Sede del Banco de España en Madrid. FERNANDO SÁNCHEZ
En definitivas cuentas, de llevarse a cabo este acuerdo, lo que se
estaría haciendo –una vez más– es tapar los agujeros de la banca
española con dinero público. Y hablamos de una nueva ayuda a la banca
muy cuantiosa, que supondría de un plumazo un aumento de la deuda
pública del 6% del PIB.
Que los gobernantes (tanto españoles
como europeos) vayan a otorgar una nueva ayuda a la banca no sorprende a
nadie. Tampoco sorprende que esta ayuda se vaya a materializar de forma
velada y disimulada para no enturbiar la imagen de las entidades de
crédito y para no indignar todavía más al contribuyente (que es quien en
última instancia pone el dinero a través de mayores impuestos y
recortes en educación, sanidad, etc). Desgraciadamente este tipo de
barbaridades no nos sorprende a los que estamos medianamente bien
informados.
Pero ello no es óbice para que dejemos
de denunciar estas insultantes actuaciones, y más aún cuando día tras
día el gobierno miente y engaña con descaro a los ciudadanos anunciando
–entre otras cosas– que la banca española está sana, que no necesita
ayuda o que en cualquier caso el dinero que se le inyecte se terminará
recuperando. No podemos dejar que el gobierno siga burlándose de los
ciudadanos, y por ello seguiremos destapando todas sus mentiras
explicando de forma comprensible las enrevesadas estratagemas que
emplean para confundir a la gente.
Desde el estallido de la crisis una de
las estrategias que más han utilizado las entidades financieras
españolas (tanto cajas de ahorros como bancos –incluyendo los de mayor
tamaño–) para disimular su deteriorada situación económica ha sido la de
los “activos fiscales”. Vamos a explicar en qué consiste. Cuando una
empresa cualquiera obtiene beneficios tiene que pagar una parte a
Hacienda en concepto de Impuesto sobre Sociedades. Si obtiene 100 euros
de beneficios, tiene que pagar 30 al Estado.
Pero si en vez de obtener ganancias lo
que registra son pérdidas, entonces la legislación española le permite a
esta empresa que apunte esa cantidad para que pueda pagar menos cuando
obtenga ganancias en un futuro. La lógica es la siguiente: cuando a una
empresa le va bien tiene que pagar a Hacienda una parte, pero si a esa
empresa le va mal entonces Hacienda le perdonará una parte de los
impuestos cuando tenga que pagarlos en un futuro.
Por ejemplo, si en el primer año la
empresa registra unas pérdidas de 100 euros, anotará 30 euros como
“comodín”. Imaginemos que al año siguiente obtiene beneficios de 100
euros. Sabemos que tendría que pagar 30 euros en concepto de impuesto de
sociedades, pero como tiene un “comodín” de 30 euros entonces lo usará y
no pagará nada a Hacienda. A ese “comodín” se le denomina “activo
fiscal”, y es como un favor que le concede el Estado a las empresas que
registran pérdidas.
El truco perfecto
Pues bien, todas las entidades
financieras españolas poseen una importante cantidad de activos fiscales
(“comodines”) porque todas han registrado pérdidas durante estos
últimos años. El truco que han utilizado para que desde fuera parezca
que les va bien y que obtienen ganancias es contabilizar estas pérdidas
en una cuenta aparte, que terminan compensando echando mano de los
“ahorros” que durante mucho tiempo han almacenado.
De esta forma, despejando las pérdidas
hacia otra cuenta, en la cuenta oficial han podido presentar beneficios
con el objetivo de no perder la confianza de clientes, depositantes,
accionistas y otros agentes interesados. En definitiva se trata de un
truco contable para maquillar las pérdidas. Un truco perfecto,
porque por un lado las pérdidas que registran les permiten obtener
“comodines” que van guardando, y por otro lado con esta maniobra pueden
vender al público desinformado que la banca española está saneada y que
obtiene beneficios.
Además, a las entidades financieras les
interesa poseer estos activos fiscales (“comodines”) porque la
legislación actual les otorga un valor económico importante. Y cuanto
más valor aglutine la entidad financiera (cuantos más “comodines”
tenga), mejor imagen dará y por lo tanto menor dinero tendrá que
almacenar para demostrar su solvencia frente a las instituciones
reguladoras. Por ley se les exige a este tipo de entidades de crédito
que atesoren importantes cantidades de dinero y activos para que su
fortaleza económica sea importante y así evitar quiebras.
Incomprensiblemente entre estos activos se les permite que incluyan los
comodines que venimos mencionando, a pesar de que a nadie se le escapa
que en realidad no tienen mucho valor.
Al borde de la insolvencia
De hecho, la legislación internacional
acaba de reconocer que no tiene sentido otorgar tanto valor a los
“activos fiscales” (los comodines), y por lo tanto va a dejar de
considerarlos como activos de buena calidad. El problema es que si estos
comodines ya no les van a servir a las entidades financieras para
mostrar una posición económica sólida, tendrán que encontrar sustitutos
que lo hagan. Y los sustitutos tienen que tener un valor igual que el de
estos comodines, y no hablamos de moco de pavo: el valor hasta
diciembre de 2012 de todos los comodines que atesoran las entidades
financieras alcanzaba los 63.280 millones de euros (equivalente al 32,19% del patrimonio neto de las entidades financieras españolas más importantes).
Es decir, los bancos españoles
necesitan encontrar 63.280 millones de euros a toda costa y de donde
sea, si no quieren ser declarados insolventes. Nótese que
hablamos de cantidades mastodónticas que muy difícilmente podrán
conseguir los bancos en las condiciones actuales (a modo de comparación:
una de las partidas presupuestarias más voluminosas es el gasto en
prestaciones por desempleo y supone unos 27.000 millones de euros).
La legislación internacional les ha
concedido un plazo de cinco años para que se hagan con ese dinero. Pero
se trata de un plazo imposible, además de una hazaña casi milagrosa. De
momento, la Comisión Europea –consciente de este enorme problema– ha
ampliado el plazo a diez años para las entidades financieras europeas. Pero ello no es suficiente, y los bancos han acudido de nuevo a pedir ayuda al gobierno.
De momento se ha llegado a un acuerdo (todavía pendiente de
confirmarse) que consistiría en convertir esos “comodines” directamente
en dinero que aportaría el Estado (con el dinero del contribuyente).
Así de simple. Los bancos no
necesitarían obtener beneficios en un futuro para utilizar sus
comodines, porque de la noche a la mañana esos comodines pasarían a ser
activos de plena calidad garantizados por el gobierno. De esta forma los
bancos no tendrían que obtener esos 63.280 millones de euros de ningún
sitio, porque el gobierno muy amablemente se los cedería con el dinero
de los contribuyentes.
En definitivas cuentas, de
llevarse a cabo este acuerdo, lo que se estaría haciendo –una vez más–
es tapar los agujeros de la banca española con dinero público. Y
hablamos de una nueva ayuda a la banca muy cuantiosa, que supondría de
un plumazo un aumento de la deuda pública del 6% del PIB.
[Eduardo Garzón es autor del blog Saque de esquina]
http://www.lamarea.com/2013/08/02/se-avecina-una-nueva-y-bochornosa-ayuda-a-la-banca/
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