En febrero se cumple un año del golpe de Estado en Ucrania. Lo que empezó como una protesta contra la suspensión del Acuerdo de Asociación entre Kiev y la UE acabó convertido en una de las peores páginas de la historia del país: una guerra civil que ha dividido a Ucrania en dos, destruido sus ciudades e infraestructura, alejado de su vecina Rusia y, en fin, causado miles de pérdidas humanas y el exilio de centenares de miles de personas.
El 21 de noviembre de 2013 el Consejo de Ministros de
Ucrania emitió una orden de suspensión del proceso de preparación del
Tratado de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea basando su
decisión en la necesidad de desarrollar las relaciones económicas y
comerciales con las exrepúblicas soviéticas y, de forma particular, con
Rusia.
El entonces primer ministro de
Ucrania, Nikolai Azárov, alegó como motivo de la falta de consenso las
exigencias del Fondo Monetario Internacional, entre las que se figuraban
el aumento de las tarifas de gas, la congelación de los salarios y los
recortes en el presupuesto. Además, Azárov acusó a Bruselas de negar a
Ucrania la ayuda financiera necesaria para desarrollar su economía.
Según varios expertos, la decisión de Kiev se debió a una búsqueda racional de las mejores opciones para el país.
afirmó el eurodiputado polaco Pawel Zalewski.
En respuesta a esta decisión, el 21 de noviembre
centenares de personas se reunieron en el centro de la capital ucraniana
para protestar contra la suspensión del acuerdo. Las protestas no
tardaron en desembocar en disturbios y choques con la Policía.
El
entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, declaró que las
medidas adoptadas por el Gobierno en lo relativo al acuerdo de
Asociación con la Unión Europea iban destinadas a proteger los intereses
nacionales. "¿Qué tipo de acuerdo es este cuando nos aceptan y 'nos
ponen de rodillas'? [...] Creo que no hay que ceder, tenemos que
proteger nuestros propios intereses", afirmó Yanukóvich en una
entrevista difundida por la televisión ucraniana.
Sin embargo, durante el mes de diciembre la protesta
creció, tornándose cada vez más violenta. Los manifestantes ya no
exigían solo la firma del acuerdo con la UE, sino también la renuncia
del presidente y la dimisión del Gobierno.
El 16 de enero del 2014 el Gobierno ucraniano aprobó la ley antiprotesta, lo que derivó en más enfrentamientos y causó el primer muerto.
A
finales de enero, integrantes de partidos de ultraderecha, unidos bajo
el nombre de Sector Derecho, reconocieron la autoría de todos los
asaltos a los ministerios, la organización de los disturbios e incluso
del asesinato de un policía. "No nos interesa tanto la asociación con la
Unión Europea como la construcción del estado nacional ucraniano y la
revolución nacional", admitía desde Sector Derecho.
Entretanto,
el presidente de EE.UU., Barack Obama, declaraba abiertamente su apoyo a
los manifestantes en Ucrania, lo cual varios analistas calificaron de
"evidente", ya que las manifestaciones ucranianas "fueron orquestadas"
por EE.UU. y la UE.
A mediados de febrero,
la violencia llegó a su punto máximo y el 20 de febrero se convirtió en
el día más mortífero del Maidán. Más de 100 personas, tanto
manifestantes como fuerzas de seguridad, fueron asesinadas.
El presidente Yanukóvich firmó una resolución para
convocar elecciones anticipadas y crear un Gobierno de transición. El
Gobierno y la oposición pactaron una tregua, pero esta no duró ni un
solo día.
El 22 de febrero la oposición apartó
del poder al presidente legítimo de Ucrania, nombró a Alexánder
Turchínov como presidente interino y convocó elecciones anticipadas.
Además, disolvió el Tribunal Constitucional y revocó la ley que
consagraba el uso del ruso como lengua oficial en Crimea y otras
regiones.
Sepa más sobre el Euromaidán
Rusia calificó el cambio de poder en Ucrania de golpe
de Estado. "En Ucrania se produjo un golpe inconstitucional y una toma
armada del poder", constató el presidente ruso Vladímir Putin.
Mientras,
varias zonas del este y el sur de Ucrania no reconocieron la
legitimidad del Gobierno autoproclamado de Kiev y con multitudinarias
protestas reivindicaron la federalización del país.
En
las ciudades de Sebastopol, Simferópol y Odesa, ubicadas en el sur de
Ucrania, así como en algunas del este (Járkov y Donetsk), miles de
ciudadanos salieron a las calles para protestar contra los activistas
del Euromaidán.
El Parlamento de Crimea anunció un referéndum regional sobre el futuro político de la región.
El
16 de marzo Crimea votó en referéndum a favor de la reunificación de la
península con Rusia. Un 96,7% de los votantes se pronunció a favor de
la reunificación en una consulta que contó con una participación del
83,1%. El acuerdo correspondiente fue firmado el 18 de marzo, después de
lo cual fue sometido a votación en la Duma y en el Consejo de la
Federación. Asimismo, fue aprobada la ley constitucional federal para la
formación de los dos nuevos sujetos de la Federación de Rusia, la
República de Crimea y la ciudad federal de Sebastopol.
Sin
embargo, la Unión Europea y EE.UU. se negaron a reconocer el acuerdo de
reunificación y aprobaron una serie de sanciones económicas contra
Rusia.
Al mismo tiempo se intensificaron las
protestas en el este de Ucrania. Para aplacarlas, el nuevo Gobierno puso
en marcha su 'operación antiterrorista', desplegando artillería pesada
para atacar zonas civiles en Donetsk y Lugansk.
La
operación especial llevó a duros enfrentamientos contra las
autodefensas de la región y se registraron numerosos muertos y heridos.
Las ciudades de Slaviansk y luego Odesa y Mariúpol fueron las que más
sufrieron la violencia del Ejército ucraniano y los radicales del Sector
Derecho.
El 2 de mayo de 2014 pasará a la historia de Ucrania como el día de la tragedia de Odesa,
que dejó casi 50 muertos y unos 250 heridos. Los nacionalistas
incendiaron un campamento de manifestantes y luego prendieron fuego a la
Casa de los Sindicatos, donde activistas antiKiev quedaron atrapados en
su interior.
El 11 de mayo los ciudadanos de las provincias ucranianas del este,
Lugansk y Donetsk, votaron a favor de la autodeterminación. Kiev anunció
que no reconocería la autodeterminación de las dos provincias.
Asimismo, tanto la UE como EE.UU. desestimaron el referéndum, que
tacharon de "ilegal".
El 25 de mayo se celebraron en Ucrania elecciones
presidenciales. Tras obtener el 54,33% de los votos en la primera vuelta
de los comicios el multimillonario Piotr Poroshenko resultó vencedor.
El
canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró que Moscú trataría con
respeto "la voluntad del pueblo ucraniano" y que estaba dispuesto a
dialogar con el nuevo presidente.
En junio, el
nuevo mandatario presentó su plan de paz para rebajar las tensiones en
el sudeste ucraniano y declaró un alto el fuego hasta el 27 de junio,
que se prolongaría luego otros tres días.
Sin
embargo, los representantes de la autoproclamada República Popular de
Donetsk denunciaron que Kiev no estaba respetando la tregua.
El
1 de julio el presidente ucraniano anunció que no prorrogaría la tregua
en el sudeste. "Vamos a atacar y a liberar nuestra tierra", declaró el
mandatario ucraniano.
Los enfrentamientos en
el sureste de Ucrania provocaron una tragedia sin precedentes: el 17 de
julio fue derribado en el cielo de Donetsk un avión Boeing 777 de
Malaysia Airlines con 298 personas a bordo. Desde las primeras horas de
la catástrofe, Ucrania y otros países culparon de la tragedia a las
autodefensas y a Rusia, sin presentar pruebas fiables. La investigación
del accidente continúa en curso, aunque Ucrania impide a los expertos
internacionales el acceso al lugar del siniestro, al mismo tiempo que
culpa constantemente a las autodefensas de hacer lo mismo.
El
5 de septiembre, tras largas conversaciones en la capital de
Bielorrusia, los miembros del grupo de contacto firmaron el Protocolo
de Minsk, que exigía el inmediato cese de las hostilidades, objetivo que
no se logró en todo el este de Ucrania.
A
principios de noviembre el Gobierno de Ucrania elaboró una lista de
ciudades del este del país no controladas por Kiev. El presidente
Poroshenko, por su parte, anunció en un decreto la decisión de suspender
el funcionamiento de todas las instituciones y empresas de la región y
ordenó al Banco Nacional de Ucrania cancelar los servicios a las cuentas
en estas áreas.
El dirigente de la República Popular de Lugansk, Ígor
Plótnitski, calificó el bloqueo económico completo de Donbass de "acto
de genocidio y devastación contra el pueblo".
El
9 de diciembre entró en vigor una nueva tregua entre Kiev y las
milicias acordada con la mediación de la OSCE, pero los ataques no
cesaron.
El 12 de febrero, durante un
encuentro de más de 16 horas en Minsk, los líderes de Rusia, Alemania,
Francia y Ucrania, que se reunieron en 'formato de Normandía', acordaron
un documento sobre Ucrania que incluye la retirada del armamento pesado
y el completo alto el fuego. El armisticio entró en vigor a las 22.01
GMT del 14 de febrero.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario