
El este de Ucrania volvió a ser escenario de combates entre las milicias
populares antifascistas y el Ejército al servicio del Gobierno golpista
de Kiev, que asesinó durante la jornada de este miércoles a siete
civiles.
En la enésima violación al alto el fuego que rige entre las partes, los
siete civiles murieron cerca de Mariupol, a 120 kilómetros de Donetsk,
por el impacto de un misil lanzado por el Ejército.
“Muere gente cada día. No hay paz. En su mayoría se trata de combates
con artillería de largo alcance, pero en algunos lugares tienen lugar
combates cuerpo a cuerpo”, señaló Boris Litvinov, uno de los líderes de
la república popular y antifascista de Donetsk.
El gobernador de Lugansk, Guennadi Moskal, en tanto, informó que un
total de 112 efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional ucraniana
fueron atacados en la zona de Bajmutka por las milicias populares, que
disponen de una veintena de tanques y otros tantos blindados.
“La situación puede considerarse crítica. Aproximarse al lugar de los
combates es imposible debido a los continuos bombardeos con armamento
pesado desplegado en una zona boscosa”, señaló Moskal.
Tras varios días de relativa calma, los combates recrudecieron en
Lugansk y Donetsk coincidiendo con el nombramiento de un nuevo ministro
de Defensa, el antiguo jefe de la Guardia Nacional, Stepan Poltorak.
Esta escalada nubla además las perspectivas de la reunión de este jueves
en Milán entre el Presidente ucraniano Petro Poroshenko y su homólogo
ruso Vladimir Putin, que será su tercer encuentro.
Poroshenko admitió que no espera “negociaciones fáciles”, pero se mostró
optimista sobre la implementación del acuerdo de tregua firmado en
Minsk, capital de Bielorrusia, que estipula, entre otras cosas, la
retirada del armamento pesado de una zona de seguridad de 30 kilómetros
entre ambos bandos.
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