04 Mayo 2015
Leandro Albani
¿Es Podemos una organización que podría cambiar de forma radical España o, con el paso del tiempo, se convertirá en un partido político que se mueve dentro de los márgenes del sistema, posicionándose como la vertiente capitalista que permita contener el descontento social?
Los interrogantes sobre la organización surgida al calor de las manifestaciones del 15-M se van sumando con el correr de los días, sobre todo luego de algunos hechos y declaraciones vertidas por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Iñigo Errejón, sus tres máximos referentes.
La situación de España es crítica y los profundos ajustes aplicados por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) no se han detenido. Frente a esto, Podemos inició un camino de crítica directa a la partidocracia, acusó por la debacle a la “casta” que gobierna al Estado español e inició un camino ascendente en la carrera legislativa que lo tendrán como actor principal en las próximas elecciones generales el 20 de diciembre de este año.
Según las cifras oficiales divulgadas en marzo, en España 4.451.939 personas se encuentran sin empleo. El reporte confeccionado por el ministerio de Empleo y Seguridad Social confirmó que en el mismo mes se mantuvo la tendencia al aumento de contratos temporales, algo que favorece el trabajo precario. Con una recuperación de puestos laborales precarias, y sumado a los cientos casos de desahucios y al cumplimiento por parte del Ejecutivo español de las directivas de ajuste de la Troika, el terreno de las protestas y movilizaciones se convirtió en terreno fértil para Podemos.
Fundada en enero de 2014, la organización se presentó sin base social propia no un programa ideológico definido, aunque desde el principio se emparentó con procesos progresistas y hasta tendió fuertes lazos con las experiencias de Venezuela, Grecia y Argentina. Encabezado por los académicos Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, los dardos de la nueva agrupación fueron directos al presidente y líder del PP, Mariano Rajoy.
Con el paso del tiempo, Podemos fue abriéndose paso en la política, aunque viejos militantes de la izquierda española (como también de la izquierda abertzale) advirtieron el aumento de similitudes entre la nueva agrupación encabezada por Iglesias y el PSOE de la década de 1980, que pasó de prometer su salida de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) a conformar los GAL, grupos parapoliciales que tiñeron por completo el gobierno de Felipe González.
Es real que Podemos aparece en el panorama español como una corriente de aire puro ante y que supo canalizar la furia de muchas personas que se sumaron a las masivas protestas contra el gobierno del PP. Pero a su vez, la necesidad de crecer y obtener triunfos electorales llevaron a Podemos a generar polémicas y recibir críticas. De todas, se pueden enumerar las siguientes:
En marzo de este año, Sergio Pascual, secretario de Organización de Podemos, declaró que no es momento para abrir un debate sobre la monarquía española. “No creo que interese en absoluto a la ciudadanía española”, afirmó el dirigente. Pascual reconoció que dentro de la organización no hay debates ni posición tomada sobre el poder monárquico que rige en España y que, en el último tiempo, fue duramente cuestionado, principalmente por el nivel de gastos suntuosos que le cuesta al Estado, teniendo en cuenta la crisis financiera que golpea al pueblo español. A principios de marzo se conoció que Iglesias se reunirá con el rey Felipe VII luego de haber solicitado una reunión con el monarca. En una entrevista a la agencia Reuters, Iglesias indicó que Felipe VII “tiene una enorme simpatía por parte de los ciudadanos españoles”, por eso sería “bueno para la democracia que sea jefe de Estado no por razones hereditarias sino porque los españoles le han votado”. Confrontar con la monarquía española no es solo cuestionar el status quo de una clase medieval, sino meterse de lleno con la impunidad que vive España con respecto a los crímenes cometidos por la dictadura de Francisco Franco.
Una cuestión central son las propuestas económicas. Una síntesis de este tema fue analizada por Guzmán Ruiz Garro, en su artículo “Hablemos de Podemos”, en el que detalla el viraje de la organización. Según Ruiz Garro, la plataforma económica comienza a tener fuertes tintes “neokeynesianos” y “posibilistas”, pasando del rechazo a pagar la deuda, tanto pública como privada, a afirmar que el “objetivo no es no pagar la deuda”, apostando a “un proceso de reestructuración ordenada”. A su vez, Podemos pasó de defender el derecho a “una renta básica para todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo”, con un mínimo según “el valor correspondiente al umbral de la pobreza con el fin de posibilitar un nivel de vida digno”, a borrar del programa la idea de “renta básica” para proponer “una renta mínima garantizada”. Ruiz Garro también recuerda que de la iniciativa de la “recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía”, con una “participación mayoritaria pública en sus consejos de administración y/o creación de empresas estatales que suministren estos servicios de forma universal”, Podemos ahora señala que es demasiado pronto plantearse políticas de este tipo. Además, según el artículo, los temas relacionados con el ámbito laboral, como la “prohibición de los despidos en empresas con beneficios y la supresión de las empresas de trabajo temporal, se han evaporado por completo del nuevo manuscrito económico de Podemos”. Para Ruiz Garro, el nuevo programa económico podemista impulsa el “desarrollo económico, mediante políticas de inversión pública”, en un plan “que cualquier formación socialdemócrata hubiese firmado hace años”.
En correlato con la cuestión económica, desde Podemos intentan cada vez más diferenciarse del enfrentamiento histórico entre izquierda y derecha. El propio Iglesias al ser consultado por el tema respondió que su organización es abierta a “todo aquel que esté por el cambio, en defensa de la soberanía y los derechos sociales”, porque “cuando se habla de derecha e izquierda al final siempre ganan los bancos”. Para Iglesias, el objetivo es “construir política con toda la gente”, donde entran “personas “de derecha que quieren que cambie todo esto”.
Sin renegar de sus raíces en la izquierda europea y académica, es real que Podemos tiende a dejar atrás algunas contradicciones sobre cuál es la ideología que rige al partido. En una entrevista difundida en Argentina en marzo pasado, Iñigo Errejón fue consultado por el diario Página/12 sobre la negativa de Podemos a utilizar las categorías “izquierda” y “derecha”. Errejón argumentó que prefieren “una interpelación en clave nacional popular”. Para el dirigente, su intención no es desideologizar “la confrontación de ideas”, pero justificó que en España ocurre “que la metáfora izquierda versus derecha deja cómodas a fuerzas que se manejaron de ese modo entre sí durante 30 años. Al impugnarlas creemos que estamos en condiciones de construir incluso con el aporte de votantes del PP y del PSOE”.
Con respecto a la demanda de independencia por parte del pueblo vasco, Monedero realizó declaraciones que dejan en claro la postura podemista. Para el intelectual, España lleva “cinco siglos de andadura conjunta”, por lo cual la opción de la independencia “no es real”. Al participar en el programa Els Matins de TV3, Monedero aseveró que las organizaciones independentistas (no solo del País Vasco) “utilizan la independencia para estigmatizar” a la población. Si bien aseguró que “se debe reinventar España” a través de “la libre elección de quienes la componen”, el derecho a decidir sobre este tema “es una aventura más amplia que un territorio concreto”. En otra entrevista publicada por el diario vasco Deia, Monedero señaló que la movilización del pueblo vasco en contra de la represión del franquismo fue “traicionada por la locura de una organización terrorista que operaba con maneras antiguas en un lugar de alta renta media”. La referencia a ETA es directa, pese a que la organización dejó las armas y ahora participa dentro de agrupaciones legales en la lucha política. Que Monedero califique a ETA con las mismas palabras que el PP y el PSOE sueña, por lo menos, preocupante.
Antonio Ledezma es por demás de conocido en Venezuela. El ex alcalde de Caracas representa a la ultra derecha de ese país y tiene una carrera política signada por la represión y los intentos de golpe de Estado contra el gobierno bolivariano, tanto de Hugo Chávez como de Nicolás Maduro. Luego de que la justicia venezolana constatara que Ledezma participó en el último intento de golpe de Estado, en el que se planeaba bombardear el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo, ordenó su captura. Apresado el dirigente opositor, Pablo Iglesias señaló en referencia al caso que “a mí no me gusta que se detenga a un alcalde” y remarcó que “no hay ni un matiz en mis palabras”. El referente podemista aclaró que “otra cosa es que luego se demuestre que haya cometido un delito”, aunque tomó las denuncias difundidas por la oposición venezolana sobre las torturas aplicadas a Ledezma, por lo que Iglesias indicó que “sería un delito gravísimo”. Todavía hoy ninguna de esas denuncias tiene pruebas concretas para confirmarlas.
Sobre los hechos que se le imputan a Ledezma, y muchos otros a lo largo de su carrera política -signada por la corrupción y la represión al pueblo-, se podrían llenar varias páginas de esta revista. Pero lo importante para Iglesias es que “todos rebajen el tono y dejen a las empresas trabajar”, en referencia a las compañías españolas en Venezuela. Son por lo menos curiosas las declaraciones de Iglesias, teniendo en cuenta que Juan Carlos Monedero fue asesor del gobierno del presidente Chávez y conoce en profundidad el accionar de la oposición venezolana.
La foto del líder de Podemos con el embajador estadounidense en España, James Costos, fue difundida por el propio Pablo Iglesias en su cuenta Twitter. La reunión puede leerse en la misma clave que viene transitando el partido español de bajar los decibeles, ampliar su espectro político y mostrarse como una agrupación que busca solamente el “bienestar” de un país jaqueado por la crisis. Casualmente, la reunión de Iglesias y Costos fue en pleno ataque diplomático de Washington contra Venezuela. El encuentro, según declaraciones del dirigente español, fue “útil, productivo, cordial e interesante”. Además de calificar de “estratégicas” las relaciones entre Estados Unidos y España, Iglesias señaló como “coherente y razonable” la postura del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobre que Grecia tenga una nueva oportunidad bajo el gobierno de Syriza. Medios internacionales señalaron que la situación en Venezuela no fue tocada y que el embajador estadounidense siente “empatía” con los sectores más humildes de España. Iglesias y Costos también abordaron temas candentes como sus gustos por la pintura, el cine y la serie Games of Thrones, una de las favoritas del referente podemista.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.o...
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