por Iñigo Mas
Martes, 18 de Marzo de 2014 05:11
Cientos de inmigrantes, en su mayoría sin documentación, malviven
desde hace años en penosas condiciones en chabolas instaladas en el
interior de las parcelas agrícolas de El Ejido conocidas como 'Tierras
de Almería'.
Cientos de inmigrantes, en su mayoría sin
documentación, malviven desde hace años en penosas condiciones en
chabolas instaladas en el interior de las parcelas agrícolas de El Ejido
conocidas como 'Tierras de Almería'. Tras el cambio de propietarios y
la fragmentación de las parcelas, los asentamientos se han quedado
encerrados por vallas metálicas que les impiden entrar y salir
libremente y que fueron instaladas por los propietarios de los
invernaderos en los caminos de tránsito entre las fincas para evitar los
continuos robos que sufrían sus propiedades.
Unas pocas personas de confianza tienen llaves de las
puertas. Sólo se puede salir esperando el momento adecuado en que estén
abiertas para que transiten los camiones que trabajan en los
invernaderos.
Por las noches, las personas que viven allí quedan
encerradas, sin posibilidad de acudir al médico cuando lo necesitan,
rodeados de mantas para combatir el frío. Se trata en su mayoría de
inmigrantes de color, procedentes de países como Senegal, Ghana o Guinea
Bissau, entre otros, así como marroquíes.
Algunos son afortunados y tienen trabajo en los
invernaderos, pero muchos otros están parados y no perciben ninguna
ayuda al estar en situación irregular. Son precisamente estas personas
las que reciben periódicamente la ayuda de voluntarios anónimos, que no
forman parte de ninguna organización y les reparten de forma altruista
lo recogido a través de las redes sociales. Cruz Roja es la única
organización que, aparte de los voluntarios anónimos, lleva
periódicamente alimentos y productos básicos. El asentamiento se creó
hace varios años.
Los terrenos pertenecíana a la empresa Quash, conocida
como Tierras de Almería, del grupo Banesto. Cuando la empresa Tierras
de Almería desapareció, los invernaderos fueron a pasar a manos de
varios propietarios que vallaron sus terrenos para evitar robos y los
inmigrantes se quedaron encerrados. IU viene denunciando el cierre de la
valla en estos asentamientos ilegales.
Podría haber unos tres asentamientos en la zona,
alcanzando el medio millar de personas los afectados por la situación,
ya que “aquí hay unas treinta chabolas, cada una con cuatro, cinco, seis
personas, o más, pero hay otros dos asentamientos más dentro de las
vallas”, afirma una mujer con un bebé en las manos, quejándose de tener
una cita con el médico a la que no puede llegar porque las vallas están
cerradas.
Las chabolas están levantadas sobre la tierra con
maderas, cartones, plásticos y deshechos de obras. El agua se almacena
en garrafas procedentes de residuos agrícolas, con evidente peligro para
su salud. No pagan ningún alquiler y están enganchadas a tomas de luz
clandestinamente. La falta de agua es uno de los mayores problemas,
porque hay muchas familias que no tienen, o la que tienen procede de las
cercanas balsas agrícolas, lo que en cualquier momento puede
provocarles una grave enfermedad. Son los más desheredados del emporio
agrícola.
Reciben ayudas de voluntarios. Pero fuera de las verjas
también hay situaciones idénticas, con miles de inmigrantes sin
documentación en la comarca del Poniente hacinados en edificios
ruinosos, rodeados de basura, donde viven personas de varias
nacionalidades en condiciones infrahumanas, porque aún en el caso de que
tengan trabajo y un jornal digno prefieren enviarlo a su país para
alimentar allí a su familia.
Se dan casos como embarazadas que no tienen agua para
beber, y que tampoco la tienen para sus niños pequeños. Pese a que las
duchas casi no existen, lavan con palanganas, la comida escasea y cuando
llueve da prácticamente igual estar dentro o fuera de las 'casas', el
ánimo de los inmigrantes es hospitalario. Invitan a los visitantes a su
hogar y les ofrecen lo poco de que disponen.
Una mujer necesita un cochecito para su bebé. Los
voluntarios, a los que pide agua incesantemente, mueven las redes
sociales y le prometen que pronto lo tendrá. Se vuelcan solidariamente
con los parias de Tierras de Almería, una inacabable extensión de
hectáreas con una larga trastienda judicial conocida por el Tribunal
Supremo. Es la mancha negra del 'Modelo Almería', exportado a medio
mundo. Pero las condiciones de vida de muchos de los inmigrantes no ha
mejorado, sigue igual. Es la asignatura pendiente de la riqueza del
campo almeriense.
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