«Ante la gravedad del momento histórico...»
Los
autores, diputados de Amaiur, parten de la expresión que encabeza el
artículo, extraída de un cuaderno de la FAES (fundación del PP) al hilo
del referéndum que próximamente se va a celebrar en Escocia, para
abordar el tema del derecho de autodeterminación, en un contexto en el
que el soberanismo se ha fortalecido en las sociedades vasca y catalana.
En este sentido, tras destacar que la Corte Internacional de Justicia
(CIJ) ha confirmado que la secesión unilateral no es contrario al
derecho internacional, anuncian la creación de un grupo de trabajo para
elaborar un borrador de proyecto de ley que regule el derecho a decidir.
Esta
expresión ha sido extraída del último cuaderno de FAES, fundación del
Partido Popular. Contrariamente a lo que se pudiera suponer, esta frase
no se refiere a la situación de quiebra del Estado, sino que se refiere
al referéndum de Escocia, al cual le han dedicado un detallado capítulo y
en el cual previene del peligro que supone para España este referéndum.
E insta al Gobierno a tomar medidas con prontitud sobre la estrategia a
seguir, tanto en el plano interno como en el de la Unión Europea (UE).
El
diario «ABC» ya nos adelantó, el 28 de febrero, que Rajoy buscaría una
respuesta común de la UE frente a los separatistas, fomentando medidas
diplomáticas en aras a dejar fuera de la Unión y fuera del Euro a
cualquier nuevo estado que pudiera surgir en seno de la UE. Estos
propósitos, sumados a la recuperación del leit motiv «Gibraltar
español», y el que ya se manifieste de manera habitual la necesidad de
reforma constitucional cara a reforzar el estado unitario y centralista,
nos deja entrever un futuro restrictivo de cara a lo que puedan ser
reclamaciones democráticas por parte de las naciones existentes en el
Estado español. ¿Qué estrategia debemos seguir los soberanistas frente a
este escenario?
Hace
ya treinta años que las fuerzas democráticas y soberanistas solicitaron
la inclusión del Derecho a la Autodeterminación en la Constitución
española de 1978. Pero los «padres de la Constitución» presionados por
las fuerzas vivas del franquismo, destacándose el Ejército, decidieron
no recoger este derecho, sino avisar y amenazar, en su artículo 8.1, que
ante posibles tentaciones secesionistas, el garante de la unidad de
España sería el Ejército español manu militari.
En
estas décadas parlamentos como el vasco, el catalán y numerosas
corporaciones locales han realizado varias declaraciones a favor del
Derecho de Autodeterminación. El Estado, en cambio, sigue anclado en
posiciones inmovilistas y ha rechazado todo aquello que tenga la más
mínima sospecha soberanista por mucho apoyo democrático que posea; ya
sea el Estatuto aprobado en el Parlamento vasco, proponiendo un modelo
de Estado libre asociado o una ley de consultas. De la misma manera,
fracciones enteras del Estatut aprobado en el Principat de Catalunya
fueron cepilladas y eliminadas, incluyendo la definición de Cataluña
como nación.
Estos hechos han conseguido el efecto contrario. El soberanismo se ha incrementado en las sociedades vasca y catalana, por lo cual es hora ya de abordar la cuestión del derecho a decidir, dentro del marco europeo, como una manifestación de la democracia europea. A nivel internacional, Canadá ha sido un referente en la materia, ya que, no solo respetó los dos referéndums independentistas en Quebec, sino que la Corte Suprema expresó cuáles debían ser las condiciones de un proceso independentista de un territorio canadiense, que posteriormente se recogieron en una ley (Clarity Act). Las tres condiciones fijadas son: referéndum con pregunta clara, mayoría inequívoca y secesión pactada. Otros estados europeos también han contemplado la opción de la independencia, como Dinamarca con Groenlandia y el Reino unido con Irlanda del Norte, o actualmente con Escocia. Estos hechos han supuesto que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) haya confirmado que la secesión unilateral no es contraria al derecho internacional, abriendo la puerta a la existencia de un nuevo Derecho a la Autodeterminación en formación diferente al clásico (descolonización).
La UE, si bien siempre huidiza a los «asuntos internos», en numerosas ocasiones, ha defendido el Derecho a la Autodeterminación como uno de sus principios y lo ha reclamado cara a solucionar conflictos como el de Chechenia, Sudán del Sur o Kosovo. De igual forma, en el caso norirlandés, la Unión no solo alabó el Acuerdo de Viernes Santo, que reconoce el derecho de autodeterminación, sino que ha sido el principal soporte del programa PEACE para ese territorio.
Más recientemente, la propia Unión Europea monitorizó el proceso de independencia de Montenegro, en 2006, estableciendo unos «estándares democráticos» que casualmente (o no) fueron los mismos que en su día dictaminó la Clarity Act canadiense. Podemos afirmar que hoy en día, cara a un proceso de autodeterminación, se deben exigir las siguientes circunstancias: un proceso en ausencia de violencia (incluyendo a los del artículo 8 de la CE), un procedimiento democrático con una mayoría clara y un acuerdo entre el estado matriz y el nuevo estado. ¿Y en el caso de no ser posible un acuerdo? En este caso habrá que actuar de manera unilateral, ya que como afirma la CIJ este hecho no supondría ninguna violación de norma alguna del Derecho Internacional. Eso sí, debe quedar claro a todas luces, y más en el seno de la Unión, quién es la parte que no tiene voluntad de acuerdo.
A
día de hoy, en Estado español, los estatutos de autonomía se han
quedado obsoletos sin ni siquiera ser cumplidos en su integridad y en el
caso de Navarra, ni siquiera refrendado. El Tribunal Constitucional
español ha negado legitimidad dentro de la Constitución de 1978 a las
propuestas políticas que supongan ejercicio de la soberanía propia a la
nación vasca y catalana. El Estado está completamente desorientado en un
mundo y una Europa cambiante, y a la crisis económica galopante se le
suma la territorial. La corriente actual de reconocimiento del derecho a
decidir, que se está dando en Europa y en Occidente, se ve como una
amenaza en vez de como una oportunidad, y lo que es más grave aún, ante
esa amenaza el PP aspira a liderar en la UE, el lobby que azote del
soberanismo ya sea escocés, vasco, flamenco o catalán.
Sin duda, Spain is different. Desde
Amaiur consideramos que ha llegado la hora que Euskal Herria pueda
conformarse, si así lo decide la ciudadanía, en un Estado en la Europa
del Siglo XXI. Por ello y en base al principio democrático vamos a
proponer una vía lógica y democrática en la que se pueda recoger
normativamente el acceso a la independencia de las naciones del Estado.
Hoy,
Amaiur, junto a ERC, propondrá la creación de un grupo de trabajo, en
el cual se invitará a tomar parte a todas las formaciones democráticas y
soberanistas, del Estado que lo deseen, con el fin de que puedan
sumarse a hacer aportaciones a un borrador de un proyecto de ley que
regule el derecho democrático a decidir.
«Ante la gravedad del momento histórico».... derecho democrático a decidir.
Xabier mikel errekondo, jon iñarritu, rafa larreina | diputados de Amaiur
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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