martes, 31 de marzo de 2015
"La estrategia de EE.UU.
con el descongelamiento de sus relaciones con Cuba, no sería otra que
convertir la isla en su base de operaciones para desmontar
paulatinamente otros regímenes de izquierda en Latinoamérica", eso teme
el escritor Daniel Estulin, pero hay que leer la reflexión de Fidel al
respecto y considerar que Raúl Castro dijo al comienzo del proceso que
"todo se puede negociar, excepto la Revolución". Y nosotros, habitantes
del centro imperialista, echar más una mano y menos una crítica, que de
éstas abundan, a los países del Tercer Mundo que pretenden desarrollarse
sin tutelas externas.
Un diálogo respetuoso
Al fin se dará la
reunión Cuba-Estados Unidos sobre los derechos humanos donde los cubanos
esperan que todo se realice como un diálogo respetuoso entre las dos
naciones. Y lo dicen con esperanzas. Así sea.
A estas alturas del
desarrollo de la civilización humana ver un dialogo diplomático entre
dos naciones con solo la posibilidad de que se desarrolle en un tono
respetuoso es algo muy preocupante. Pero ya se conocen historias bien
feas.
Hay que hacer memoria,
el ultimo diplomático verdaderamente profesional le tocó ser a Viachesla
Molotov, que por haber firmado el tratado de paz entre la Unión
Soviética y la Alemania hitleriana, con la ruptura del tratado renunció a
su cargo.
Hasta esa fecha. llegó el mundo donde los diplomáticos se comportaban con dignidad.
Después de la guerra, la
profesión se prostituyó y pasó a que un cualquiera era lo mismo un
verdadero diplomático que un espía o el director de grupos terroristas,
pues lo mismo que hablaban bonito mandaban a asesinar sus oponentes.
Y todo se agravó aún más
con la última ofensiva occidental en el Medio Oriente donde bajo la
consigna de "el fin justifica los medios", el mundo pudo ver que la
diplomacia se pasó al grupo de los trabajos calificados como más sucios.
Bajo esos nuevos
principios de la diplomacia, los cubanos deben estar con los nervios de
punta pues no saben la música que intentarán hacerle bailar durante el
encuentro.
Por el otro lado, los
otros, lo pasan aún peor porque, independientemente de la agenda de un
gobierno en picada o saliente, todos deben pensar en su futuro y por eso
las cosas se pueden manejar de una forma o de la otra sin comprometer
ese futuro, pues la vida está muy cara y hay que seguir viviendo.
El gran temor es una
actitud provocadora para malograr el diálogo, que si bien puede destruir
el espíritu de las conversaciones, también puede ser un buen negocio
para el que esté demasiado preocupado con un gran futuro.
Así chocarán dos
concepciones de la vida, algo que es más que una simple reunión de los
derechos humanos, en realidad es la medida de la tabla de valores de
cada uno y es donde cabe esperar las grandes dificultades.
Antonio González
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