Esto sucede en España, sin que a la desprestigiada casta política
se le caiga la cara de vergüenza, mientras el nuevo rey visita al
sicario, torturador y criminal rey de Marruecos y los cuatro gerifaltes
vergonzosos del PP se dedican a acusar de ser de ETA, de “bolivariano” a
todo bicho viviente que teman les haga sombra electoral y pueda acabar
con su chollo millonario.
En estas horas tristes de julio, Carlos Cano Navarro, de 25 años,
licenciado en medicina y miembro del 15M, entraba en la cárcel arropado
por su madre y compañeros/as, condenado a tres años, simplemente por
formar parte de un piquete en la Huelga General de marzo de 2012. Un
nuevo preso político del régimen español, donde a quien lucha por los
derechos civiles se le persigue, se le tortura, se le encierra en los
sucios agujeros de un sistema podrido, con olor a corrupción, maltrato,
abusos y saqueo.
Sin embargo a otros que de verdad son ladrones y delincuentes
peligrosos se les permite hacer de todo libremente, dejando que toda una
horda de sinvergüenzas de trajes caros, cargos públicos y coches
oficiales estafen, roben, saqueen el patrimonio ciudadano sin que pase
nada, sin que lo que llaman erróneamente “justicia” intervenga, juzgue y
encarcele a estos malhechores, a estos criminales, culpables de la
miseria y el hambre de millones de ciudadanos/as en todo el estado
español.
Carlos ha entrado en la cárcel con la dignidad que jamás tendrá la
gentuza que se alegra de su condena, responsables directos de que gran
parte de la ciudadanía sufra una situación de emergencia social, para
que unos pocos ladrones se enriquezcan robando, saqueando, privatizando,
entregando a la mafia los servicios públicos que tantos años de lucha
nos han costado conseguir.
Quien encarcela los sueños acaba tarde o temprano pagándolo. Están
forjando el principio del fin de su particular y degenerada dictadura.
Nuestro pueblo jamás olvidará el tremendo daño, los abusos, los
desahucios de familias enteras a golpes de los esbirros uniformados, que
más de tres millones de niños/as estén pasando hambre.
Compañero Carlos, estamos contigo en la distancia, te apoyamos, nos
solidarizamos, admiramos tu inmensa valentía. Somos millones, somos
legión, quienes reconocemos, y seguimos tu inconmensurable ejemplo.
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