19.04.2015
Por Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
En la rueda de prensa del Consejo de Ministros de este pasado viernes, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, contestó a la pregunta de un corresponsal venezolano sobre la relación con Venezuela, y, ni corta ni perezosa, lo hizo, nada más y nada menos, que pidiendo al Gobierno de Maduro “respeto” para el presidente Rajoy, que, según dijo, ha sido “elegido democráticamente” en un país “donde se respetan estos procedimientos democráticos”, afirmando además que Maduro debe “tomar nota” del malestar del gobierno español por sus palabras, que catalogó como “intolerables”.
Al parecer, al presidente Maduro, en cambio, lo ha debido poner en su puesto la divina providencia en forma de sagrado “pajarito” -ya que les gusta tanto a nuestra derecha patria recordar aquellas palabras de Nicolás-, o, más grave todavía, el analfabeto, inculto y poco evolucionado, pueblo de Venezuela, que en su bajeza moral e intelectual es capaz de votar por dicho presidente a cambio de un plato de lentejas o algo por el estilo. Por eso, claro, cada día diferentes políticos del PP pueden llamarlo abiertamente “dictador” y hablar de aquel país como de una “dictadura”, sin que pase absolutamente nada, ni haya nada que reprocharles al respecto. Si hicieran como la avanzada y democrática España, con su culto y evolucionado pueblo, capaz de votar con mayoría absoluta a quien luego le recortará en derechos sociales y laborales, permitirá que le echen de sus casas si no pueden pagar sus hipotecas, le aprobará leyes mordaza y reformas del código penal para que no puedan quejarse de tales cosas, regalará más de 40.000 millones de euros a los bancos mientras ellos pasan hambre y todo tipo de penalidades, pues, obviamente, otro gallo les cantaría a esos necios e incultos bolivarianos capaces de votar a cualquiera.
Entre otras cosas, al gobierno le ha molestado muy mucho que el presidente venezolano se atreviera a llamar “racista” a Don Mariano Rajoy y su gobierno. ¿Racismo en el gobierno respecto de Venezuela? No hombre, claro que no.
Quién iba a pensar, después de semejante respuesta -que Rajoy es un presidente elegido democráticamente- realizada a un presidente de otro país elegido democráticamente por su pueblo y cuyo partido, además, ha ganado 17 de 18 procesos electorales desde 1999, incluyendo todo tipo de elecciones (presidenciales, legislativas y locales), varias consultas constitucionales y hasta un revocatorio, habiendo reconocido, para más inri, su derrota en aquella única convocatoria que no fue capaz de ganar, que el gobierno español trata al gobierno venezolano de manera despectiva y con un apestoso tufillo racista, imperialista y neo-colonial. No hombre, no. Claro que no.
Otra cosa que, al parecer, le ha debido molestar a Soraya y los suyos, es eso de que Maduro hablase del gobierno español como de una élite corrupta que está saqueando el estado español. ¿Corrupto el gobierno? Vamos, Maduro, no delires. Viendo todo lo que anda pasando estos días con el señor Rato, lo que ha pasado con Bárcenas, los pagos en B de varias sedes del partido que sostiene a tal gobierno, lo de Granados y la Púnica, lo de Fabra, lo de Matas, y todo lo que se esconde, según vamos sabiendo, tras la amnistía fiscal de Montoro, a quién se le ocurre usar semejantes palabras -“élite corrupta”- para definir el carácter del actual gobierno español. Solo una mente muy perversa y desorientada sería capaz de elocubrar semejantes pensamientos. Ninguna persona “normal”, de esas que, como dijo el presidente el pasado fin de semana, acaban votando al PP, podría decir jamás semejantes barbaridades. Claro.
La reacción del Ejecutivo español se produce tras la llamada a consultas del embajador de Venezuela en Madrid, cuando, como decimos, Maduro tachó al presidente de “racista” por promover el PP en el Congreso la proposición no de ley aprobada esta semana que reprueba las detenciones de Leopolodo López y Antonio Ledezma, y pide que Maduro los libere. La número dos del Ejecutivo recordó al presidente de Venezuela que este tipo de comportamientos “son intolerables” y advirtió de que alejan el “mínimo entendimiento” necesario entre “dos pueblos históricamente unidos por distintos lazos”. En cambio, por supuesto, lo de usar el parlamento español, supuesta cámara de representación de la “soberanía” del pueblo español, para interferir en los asuntos internos venezolanos, pidiendo, sin medias tintas ni más vuelta de hoja, nada más y nada menos que la liberación de dos políticos procesados por conspiradores y golpistas en aquel estado, y que, huelga decirlo, sencillamente están siendo procesados de conformidad a lo establecido por el ordenamiento jurídico de Venezuela, eso no, eso es lo más de lo más en compotamientos políticos tolerables entre diferentes pueblos “unidos históricamente por distintos lazos”.
Y lo de apoyar ya abiertamente golpes de estado como aquel de abril de 2002 que esta misma semana cumplía 13 años, reconociendo el entonces gobierno de Aznar al gobierno ilegítimo que salió de aquella intentona, por ejemplo, qué vamos a decirles, pura pata negra de la diplomacia “amiga” y “respetuosa”, totalmente tolerable.
Si es que, de verdad, como decíamos antes, Maduro ha debido perder la cabeza al pensar que el gobierno español es una élite corrupta, y que, en su relación con Venezuela y su gobierno legítimo, actúa de forma racista, con mentalidad neo-colonial y siendo cómplice del golpismo asesino que promueve una parte de la derecha venezolana como la representada por Leopolodo López, Antonio Ledezma, y etc., los denominados por el gobierno español como “presos políticos”.
En serio, nadie podría pensar jamás tal cosa, visto lo visto.
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