
BASES MILITARES ESTADOUNIDENSES
Temo que con esta reflexión voy a crear cierto consenso frente a mí,
voy a recibir palos de todos lados, pero asumo este hecho al que estoy
relativamente acostumbrado por intentar matizar posiciones ante
situaciones muy polarizadas.
Me duele que militantes antiimperialistas sanos y honestos entren en
el juego del ninismo: Ni OTAN Ni Pacto de Varsovia, Ni OTAN Ni Saddam,
Ni OTAN Ni Gadafi, Ni OTAN Ni Bashar…
Pero cayó el Pacto de Varsovia y la OTAN se hizo más fuerte, cayó
Saddam y más fuerte aún, luego Gadafi y más…ahora la aviación USA está
bombardeando sobre Siria con la excusa de que allí opera ISIS (un
invento yankee-israelí-saudí-turco) y siguen diciendo Ni Ni.
Caerá el estado sirio (confío en que no sea así) en manos de grupos
sectarios patrocinados por los de siempre y dirán “yo no estaba de
acuerdo Ni con unos NI con otros”, pero todo quedará en manos de los que
lo dominan todo.
En 2011, al calor de las llamadas primaveras árabes, una parte muy
importante del pueblo sirio se echó a las calles a pedir reformas
democráticas y sociales a su gobierno y éste respondió de forma
represiva.
Aquello fue una protesta popular legítima y los aparatos represivos
del estado sirio lo trataron del modo habitual en estos casos, basta
observar cómo han sido tratadas las protestas en Bahréin, Arabia Saudí o
Marruecos; pero a diferencia de estos otros casos, la maquinaria bélica
estadounidense intentó aplicar la receta que ya había aplicado con
excelente resultado para sus intereses en Libia, o con anterioridad en
Iraq; pero esta vez no le fue posible, gracias al veto en el Consejo de
Seguridad de la ONU de China y Rusia, que unos meses antes habían
permitido una resolución que se limitaba a la creación de un área de
exclusión aérea en Libia y vieron cómo la OTAN utilizó esa resolución
para llevar a cabo una intervención militar, que tenía como objetivo
derrocar al gobierno de Gadafi y sustituirlo por un gobierno títere que
cumpliese las instrucciones de sus valedores y acabase con las
conquistas sociales del pueblo libio creando lo que se ha dado en llamar
“un estado fallido”.
Tras el fracaso de este intento los Estados Unidos y sus adláteres
Arabia Saudí, Turquía, algunos países europeos y, cómo no, Israel,
apostaron por armar a grupos “rebeldes” y a enviar mercenarios para
combatir al régimen de Bashar.
Obviamente, este escenario de agresión externa impidió que se
mantuviesen las protestas populares y hubiese un cierre de filas en
contra de la injerencia exterior de todas las fuerzas progresistas,
anticapitalistas y antiimperialistas que llevaban décadas oponiéndose al
régimen de los Asad y que habían sufrido en carne propia sus métodos
represivos.
Se empezaron a ver los métodos que utilizaban estos “rebeldes” para
“democratizar” siria: decapitaciones o fusilamientos colectivos por
motivos sectarios, si no eras suní morías, si apoyabas al gobierno la
muerte sería especialmente dolorosa.
Hasta ese momento los Ni-Ni seguían planteando que Bashar estaba
reprimiendo de forma sanguinaria a su pueblo, que si los pueblos tienen
derecho a rebelarse, que si no estamos ni con unos ni con otros sino con
el pueblo sirio… pero todo esto se paró cuando hasta los Estados Unidos
parecían haber dado por perdida esta batalla y se limitaban a alimentar
a la bestia, no ya para que derrocaran a Bashar sino para que dejasen
un estado sirio absolutamente desmembrado e irrecuperable con lo que
tendría una situación que no le permitiría ser una amenaza para los
aliados de EE.UU. en la zona. Los Ni-Ni desaparecieron, al menos
temporalmente.
Pero el imperio no renuncia a sus objetivos y se ha sacado un conejo de la chistera, el Estado Islámico.
ISIS es un grupo terrorista montado, financiado y armado por los
mismos que en el pasado lo hicieron con Al Qaeda, y cubre una función
similar: aparecen donde Estados Unidos necesita una excusa para llevar a
cabo sus operaciones militares más intensas. En este caso sirven de
justificación para los bombardeos en Iraq y Siria, y los Ni-Nis vuelven a
aparecer.
Ahora reemprenden el lanzamiento de artículos “académicos”, de
manifiestos “antiimperialistas”, de panfletos trotskistas encaminados a
desmovilizar acciones contra la intervención de Estados Unidos y sus
títeres.
Tras el encabezamiento de “Cada persona que firma este texto se ha
opuesto activamente a la “guerra contra el terror” de EEUU y sus
aliados. …” se hacen una serie de acusaciones que no sólo hacen dudar
del encabezamiento sino que casi justificarían una petición inmediata de
una intervención a gran escala que no se limitase a Siria.
¿Por qué esa obsesión por recordar constantemente los crímenes
cometidos por Bashar el Assad y no se dice nada de los cometidos por
Arabia Saudí, Bahréin, Turquía, Marruecos, etc.?
Se alega que “En Oriente Medio, apoyamos todas las revueltas
populares por la democracia y la justicia social, sean cuales sean las
alianzas internacionales del estado al que se enfrentan”, pero se pone
el foco sólo en las revueltas contra gobiernos que no están en la órbita
de Estados Unidos.
Se trata con saña al régimen sirio por su represión al legítimo
levantamiento popular de 2011, y se trata de ridiculizar a los que, como
es mi caso, consideramos que es la injerencia imperialista orquestada
por Estados Unidos, Israel, Qatar, Arabia Saudí y Turquía la que acaba
con ese levantamiento debido al necesario cierre de filas frente a la
intervención extranjera que generó una terrible guerra civil que aún
sigue destrozando a un estado que hasta que ésta empezó no conocía los
enfrentamientos sectarios.
¿Quiere decir esto que debemos apoyar al gobierno de Bashar el Asad?
En mi opinión éste ha sido un régimen autoritario que tenía implantado
un estado policial y represivo que justificaba que el pueblo se
levantase pidiendo acabar con esta línea.
Yo apoyé las movilizaciones populares que exigían demandas sociales y
democráticas. Los comunistas sirios llevaban décadas luchando contra la
familia Asad y lo han pagado con muchos mártires y presos.
Nuestro rechazo a la intervención imperialista no nos debiera llevar
a considerar a al- Asad como el gran libertador de Siria. Es una
práctica habitual que la polarización ante agresiones tan graves y
evidentes como la que sufre el Pueblo Sirio a manos de los mercenarios
al servicio del imperio, nos pueda llevar a confundir un cierre de filas
coyuntural con el apoyo incondicional y casi groupie, hacia la figura
que representa a las fuerzas que combaten esta intervención, pero eso
sería una muestra de inmadurez política que nos llevaría a la pérdida de
rigor en nuestros análisis y llamamientos, del mismo modo que los
ataques furibundos y falaces que desde las posiciones Ni-Ni se hacen
contra los gobiernos que intentan resistirse a caer en el eje del bien
les hacen carecer de un mínimo de credibilidad: en un ejercicio de
paroxismo de la falacia se llega a achacar a Bashar el Asad la creación
de ISIS.
Yo conozco personalmente a algunos de los firmantes del últimos
manifiesto Ni-Ni, y sé que muchos de ellos son honrados militantes
políticos que trabajan a diario, sin caer en el desaliento en busca de
alianzas que permitan fortalecer las posiciones transformadoras, o
honestos activistas antiimperialistas que se enfrentan día a día y cara a
cara al imperialismo y al fascismo, sé que combaten al terrorismo
sionista sin caer en el ninismo que los llevaría a plantear algo así
como “estamos contra la ocupación israelí, contra su política de
apartheid y limpieza étnica, pero no podemos apoyar a la causa palestina
porque tiene al frente a organizaciones como Hamas o Fatah que son
piezas de dos formas distintas de imperialismo porque bla bla bla”, no,
no se ponen de lado con excusas burdas, son militantes que se han jugado
sus vidas defendiendo al campesinado palestino frente a los disparos de
las fuerzas de ocupación, y por lo tanto rechazo frontalmente los
insultos que se vierten contra ellos, no es legítimo acusarlos de
lacayos de la OTAN y mucho menos de tacharlos de fascistas.
Me gustaría que desde la posiciones no trotskistas evitásemos entrar
en una espiral pública de confrontación y descalificaciones que le den
munición al enemigo, le permita a los portavoces de la cuarta
internacional un discurso victimista y situarnos a los que no somos
Ni-Nis como una banda sectario estalinista.
Yo no me he considerado nunca estalinista, pero creo que debemos
felicitarnos todos de que el líder de la Unión Soviética durante la II
Guerra Mundial fuera Stalin y no un trotskista, si hubiera sido éste no
habría podido llegar a ningún tipo de acuerdo con EE.UU. y Gran Bretaña
ya que éstas eran potencias imperialistas, y esto hubiera llevado a una
victoria sin obstáculos del nazismo alemán y las potencias del eje. El
ninismo hubiera sido un perfecto aliado del III Reich.
A pesar de mi clara y publicada posición de no estalinista cada vez
que discrepo de un trotskista me veo acusado de ello. Se sitúan en una
atalaya de infalibilidad que conlleva que cualquier discrepancia sea
considerada como un ataque sectario. Yo les preguntaría a los ideólogos
del ninismo, muchos de ellos representantes de la Cuarta Internacional.:
¿Por qué en vuestros panfletos se os olvida hacer referencia a las
brutales represiones que han sufrido los levantamientos populares en
Bahréin, Arabia Saudí, Turquía o Marruecos?
¿Por qué vuestros llamamientos al análisis se limitan a aquellos
países que son apoyados o mantienen algún tipo de alianza con gobiernos
antiimperialistas?
¿Por qué sólo ponéis el foco sobre las represiones a los
levantamientos populares contra gobiernos que no tienen bases OTAN en
sus territorios?
Yo soy un modesto militante comunista, que aspira a ser un digno
hijo de la III Internacional, que apuesta por la política de Frente
Popular y que considera el sectarismo una enfermedad endémica de la
izquierda contra la que no encontramos vacuna ni tratamiento y sé que
junto a los trotskistas el camino que podemos recorrer es bastante
corto, pero me niego a renunciar a andarlo. Creo, o quiero creer, que es
mucho más lo que nos une que lo que nos separa, y confío, o quiero
confiar, en que guardemos nuestra munición para el enemigo en vez de
usarla entre nosotros.
El enemigo es muy fuerte y no tiene fisuras, nosotros necesitamos la
unidad a toda costa. La unidad no es una herramienta suficiente pero sí
un elemento indispensable si queremos soñar con cambiar la correlación
de fuerzas algún día. Antiimperialistas y anticapitalistas, unámonos
frente a esta bestia que devora a los pueblos del mundo.
(Me ha parecido interesante adjuntar como fotografía del artículo,
un mapa en el que se puede ver cuáles son los países de oriente medio
sin bases norteamericanas: Siria, Irán y Líbano. En esta lista antes
también estaban Iraq y Libia, pero ya han sido “democratizadas”).
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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