álvaro Monterde, experto en previsión social de March JLT-, las prestaciones de la Seguridad Social no serán, ni de lejos, las de ahora. Antes, la pensión máxima podía alcanzar el 85% o el 90% del salario. En el 2040, la pensión máxima estará entre 1.000 y 1.500 euros mensuales".
The Wall Street Journal se hacía ayer eco del problema, recurriendo a las cifras que el departamento de la Seguridad Social ha ofrecido en los últimos días. En noviembre, el Gobierno retiraba 4.000 millones del fondo de reserva: era la segunda vez en la historia que la caja pública se veía al borde de la quiebra. La primera vez se había registrado un par de meses antes, cuando el Ejecutivo había tenido que recoger otros 3.000 millones del fondo, en aquel caso para cubrir necesidades que nunca se especificaron. Ambas retiradas agotaron el límite legal anual, de manera que el Gobierno tuvo que elevarlo de forma temporal.
Muchos lectores lo recordarán. En aquellos meses se hablaba de un rescate inminente. Algo que, en realidad, hoy por hoy no se ha producido. De hecho, los analistas económicos andan divididos: algunos interpretan que ese rescate no va a ser necesario, vista la tendencia correctora que están tomando los principales indicadores económicos y financieros. La prima de riesgo, que había alcanzado los 638 puntos a mediados de julio, se ha relajado hasta los 360 puntos actuales.
Son datos relativamente reconfortantes, pero siguen siendo muy graves. La deuda pública absorbe buena parte de los ajustes fiscales y financieros que se están produciendo en el país. Es aquí donde se manifiesta el resto de expertos, aquellos que consideran que el Ejecutivo de Rajoy tiene que pedirle el rescate a Bruselas. Opinan que será entonces cuando la prima de riesgo retroceda de una forma convincente y definitiva, para situarse por debajo de los 300 puntos.
La situación es similar en muchos casos. Han sido muchos los países que se han cubierto ante futuras eventualidades. En los años previos al 2008 -fecha de inicio de la actual crisis-, España, Finlandia y Francia generaron superávit y fortalecieron su fondo de reserva de las pensiones. Así, se cubrían para los días más oscuros. El caso es que esos malos tiempos han llegado. Y según parece, para quedarse por una larga temporada.
Tan pronto como la crisis tomó forma, muchos de esos países utilizaron esas reservas para cubrir contingencias, y entre ellas los tipos de interés que deben pagar los bonos del tesoro. Irlanda, por ejemplo, usó buena parte de su fondo para invertir en acciones de bancos nacionalizados y deuda del Estado, una intervención en la que nunca iban a entrar los inversores extranjeros.
Algo similar ha ocurrido hasta ahora en el caso español. Durante buena parte del 2012, los inversores internacionales le han dado la espalda a la deuda española, que ha tenido que financiarse a través de aportaciones nacionales. En el caso de la reserva de la Seguridad Social, su aportación ha sido cada vez más elevada.
En el 2008, el fondo apenas cubría el 55% de la deuda del país. El año pasado, ya se ha metido mano en el 90% del fondo. Mientras los responsables del fondo opinan que la reserva tiene recursos para un largo plazo, los escépticos fruncen el ceño. Estos últimos tienen motivos para desconfiar: la tasa de paro galopa desbocada, rondando el 25%, la población envejece y la pirámide engorda por su tramo superior y apenas se crean nuevos puestos de trabajo. Se calcula que en la actualidad ya hay dos cotizantes por cada pensionista, muy lejos de los recomendables cuatro cotizantes.
A largo plazo, los analistas interpretan que el túnel se estrecha: el Fondo de Reserva de la Seguridad Social español se vacía a marchas forzadas. Así son las consecuencias del elevado endeudamiento público del país. Por mucho que la prima de riesgo haga esfuerzos por relajarse, el bono español a diez años seguía registrando ayer tipos del 5,11%, extraordinariamente altos...
El año pasado, el Ejecutivo de Mariano Rajoy tuvo que invertir el 89,6% de los 65.000 millones de euros del fondo de la Seguridad Social a cubrir la deuda pública del país. Y eso no había ocurrido nunca. El caso es que semejante coyuntura está agotando las reservas de la Seguridad Social, uno de los grandes problemas que afronta la economía del país en el largo plazo. Con esas reservas se pagan las pensiones. Y si no hay reservas, no hay pensiones.
"En el 2040 -dice Álvaro Monterde, experto en previsión social de March JLT-, las prestaciones de la Seguridad Social no serán, ni de lejos, las de ahora. Antes, la pensión máxima podía alcanzar el 85% o el 90% del salario. En el 2040, la pensión máxima estará entre 1.000 y 1.500 euros mensuales".
The Wall Street Journal se hacía ayer eco del problema, recurriendo a las cifras que el departamento de la Seguridad Social ha ofrecido en los últimos días. En noviembre, el Gobierno retiraba 4.000 millones del fondo de reserva: era la segunda vez en la historia que la caja pública se veía al borde de la quiebra. La primera vez se había registrado un par de meses antes, cuando el Ejecutivo había tenido que recoger otros 3.000 millones del fondo, en aquel caso para cubrir necesidades que nunca se especificaron. Ambas retiradas agotaron el límite legal anual, de manera que el Gobierno tuvo que elevarlo de forma temporal.
Muchos lectores lo recordarán. En aquellos meses se hablaba de un rescate inminente. Algo que, en realidad, hoy por hoy no se ha producido. De hecho, los analistas económicos andan divididos: algunos interpretan que ese rescate no va a ser necesario, vista la tendencia correctora que están tomando los principales indicadores económicos y financieros. La prima de riesgo, que había alcanzado los 638 puntos a mediados de julio, se ha relajado hasta los 360 puntos actuales.
Son datos relativamente reconfortantes, pero siguen siendo muy graves. La deuda pública absorbe buena parte de los ajustes fiscales y financieros que se están produciendo en el país. Es aquí donde se manifiesta el resto de expertos, aquellos que consideran que el Ejecutivo de Rajoy tiene que pedirle el rescate a Bruselas. Opinan que será entonces cuando la prima de riesgo retroceda de una forma convincente y definitiva, para situarse por debajo de los 300 puntos.
La situación es similar en muchos casos. Han sido muchos los países que se han cubierto ante futuras eventualidades. En los años previos al 2008 -fecha de inicio de la actual crisis-, España, Finlandia y Francia generaron superávit y fortalecieron su fondo de reserva de las pensiones. Así, se cubrían para los días más oscuros. El caso es que esos malos tiempos han llegado. Y según parece, para quedarse por una larga temporada.
Tan pronto como la crisis tomó forma, muchos de esos países utilizaron esas reservas para cubrir contingencias, y entre ellas los tipos de interés que deben pagar los bonos del tesoro. Irlanda, por ejemplo, usó buena parte de su fondo para invertir en acciones de bancos nacionalizados y deuda del Estado, una intervención en la que nunca iban a entrar los inversores extranjeros.
Algo similar ha ocurrido hasta ahora en el caso español. Durante buena parte del 2012, los inversores internacionales le han dado la espalda a la deuda española, que ha tenido que financiarse a través de aportaciones nacionales. En el caso de la reserva de la Seguridad Social, su aportación ha sido cada vez más elevada.
En el 2008, el fondo apenas cubría el 55% de la deuda del país. El año pasado, ya se ha metido mano en el 90% del fondo. Mientras los responsables del fondo opinan que la reserva tiene recursos para un largo plazo, los escépticos fruncen el ceño. Estos últimos tienen motivos para desconfiar: la tasa de paro galopa desbocada, rondando el 25%, la población envejece y la pirámide engorda por su tramo superior y apenas se crean nuevos puestos de trabajo. Se calcula que en la actualidad ya hay dos cotizantes por cada pensionista, muy lejos de los recomendables cuatro cotizantes.
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