¿Qué tiene Charlie Hebdo que no tenga la Universidad de Garissa?
¿Es que acaso unas vidas son más importantes que otras? ¿Qué papel juega
el racismo en esto? ¿En dónde está ese periodismo ético y humano que
guarda silencio ante semejante atentado?
Por Ilka Oliva Corado
Por Ilka Oliva Corado
Dos atentados que ejemplifican a la
perfección el descaro de humanidad que somos. Es que ya ni a doble moral
llegamos. Perdimos los escrúpulos. Para cuando fue el atentado a la
revista francesa Charlie Hebdo, miles se pronunciaron en todos los
medios habidos y por haber, las redes sociales hervían, medio mundo
dijo: ¡yo soy Charlie! Mientras que unos oraban, otros demostraban su
apoyo a la mejor manera clasemediera: cambiando sus fotografías de
perfil en las redes sociales y colocando una alusiva al atentado.
Multitudes del gremio periodístico
dijeron: ¡yo soy Charlie! Miles y miles de artículos se escribieron,
artistas denunciaron el atentado. Con lo cual estoy absolutamente de
acuerdo. Mi pregunta es, si esas multitudes de periodistas y de artistas
y de hijos de vecinas se pronunciaron tan dolidos por lo acontecido en
Charlie Hebdo, ¿por qué guardan silencio y se hacen los desentendidos
respecto a la masacre en Kenia?
¿Qué tiene Charlie Hebdo que no tenga la
Universidad de Garissa? ¿Es que acaso unas vidas son más importantes
que otras? ¿Qué papel juega el racismo en esto? ¿En dónde está ese
periodismo ético y humano que guarda silencio ante semejante atentado?
¿Por qué aquellos que dijeron yo soy Charlie, no se sienten Kenia?
Por qué ese periodismo serio y
comprometido que apoyó la marcha de la hipocresía en Francia, no se ha
pronunciado ante la Acción Ejecutiva de Obama en donde acusa a Venezuela
de ser un peligro para la seguridad estadounidense.
¿No es Venezuela un
país digno acaso? ¿Qué tiene Francia que no tenga Venezuela? ¿O aquí la
movida es la de defender intereses capitalistas a costa de nuestra
propia ética?
¿Por qué esos miles de periodistas
alrededor del mundo que llenaron sus columnas de opinión en idolatrías a
“San Obama” por su mofa de Acción Ejecutiva que beneficiaría a una
minoría de migrantes en Estados Unidos, no se pronuncia hoy que
estratégicamente fue cancelada? ¿Por qué no dicen ni pío con el Plan
Frontera Sur y el Maya-Chortí que criminaliza a los migrantes en
tránsito? ¿Es que acaso no vale la vida de un migrante indocumentado?
¿Por qué ese exclusivo gremio
periodístico que hace gala de sus títulos y de su intelectualidad aún
sigue guardando silencio y solapa el horror que se vive en Siria? ¿Por
qué no le cuentan al mundo de la loable labor de los médicos cubanos
atacando el ébola en África? ¿Cuál es el resquemor que le tienen a Cuba?
Por qué ese periodismo respetable no
denuncia ante el mundo lo que acontece con la comunidad afro
descendiente en Estados Unidos, la forma en que la autoridad del Ku Klux
Klan asesina y tortura a cualquier negro por el delito de ser negro.
¿Por qué en tema de Derechos Humanos no se cuestiona a Obama la forma en
que disimula y tolera este tipo de agresiones?
¿En qué momento dejamos de ser humanos
para convertirnos en piltrafas, en marionetas del despotismo? ¿Por qué
el mundo llora a Charlie Hebdo pero no las masacres de migrantes en
tránsito, esa migración forzada de África a Europa y de Centroamérica a
Estados Unidos? ¿Por qué nos duele tanto el Holocausto pero no los
feminicidios ni la trata de niñas para explotación sexual, tortura y
tráfico de órganos? ¿Acaso seguimos siendo las mujeres invisibles a los
Derechos Humanos? ¿Por qué el secuestro de 85 niñas en Nigeria les viene
del norte a la mayoría de seres “consecuentes” con la vida?
¿Por qué la sociedad se pone de cabeza
para averiguar de qué color es un vestido, pero ni se mosquea con los
miles de niños que mueren de hambruna alrededor del mundo?
¿En dónde está nuestro amor como
humanidad? ¿A qué vertedero tiramos la conciencia? ¿Por cuánto vendimos
nuestra dignidad? ¿Nuestro derecho a dudar? ¿Qué es lo que estamos
esperando, qué nos toque de cerca? ¿Qué nos vuelva a tocar de cerca? ¿O
es que acaso somos tan soñadores para jurar que eso nunca nos sucederá a
nosotros? Y si así fuera, el dolor de otro ser humano debe ser también
el nuestro.
De Charlie Hebdo hasta Kenia, existen
mares de aguas negras. Decimos, yo soy Charlie, pero no queremos ser los
niños que viven buscando comida en los vertederos en nuestros países.
No queremos ser el campesino que defiende la tierra de la amenaza
capitalista. No somos el defensor de Derechos Humanos que arriesga su
vida todos los días a todas horas. No somos la niña que es abusada
constantemente y tampoco somos las adolescentes embarazadas a causa…
Claro, pero sí somos Charlie. Nuestra
dignidad está con Charlie. ¿Por qué no está con los adultos mayores que
mueren de hambre y de frío en las calles de nuestros países? ¿Por qué no
somos el docente que es reprimido por el gobierno cuando exige sus
derechos? ¿Por qué no somos la mujer a la que la iglesia y el estado le
niega su derecho legítimo al aborto?
En lo dicho: de Charlie Hebdo hasta
Kenia hay mares de aguas negras. Esos desagües somos cada uno de
nosotros. Esa es nuestra contribución a la sociedad. ¿Qué tal si en
lugar de deforestar o ser espectadores de la deforestación que hacen
otros, actuamos y forestamos? Todo es rescatable si es el amor, la
conciencia y la justicia los que nos mueven a hacerlo.
Posdata: #ObamaDerogaElDecretoYa.
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado.
Abril 11 de 2015.
Estados Unidos.
Fuente: http://wp.me/p2UjOV-UX
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