03.05.2015
¿Qué análisis hace de las elecciones en Andalucía, con una nueva victoria del PSOE?
Los resultados tienen una explicación sociológica. El
pueblo andaluz es un pueblo de parados, de emigración, de pobreza, de
hambre… El pueblo andaluz siempre vivió muy mal y siempre tuvo muchas
necesidades, y dentro de su pobreza, cree que si hay un cambio, puede
perder algunas cosas que tiene, como el subsidio agrario o el PER. El
Gobierno andaluz se vende a sí mismo como si fuera Andalucía, como si
Andalucía fuera un cortijo privado donde hay unos tentáculos después de
más de treinta años en las instituciones. Hay unas redes clientelares
políticas y económicas, donde se financia casi todo. Todos los
instrumentos de consorcios, fundaciones y mancomunidades, son
chiringuitos creados para colocar a estos estómagos agradecidos. No hay
ni un solo alcalde del PSOE desde 1979 que esté en paro.
¿Con eso se explica el resultado?
Es que dicen que son Andalucía. Susana Díaz dice ‘yo soy
Andalucía, y a partir de ahora va a mejorar todo, y voy a echar a los
corruptos…’. Y eso lo dice cuando ha estado estos años gobernando con su
partido, al lado de Griñán y de Chaves. Eso es una desgracia que
tenemos en Andalucía.
En su opinión, ¿cómo se puede cambiar esa situación?
Destapando los oídos y los ojos de la gente. No podemos
perder la esperanza de que haya un cambio y una regeneración política y
democrática en Andalucía. Eso es de salud mental. Hace falta que las
fuerzas políticas de la izquierda se constituyan en el futuro en un
frente común para la mayoría de la sociedad andaluza, un frente que
realmente le dé un vuelco a todo eso. Hace falta que dignifiquemos
Andalucía porque sigue siendo la cenicienta de España.
¿Entonces el PSOE no responde, en su opinión, a sus siglas?
Nadie puede negar que el PSOE es un partido que viene del
pueblo. Cuando Pablo Iglesias crea el PSOE, lo hace para la gente,
porque el pueblo quiere cambiar la sociedad, pero el partido es un
instrumento al servicio de la gente para cambiar la sociedad, no es un
fin. Es como cuando usas el coche para ir al trabajo: si el coche se te
estropea, ya no te sirve y te tienes que buscar otro coche. Un partido
no es como el Betis o como el Real Murcia, que esos son tus colores… No,
un partido es un instrumento, como un sindicato es otro instrumento. Y
cuesta mucho trabajo, pero es normal. Cuando has aportado tanto trabajo
por eso, y ves que no, y lo intentas… Pero llega un momento en que está
todo tan contaminado que no se puede seguir.
¿Cree que a Izquierda Unida se
le ha penalizado por su participación en el Gobierno andaluz? ¿Considera
que es un resultado justo para ese partido?
Izquierda Unida ha cometido el error de abrazarse al oso,
a la corrupción, al atraso, a la Andalucía de la pandereta y del Rocío.
Izquierda Unida tiene que saber que el que juega con fuego, se quema. Y
ya hay experiencias de otros partidos que se han acercado al PSOE y han
terminado anulados.
¿No comparte entonces su
pretensión de cambiar las instituciones desde dentro, de procurar que el
PSOE hiciera políticas de izquierda?
Es que eso… Eso es como querer limpiarle a un borrico los
dientes. Querer cambiar al PSOE, que es un partido del régimen, del
sistema, de la troika, de los recortes, de los terratenientes, de la
duquesa de Alba, que es un partido estructurado para defender los
intereses del sistema del libre mercado sin importarle la mayoría… Eso
es una locura. Izquierda Unida ha cometido esa locura y lo está pagando.
En política los errores se pagan caros.
¿Y qué opina de Podemos, y de su situación actual?
Creo que Podemos puede cometer el mismo error que
Izquierda Unida. Esa ola de cambio, de entusiasmo colectivo que hay
ahora mismo en la sociedad, Podemos no tiene derecho a destruirla. La
ola no es de Podemos, Podemos se ha puesto encima de la ola. No es
patrimonio suyo, es patrimonio del corazón y del deseo de la gente que
quiere cambio. Hay que ponerse en esa ola para que no caiga, no
desfallezca. Y si Podemos comete el error de tontear con el PSOE, le
pasará como a Izquierda Unida. La gente no quiere eso, quiere un cambio.
La gente está cansada de ver a estos dos partidos que han administrado
nuestra democracia y nuestra economía, y que nos han llevado a ser los
pobres de Europa. Si sólo se trata de cambiar las caras, se estará dando
continuidad al régimen del 78 y a algo que no tiene nada que ver con la
democracia del pueblo. En el momento que empecemos a pastelear con esos
partidos, no hay nada que hacer. Con la troika no se pacta, y si hay
que esperar otros cuatro años, pues esperamos.
¿Cree que Podemos está suavizándose?
Podemos está cambiando, está bajando mucho el empuje con
el que se presentó a las elecciones europeas. Podemos está descafeinando
mucho su discurso. Se está perdiendo. Si realmente queremos cambiar la
sociedad, hace falta que recupere esa fuerza con la que Podemos se
presentó a las europeas.
¿Es usted favorable a que se haga un frente de partidos con Izquierda Unida, Podemos y EQUO ante las elecciones generales?
Sería lo ideal. Y si no antes, pues después. La unidad de
la izquierda se tiene que dar en el futuro para conquistar y cambiar
esa realidad. Eso es la unidad popular, la mayoría social, la mayoría
del ochenta por ciento que quiere un cambio sustancial. La gente quiere
una vivienda, un trabajo, un futuro, un derecho, y para eso hay que
hacer políticas favorables a la mayoría.
¿Qué políticas son esas? Y sobre todo, ¿cómo se ponen en práctica?
Pues esas políticas son poner la economía al servicio de
la mayoría gente, y la democracia al servicio del pueblo. ¿Y cómo se
concretan esas medidas? Pues mire usted, los bancos no pueden operar de
manera privada para su antojo y sin control. El banco tiene que estar un
poco sujeto a lo público. La educación y la sanidad tienen que estar en
lo público. Hay grandes sectores energéticos que tienen que estar al
servicio de la mayoría… Hay que llamar a las cosas por su nombre para
que nadie se extrañe. Decía Gandhi que el que niega la evidencia en
público, está negando el hambre del pueblo. Tú no puedes negar las cosas
que tienes que hacer. Nuestro sindicato no niega que lo que queremos es
poner la tierra al servicio de la mayoría. Nadie tiene que tener la
titularidad de la tierra, no pertenece a nadie. Nosotros no queremos
título de la tierra, queremos que esté en manos públicas, ya sea
ayuntamientos, Junta o Estado, y que esté para las cooperativas, para
generar bienestar y riqueza. No hablo de la tierra de un campesino que
tiene cincuenta hectáreas, sino de los que tienen cincuenta mil o
treinta mil, que tienen que estar al servicio del pueblo. Y quien diga
que eso nos retrotrae a una época pasada, al socialismo, a la Unión
Soviética o a Cuba… No. Eso no nos retrotrae a ninguna parte. Ahora
tenemos una realidad económica y queremos que la gente viva con dignidad
en su territorio. Para eso tenemos que controlar a las grandes
empresas, a los grandes bancos… Y que estén al servicio de la mayoría.
¿Y eso qué nombre tiene? Pues dale tú el nombre que quieras.
Para acabar, ¿cómo va con las causas judiciales que tiene pendientes?
Pues tengo unas cuantas pendientes, sí. Tengo la del
Carrefour, que entramos a coger material escolar para los niños, y tengo
otra de una huelga general, y tengo una de un desahucio, y también la
de la ocupación de 'Las Turquillas' y de otras tierras… Somos uno de los
sindicatos más represaliados de Europa, acumulamos cerca de un millón
de euros de multas. En el 2013 tuvimos que pagar 73 mil euros, y en el
2014 pagamos 45 mil euros. Y en lo que va de año ya hemos pagado 10 mil
euros. El sindicato está muerto económicamente.
Y ahora con la llamada ‘ley mordaza’ será peor.
Ahora no te puedes ni asomar. Hay procesados… Sabemos
perfectamente que si no cambiamos esta sociedad o a este gobierno,
iremos a la cárcel. Lo sabemos. Seguro. Tenemos juicios pendientes. Para
un compañero piden hasta cien años, y como tiene antecedentes, si le
condenan irá a la cárcel.
eldiario (Murcia)
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