Análisis de la utopía inalcanzable de Martin Luther King.
Por Germán Gorriaz López
Por
primera vez en la Historia de EEUU, en 2008 es elegido como Presidente
de la Nación un negro debido al voto de las minorías latina y
afroamericana, con lo que los partidos tradicionales del establishment
habrían cambiado su estrategia electoral para captar un voto que en el
horizonte del 2050 será mayoritario. Así, según la Oficina del Censo de
EEUU, hacia el 2043 los blancos dejarán de ser la mayoría de la
población estadounidense y serán desplazados por la suma de la población
hispana que aumentaría de 53,3 millones en la actualidad a 128,8
millones en 2060 y la afroamericana, que pasaría los 41,2 millones
actuales a los 61,8 millones previstos por las proyecciones.
Sin
embargo, según un artículo de la publicación canadiense Global Research,
47,8 millones de estadounidenses vivirían bajo el umbral de la pobreza y
deberían utilizar los cupones de alimentación (SNAP por sus siglas en
inglés), para satisfacer sus necesidades alimenticias, lo que se traduce
en un aumento del 70 por ciento desde 2008 debido a la elevada tasa de
desempleo y pobreza que se habría ensañado con las minorías latina y
afroamericana. Así, desde el inicio de la recesión en 2008, 28,2
millones de personas se inscribieron en el SNAP y unos 10 millones de
niños vivirían en la pobreza extrema, según dicha publicación. Por otra
parte, la reducción en el Presupuesto del 2013 de cerca de 85.000
millones de dólares, ha obligado al Programa Especial de Nutrición
Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños (WIC) a eliminar beneficios
a casi 600.000 madres, lactantes y niños, según la publicación
canadiense. Además, aunque la tasa de paro de EEUU en el mes de Marzo
permaneció en el 5,5 % , continuaría el endemismo crónico de altas tasas
de desempleo en la población afroamericana (17%), cifra que se
triplicaría en cuanto atañe a la población joven negra (51%), con los
consiguientes efectos colaterales de marginalidad, economía sumergida e
incremento de los índices de delincuencia. que se elevaría hasta cifras
ionosféricas en lo que respecta a la población joven pues seguiríamos
hablando de cerca de 9 millones de peticiones de desempleo (superior a
la población de Chicago), a lo que habría que sumar los 7,9 millones que
trabajan a tiempo parcial por las condiciones de sus empresas o por
motivos económicos (comparable al total de vecinos de Detroit y
Baltimore) y los 2,2 millones que no buscan empleo (equivalente a
Baltimore).
La distopía afroamericana frente a la utopía de Martin Luther King
Una
distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en
términos antagónicos a los de una sociedad ideal” y se ubican en
ambientes cerrados o claustrofóbicos. Así, Detroit sería un escenario
distópico de naturaleza real (no ficitica) y el paradigma del mayor
éxodo masivo de población sufrido por una ciudad moderna durante los los
últimos 70 años , éxodo motivado por la conjunción de razones
económicas (la corrupción generalizada de las autoridades municipales y
el hecho de que los altos impuestos por vivir dentro del área
metropolitana se reducían drásticamente en el extrarradio) y raciales.
Así, Detroit habría pasado de tener en el área metropolitana 1, 8
millones de habitantes en 1960 ( 90 % de raza blanca) a 700.000 en el
2012 (84% de raza afroamericana), movimiento migratorio centrífugo
conocido coloquialmente como “white fligt “ (vuelo blanco) ya que la
mayoría de la población que emigraba a los extrarradios era de raza
blanca y de clase media y alta, quedando la población de color confinada
al este de la ciudad en una zona irónicamente denominada “Paradise
Valley” (Valle paraíso).
Nos
encontraríamos pues ante un escenario distópico, donde el 36% de la
población viviría por debajo del umbral de la pobreza y con la tasa de
delincuencia más alta de todo EEUU, favorecido por la lacerante falta de
inversiones en los servicios públicos y la existencia de miles de
solares y viviendas abandonados vacíos que deberán ser derruidos por el
Ayuntamiento. Además, la drástica recaudación de impuestos obligará a
recortar todavía más los programas de asistencia social, subir los
impuestos y privatizar la mayoría de servicios públicos debido al
déficit acumulado y al nivel de los bonos emitidos ya que no pueden
imprimir dinero para financiar sus déficits como lo hace la nación,
situación extrapolable a otras muchas ciudades de mayoría afroamericana.
Así, la ciudad de Camden, en Nueva Jersey, la segunda ciudad con mayor
tasa de criminalidad de Estados Unidos, se vio abocada a despedir al 45%
de sus fuerzas del orden, con lo que la conjunción de tasas de paro
estratosféricas ( superiores al 15 %), drástica reducción de los
programas de asistencia social para una población de facto subsidiada y
la actuación desmesurada y con claros tintes racistas de las fuerzas de
orden público, podría hacer que las áreas metropolitanas con altas tasas
de población afroamericana ( New Orleans, Washington, St-Louis, Los
Ángeles, Atlanta, Cleveland y Chicago), estallen en violentos disturbios
callejeros donde se entremezclen las demandas sociales con las de
segregación racial, olvidando las enseñanzas de Martin Luther King ( “
La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”).
La vigencia de las ideas de Jeremiah Wright
El
reverendo Wright en un sermón pronunciado en el 2001 en la parroquia de
la United Church of Christ de Chicago expresó la necesidad de una
metanoia colectiva de la sociedad estadounidense “que transforme las
guerras militares imperiales en guerras políticas internas contra el
racismo y las injusticias de clase” , para lo que propuso una
redistribución fundamental de la riqueza a través de la reasignación del
presupuesto público. Citando el “regalo de la Administración de George
W. Bush de 1.300 billones de dólares en exenciones de impuestos para los
ricos”, replicó con una propuesta de financiación pública de asistencia
médica universal y de reconstrucción del sistema educativo para ponerlo
al servicio de los pobres.
Asimismo,
en una conferencia pronunciada en la Universidad Howard (Washington) en
el 2006 afirmó: “Este país se fundó y está dirigido según un principio
racista (…) Creemos en la superioridad blanca y en la inferioridad negra
(…) más que en el propio Dios”, según un extracto publicado por The
Wall Street Journal. Obama, hijo espiritual del Reverendo Wright y
deudor del título de su libro “La Audacia de la Esperanza,”, se vio
forzado a renegar de su paternidad ideológica y no dudó en desmarcarse
de la influencia de su mentor religioso ante los ataques recibidos
siendo todavía senador, pero en su libro “Los Sueños de mi padre” ,
habla sobre la actitud vital de la población afroamericana , marcada por
el estigma generacional de “una segregación racial que ha caracterizado
el devenir norteamericano” según sus palabras, herida sin cicatrizar
que posiblemente vuelva a abrirse y estallar en el final de su segundo
mandato.
El racismo policial y el papel de las Fraternidades
Tras la
muerte del adolescente afroamericano Trayvon Martin por el vigilante
George Zimmerman ( absuelto de los cargos de asesinato), el profesor de
Estudios Culturales y Negros en la Universidad Duke, Mark Anthony Neal
afirmó:”Lo primero que aprendimos es que no hemos superado el asunto de
la raza. En la elección de 2008 se tenía la esperanza de que haber
elegido a Obama nos permitiría trascender las cuestiones de raza”, pero
la deriva totalitaria sufrida por EEUU durante el mandato de George W.
Bush provocó que en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado se
llegara en la práctica a anular el principio de inviolabilidad ( habeas
corpus) de las personas, instaurando de facto el principio de
“presunción de culpabilidad” en lugar del primigenio de “presunción de
inocencia”, lo que habría quedado como estigma imborrable en las fuerzas
de seguridad de los EEUU y tendría su reflejo en la prepotencia,
brutalidad y el desprecio racial que destilan las intervenciones
policiales en las grandes ciudades de EEUU, elementos constituyentes de
la llamada “perfección negativa”, término empleado por el novelista
Martín Amis para designar “la obscena justificación del uso de la
crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal”.
Así,
tras la muerte todavía sin aclarar del joven afroamericano de 18 años
Mike Brown por disparos de un policía blanco en Ferguson (Missouri) , la
población afroamericana volvió a rememorar la década de los 60 y la
lucha por las libertades civiles encabezada por el reverendo Martin
Luther King, Premio Nobel de la Paz (“Hemos aprendido a volar como los
pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo
arte de vivir como hermanos”).
Según elinformador.com.mx, casi la totalidad de las
nueve hermandades históricamente negras, (conocidas como ”Las Nueve
Divinas”), nacieron del conflicto racial en el país y fueron fundadas en
los campus universitarios a principios de la década de 1900 cuando los
estudiantes negros se enfrentaban a prejuicios raciales y a la
exclusión. Así, según Gregory Parques, profesor asistente en la Escuela
de Derecho de la Universidad Wake Forest y miembro de la fraternidad
Alpha Phi Alpha. “hubo
un momento en que las fraternidades negras estaban en la vanguardia de
la lucha por los derechos civiles, pero esos días se han perdido en la
memoria” pues la mayoría de sus dirigentes estarían sedados y
adormecidos debido a las cuantiosas aportaciones que reciben de los
fondos federales.
Sin
embargo, la persistencia de la violencia policial contra la población
afroamericana y la práctica impunidad de la policía cuyo penúltimo
exponente sería la muerte en Baltimore de un joven negro en dependencias
policiales, estaría haciendo oscilar en sus valores la otrora
monolítica actitud de las Fraternidades de permanecer al margen de las
protestas violentas. Así, fraternidades
negras como Omega Psi Phi, Alpha Phi Alpha y Beta Phi Sigma y las
hermandades Zeta Phi Beta y Gamma Sigma Rho han hecho un llamamiento a
sus miembros para que se unan a las protestas contra las actuaciones
policiales, con lo que podríamos asistir al agigantamiento mediático de
otro líder activista pro-derechos civiles y a una nueva gran marcha
pacífica sobre Washington (Martin Luther King, 1.963), no siendo
descartable una posterior reedición de los violentos disturbios raciales
del verano de 1963, quedando de paso la frase de Luther King “I have a
dream” (Tengo un sueño), como una utopía inalcanzable en la distópica
sociedad estadounidense del siglo XXI
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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