02.10.2013.
SUPONGAMOS QUE ESTAS CIFRAS SON CIERTAS: Una de cada ocho personas en el mundo sufre desnutrición crónica según las agencias de alimentos de las Naciones Unidas, que advierten a los líderes mundiales de que muchas regiones del planeta fracasarán en reducir a la mitad la cifra de afectados por el hambre para el año 2015.
En su último informe sobre la inseguridad alimentaria, tres agencias de la ONU -la Organización Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)- estiman que 842 millones de personas sufrían hambre crónica en el periodo 2011-13, o el 12% de la población mundial, frente a un 17% en 1990-92.
La nueva cifra es más baja que la anterior estimación, de 868 millones de personas en 2010-12 y 1.020 millones en 2009. No obstante, el informe refleja grandes desigualdades en el progreso del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el hambre en el mundo en 2015.
Muchos países probablemente no podrán cumplir con el objetivo adoptado por los líderes mundiales en las Naciones Unidas en el año 2.000, afirman las citadas agencias.
"Los (países) en conflicto durante las dos últimas décadas son más propensos a sufrir retrocesos significativos en la reducción del hambre", dice el informe. "Los países sin litoral se enfrentan a retos persistentes acerca del acceso a los mercados mundiales, mientras que los países con poca infraestructura e instituciones débiles se enfrentan a restricciones adicionales".
La FAO, el PMA y el FIDA definen la desnutrición o hambre en el Informe mundial 2013 como "no tener suficiente alimento para llevar una vida activa y sana" y una incapacidad para "satisfacer las necesidades de energía alimentaria".
Las políticas destinadas a aumentar la productividad agrícola y la disponibilidad de alimentos son fundamentales en la reducción del hambre incluso cuando la pobreza es generalizada, sostienen las agencias.
"Cuando se combinan con la protección social y otras medidas que aumentan los ingresos de las familias pobres para comprar alimentos, esto puede tener un desarrollo rural más positivo", afirman.
Las remesas, que suponen unas ayudas tres veces mayores que la asistencia oficial al desarrollo, han tenido un impacto significativo en la seguridad alimentaria, que conduce a una mejor alimentación y la reducción del hambre.
La gran mayoría de personas que sufren hambre -827 millones del total de 842 millones- viven en países en desarrollo, donde la prevalencia de la subnutrición se estima en el 14,3%, según el informe.
África sigue siendo la región con mayor prevalencia de la subnutrición, con más de un quinto de su población desnutrida.
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