Rosendo
20 de abril de 2015, día histórico. Los trabajadores y las trabajadoras
fijos más combativos de Telefónica hacen huelga en solidaridad con sus
compañeros externalizados y precarizados como falsos autónomos, o vía
contrata o subcontratas. Surprise. Aquella gente que sólo vemos si
tropezamos con sus escaleras mientras caminamos por la calle mirando el
whatsapp, o si nos peta internet en casa, están en huelga indefinida.
In-de-fi-ni-da. Y además se ha roto la insolidaridad de clase. El "la
culpa es de los que están en plantilla que no quieren trabajar", "la
culpa es de los autónomos que aceptan trabajar a precios de mierda". Si
hay 20.000 tíos en huelga indefinida desde el 7 de abril en todo el
Estado y la mayoría de los medios no lo explican (a pesar de que los
call centers revientan de quejas por averías), y si cuando lo hacen es
para criminalizarlos de la manera más sucia, es que van bien. El miedo
comienza a cambiar de bando.
Las empresas de telecomunicaciones son el eje del mal. Bisagra y punta
de lanza del neoliberalismo. Y Telefónica, empresa icono del PP, 100%
capitalismo de amiguetes y refugio de gángsters. Rato puso a Alierta de
presidente a Telefónica en 2000 para terminar de privatizarla (sí, era
una empresa estatal, existían no hace tanto). Desde entonces ha pagado
sueldos millonarios a todos los políticos en retirada que hicieron
posible el gran negocio. No hace ni dos años que Alierta le devolvió el
favor a Rato fichándolo como consejero. A pesar de Bankia y las tarjetas
black le paga 100.000 euros al año y ha contratado a su hija. El
padrino de la ceremonia de graduación de "la niña" fue Luis de Guindos.
El mismo que ayer mismo decía que las reformas estructurales de la
economía española han sido un éxito y que el FMI quiere más #
FemForaALaMàfia.
Telefónica ha pasado de tener 10 millones de clientes en los años 80, a
tener más de 300. Por el camino se ha deshecho de 50.000 trabajadores y
los han sustituido por miles de subcontratados que forman parte de una
perversa pirámide, con diferentes niveles y condiciones de esclavitud.
En su última memoria de "sostenibilidad" la empresa presume de
"condiciones laborales justas, equitativas y de excelencia". Ataque de
hígado. Catorce años después de la acampada de los trabajadores de
Sintel, el primer megaERE y la primera megacontracta sacrificada, 3.001
millones de beneficios a base de apretar, hasta la asfixia, a los
últimos de la cadena. Hasta que los ángeles de la guarda de nuestra vida
digital (2.000 de 600 empresas sólo en Catalunya) han dicho basta. La
multinacional quiere rebajarles un 75% el precio de su trabajo. A una
gente que ya pone el coche, la gasolina, el cuerpo y la escalera por 700
euros al mes.
Pronto comenzará a ofrecer servicios ETICOM-Somos Conexión pero igual,
por años, las condiciones laborales a las operadoras de telefonía
seguirán siendo "nuestro" problema. Las tarifas no se pueden reducir
más, los falsos autónomos deben pasar a plantilla, necesitan un convenio
propio. Sin instaladores y técnicos, sin los cables que tiran, conectan
o reparan con sus manos bien reales, no hay sociedad ni revolución
digital. La revuelta de las escaleras es tan peligrosa y estratégica
como lo eran (lo son) las revueltas de transportistas. Está en juego la
circulación de las mercancías más preciadas: los datos. A pesar de los
45 millones de euros anuales de publicidad de Telefónica, a pesar de las
presiones de las principales contratos y de los miedos inducidos de los
grandes sindicatos, huelga total gracias al trabajo perseverante de los
sindicatos más pequeños y valientes, y de mucha gente que a pesar de
acumular decepciones para llenar contenedores, nunca se ha rendido y ha
aprendido a combinar las tácticas de las viejas luchas obreras con los
métodos quinzeemeros, porque el instinto de clase, en brotar, tuviera
dónde y cómo echar raíces.
Escaleras en la #ResistenciaMovistar, como la batalla del Monte Vesubio.
Entonces las milicias romanas, bien organizadas y multiplicándolos en
número, sitiaron a Espartaco y a sus esclavos huidos esperando que
murieran de hambre y de sed. Dejaron, pero, sin protección una pendiente
imposible de la montaña. Los hombres de Espartaco hicieron cuerdas con
sarmientos de viñas y con ellas escaleras por donde descolgarse durante
la noche, y atacaron el campamento militar. Roma, tan Telefónica, tan
segura como estaba de su poder, menospreció a los esclavos y, justamente
por eso, perdió. Voy a ser el enemigo / Disparando pan de higo / ojo no
te vaya a dar.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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