viernes, 5 de abril de 2013
El deber de evitar una guerra en Corea
Hace unos días me referí
a los grandes desafíos que hoy enfrenta la humanidad. La vida
inteligente surgió en nuestro planeta hace alrededor de 200 mil años,
salvo nuevos hallazgos que demuestren otra cosa.No confundir la
existencia de la vida inteligente con la existencia de la vida que,
desde sus formas elementales en nuestro sistema solar, surgió hace
millones de años.
Existe un número
prácticamente infinito de formas de vida. En el trabajo sofisticado de
los más eminentes científicos del mundo se concibió ya la idea de
reproducir los sonidos que siguieron al Big Bang, la gran explosión que
tuvo lugar hace más de 13.700 millones de años.
Sería esta introducción
demasiado extensa si no fuese para explicar la gravedad de un hecho tan
increíble y absurdo como es la situación creada en la península de
Corea, en un área geográfica donde se agrupan casi 5 mil de los 7 mil
millones de personas que en este momento habitan el planeta.
Se trata de uno de los más graves riesgos de guerra nuclear después de la Crisis de Octubre en 1962 en torno a Cuba, hace 50 años.
En el año 1950 se desató allí una guerra que costó millones de vidas.
Hacía apenas 5 años que dos bombas atómicas habían estallado sobre las
ciudades indefensas de Hiroshima y Nagasaki, las que en cuestión de
minutos mataron e irradiaron a cientos de miles de personas. En la
península coreana el General Douglas MacArthur quiso emplear las armas
atómicas contra la República Popular Democrática de Corea. Ni siquiera
Harry Truman se lo permitió.
Según se afirma, la
República Popular China perdió un millón de valientes soldados para
impedir que un ejército enemigo se instalara en la frontera de ese país
con su Patria. La URSS, por su parte, suministró armas, apoyo aéreo,
ayuda tecnológica y económica.
Tuve el honor de conocer a Kim Il Sung, una figura histórica, notablemente valiente y revolucionaria.
Si allí estalla una
guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente
sacrificados, sin beneficio para ninguno de ellos. La República Popular
Democrática de Corea siempre fue amistosa con Cuba, como Cuba lo ha sido
siempre y lo seguirá siendo con ella.
Ahora que ha demostrado
sus avances técnicos y científicos, le recordamos sus deberes con los
países que han sido sus grandes amigos, y no sería justo olvidar que tal
guerra afectaría de modo especial a más del 70 % de la población del
planeta.
Si allí estallara un
conflicto de esa índole, el Gobierno de Barack Obama en su segundo
mandato quedaría sepultado por un diluvio de imágenes que lo
presentarían como el más siniestro personaje de la historia de Estados
Unidos. El deber de evitarlo es también suyo y del pueblo de Estados
Unidos.
Fidel Castro Ruz
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