La justicia
Argentina ordena la detención de Martín Villa, del suegro de Gallardón y
de hasta 20 torturadores y dirigentes de la dictadura franquista.

ADELANTE,
JUEZA SERVINI, AUNQUE YA SABEMOS QUE LA TRAMA QUE GOBIERNA LA JUSTICIA
ESPAÑOLA PREGUNTARÁ A LOS ACUSADOS SI DESEAN SER PROCESADOS.
NO HACE FALTA CONOCER LA RESPUESTA DE ESTOS CANALLAS
Ocho exministros franquistas, un ex capitán, siete ex policías, dos
antiguos jueces, un ginecólogo y un abogado son los imputados por la
orden de detención y extradición de la jueza argentina María Servini de
Cubría.

ESTOS HIJOS DE FRANCO DEBERÁN PAGAR POR QUIENES SE LIBRARON DE LA JUSTICIA, POR HABER MUERTO SIN HABER PASADO POR LA CÁRCEL
A la mayor parte de los exministros se les imputa por firmar la pena
de muerte de Salvador Puig Antich o las de los cinco últimos
antifascistas fusilados por el franquismo el 27 de septiembre de 1975.
También se imputa a los exministros Rodolfo Martin Villa y Alfonso
García como responsables de la matanza de Vitoria en marzo del 76 así
como a Jesús Quintaba Saracibar.
Se imputa a jueces y abogados por ser cómplices de los crímenes del
franquismo (algunos como Carlos Rey, ex abogado de la reaccionaria
Alicia Sánchez Camacho portavoz del PP catalán), y a un numeroso grupo
torturadores exmiembros de fuerzas de seguridad del Estado.
La lista de fascistas imputados (muchos ya octogenarios) por la
orden de detención internacional de la justicia argentina incluye a
personajes tan deleznables como Rodolfo Martín Villa, José Utrera
Molina, Antonio Carro Martínez (91 años), Licinio de la Fuente, Antonio
Barrera de Irimo, José María Sánchez-Ventura Pascual, Alfonso Osorio
García, Jesús Quintaba Saracibar, Carlos Rey González, Antonio Troncoso
de Castro, Jesús González Reglero, Ricardo Algar Barrón, Félix Criado
Sanz, Pascual Honrado de la Fuente, Jesús Martínez Torres, Benjamín
Solsona Cortés,Fernando Suárez González, Jesús Cejas Mohedano, Atilano
del Valle Oter y Abelardo García Balaguer.

La impunidad pactada en la transición española empieza a resquebrajarse.
La tenacidad de los que combaten contra el olvido, por la memoria de
los que lucharon y murieron por la causa de la república y la
democracia, de los centenares de miles de represaliados y desaparecidos,
va dando sus frutos.
La querella presentada por las víctimas del franquismo en Argentina
empieza a poner en el banquillo de los acusados a los criminales y
seguidores del dictador.
El pueblo español agradecerá por siempre al pueblo argentino la
lucha por la causa de la democracia, la justicia y contra la impunidad
de los crímenes del franquismo.
Los
argentinos que sufrieron en sus carnes el terror de la junta golpista
de Videla y los desastres sociales del neoliberalismo, comprenden
perfectamente porque hay que luchar contra la impunidad y el fascismo.
Las nuevas corrientes progresistas, democráticas y populares que van
imponiéndose en toda Latinoamérica, van rompiendo sus cadenas con el
imperialismo, haciendo justicia a los cómplices de las pasadas
dictaduras sanguinarias a un lado y otro del charco.
La querella argentina y la defensa histérica de la impunidad
franquista por parte de la “justicia” española, desacredita la imagen
internacional de la “democracia” y de la “ejemplar” transición española.
Los seguidores del carnicero Franco empiezan a estar preocupados por
su futuro. Aunque el dictador murió en la cama y sus cómplices se
reciclaron en “demócratas de toda la vida”, el “todo atado y bien atado”
empieza a “desatarse” porque el pueblo indignado va abriendo los ojos
ante los desmanes repugnantes del régimen continuador del franquismo.
Los pilares de impunidad, corrupción, represión, desigualdades
sociales y mentiras sobre los que estaba construido el edificio
postfranquista, se van desmoronando, pero el régimen borbónico no caerá
solo, hay que empujarlo al basurero de la Historia.
La querella argentina nos muestra que hay que aprender de cómo los
pueblos latinoamericanos van conquistando espacios de libertad, en
diferentes medidas y a distintos ritmos, frente a la bestial dominación
imperialista.
Para poder hacer justicia (en lo social, en lo político y en lo
histórico) hay que conquistar la democracia y el poder popular para
construir el socialismo.
Para ello hay que acabar con la impunidad de las élites económicas y
políticas y que el pueblo trabajador construya su fututo
conscientemente.
Como hoy lo hacen en Latinoamérica, mañana lo haremos en España.
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