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lunes, 8 de septiembre de 2014

ANÁLISIS DE UN COMUNISTA RUSO SOBRE EL ALTO EL FUEGO EN UCRANIA-NOVORROSIA

8 de septiembre de 2014

Maxim Kaláshnikov

La tregua en el Donbass es como si algo kafkiano hubiese tomado cuerpo.

Evidentemente aquí no ha terminado nada. El drama indefectiblemente continuará. Lejos de resolverse los problemas, se han añadido nuevos. ¿Qué pasos tienen previsto dar nuestros estrategas del Kremlin? Porque la crisis no se ha detenido, solo ha adoptado nuevas  formas.

Lo ocurrido recuerda a una toma de cine bélico en modo pausa. En el aire se han detenido los proyectiles que iban volando, alguien asoma en la trinchera, mientras en el horizonte se hincha el hongo de una explosión. Pero en el cine, las imágenes congeladas no duran mucho. Es imposible que pueda haber paz ahora.

¿Qué obtiene Poroshenko-Valtzman? un territorio separado de facto de una parte del Donbass que aportaba (en los límites de las actuales RP y RPD) entre el 8 y 10% del PIB de Ucrania en el 2013. Solo que ahora allí ya no funciona nada. No solo obtiene una perspectiva de “hambre” de gas y carbón  de cara al invierno, también la bancarrota de los presupuestos de la antigua Ucrania, amén de una ingente cantidad de elementos descontrolados y armados.

Todos estos “Pravoseki” (miembros de Praviy Séktor. N de la T) y combatientes de los distintos batallones informales, difícilmente se van a prestar a devolver los fusiles automáticos, las ametralladores y morteros. Cuesta imaginar que Kiev lance contra ellos a sus unidades militares para desarmar a todos esos “Azov” y “Donbass”. Existe un peligro real de guerra civil y de comienzo de una “atamanshina” en Ucrania como entre 1918 y 1920.
Pero dejar a toda esa gente armada campando por ahí es peligroso: comenzará a rebelarse en cuanto Kiev se vea obligado a aplicar la terapia de choque económica, recetada por el FMI. Tampoco se va a ir a ningún lado el extremista y pederasta Lyashkó, que aspira claramente  a ocupar el puesto de Poroshenko.
Pronto recordarán a la gente (de ello se encargarán todos esos Lyashkó y Timoshenko) que Vatzman-Poroshenko, no deja de ser esa misma oligarquía. A ello contribuirá el famoso “atamán” ucraniano, “príncipe de Dniepropetrovsk” y cabeza de la comuna hebrea, Kolomoiski. Está en oposición a Poroshenko, dispone de su propio ejército y mantiene su aspiración de crear un estado dentro del estado. Pienso que se va a iniciar una lucha por el poder en Kiev, una trifulca en toda Ucrania, solo que esta vez armada. Será una transición a una nueva Somalia, con una gravísima crisis socio-económica y de descomposición de las Fuerzas Armadas como telón de fondo.

Naturalmente, volverán a surgir nuevos conflictos en la RPL y RPD.

El territorio no está demarcado. Kiev no lleva ninguna intención de reconocer la independencia de Novorossia. No hay negociación que garantice que no vayan a producirse nuevos enfrentamientos y las fronteras deberán delimitarse.

Kiev se dispone a levantar un muro en la frontera con la Federación Rusa, aunque en la RPL y RPD está claro que no lo permitirán. Las repúblicas necesitan recuperar los aeropuertos de Donetsk y Lugansk, donde todavía quedan tropas de Kiev. En las repúblicas de Lugansk y Donetsk también la crisis es inevitable. La economía está en la ruina. El nivel de destrucción es enorme. Es mucho lo que habrá que reconstruir, muchas las empresas que habrá que poner en marcha de nuevo, para que den trabajo a la gente. Pero ya no habrá más subsidios para la extracción de carbón. Hay que desarrollar algo más que no sean las minas.

Habrá que asegurar el suministro de gas desde Rusia y ese es un problema que técnicamente todavía no está resuelto. Mariupol no ha sido tomado: hay que recomponer la logística para adaptarse a los puertos de Rusia, reorganizar las exportaciones. Hay que importar carbón de la Federación Rusa (el propio no lo han podido extraer), para preparar a las repúblicas de cara al invierno. De otro modo en cuanto empiecen los primeros fríos se producirá un “Armagedón”.
Al mismo tiempo, solo Moscú puede aportar fondos para la reconstrucción. Para ello debería reconocer a la RPL y RPD, como hiciera con Osetia del Sur y Abjasia. ¿Dará ese paso tensando más las relaciones con occidente?

Luego habrá que ver qué pasa con todos esos jefes militares de la RPL y RPD, que ya no encajarán para el gobierno en condiciones normales. ¿Dónde los metemos? No queda otra que seguir combatiendo. De otro modo comenzarían los conflictos por el poder, y habría que acabar con una parte de esos comandantes de campo.

Una aguda crisis interna en Novorossia también está garantizada. Ninguna negociación en Minsk podrá evitarlo.

Un Donbass arruinado no está en disposición de mantener sus propios destacamentos armados. No solo es necesario reconstruir todo lo destruido en el Donbass, también hay que planificar cómo levantar la economía. ¿Cómo hacerlo, cuando en la propia Rusia tampoco saben cómo resolver los problemas de esas ciudades dedicadas a un único sector económico, en su propio territorio?

¿Y qué pasa con la Federación Rusa? Tampoco es que le falten los problemas: En primer lugar ¿piensa occidente reconocer el paso de Crimea a manos rusas, o continuará con las sanciones?

Habrá que destinar una gran cantidad de fondos para reconstruir el Donbass, pues de otro modo se produciría allí un vergonzante para el Kremlin, colapso económico. Es decir, a las inversiones necesarias en Crimea habría que añadir unos gastos de 8 mil millones de dólares. No es tarea fácil: en la propia Rusia el gobierno ha conducido a varias regiones al límite de la bancarrota y aún quiere financiar el Campeonato Mundial de Futbol de 2018. ¿Llegará para todo?

Habrá que destinar no pocas fuerzas para enfrentar y manejar la crisis en Novorossia, prepararse para recibir un gran flujo de refugiados de una Ucrania arruinada. Y todo ello en un escenario de crisis económica. Si apoyamos a la RPL y RPD en sus enfrentamientos y reyertas con Kiev (no hay otra salida para el Kremlin), ello implicará una nueva guerra económica con occidente y nuevas acusaciones  de dividir Ucrania. Y por cierto, que nadie se olvide de la perspectiva de ver las tropas de la OTAN en las regiones occidentales y centrales de Ucrania.

Todo ello me hace llegar a la conclusión de que este armisticio kafkiano es estrictamente temporal. Es inevitable que se produzca una nueva espiral del conflicto, de la rebelión civil. Son inevitables nuevas convulsiones en la desgraciada Ucrania.

Vuelvo a repetir: todo esto no hace sino confirmar mis cálculos de entonces y la necesidad de haber ocupado rápidamente Novorossia en mayo. En cualquier caso hubiéramos ahorrado una gran cantidad de recursos necesarios para su reconstrucción y hubiéramos obtenido un nuevo país económicamente independiente. Sin esas oleadas de refugiados. Pero ahora ya es tarde. Son errores que ya no tiene solución.
Si estuviese en el lugar de Moscú, me apresuraría a recomponer el ejército de Novorossia, me encargaría de su aprovisionamiento y conformaría un cuerpo de voluntarios en nuestro territorio: Porque en caso de una inevitable agudización de la situación, se haría imprescindible su envío rápido para limpiar por completo el Donbass y Lugansk de tropas de Kiev. A fin de cuentas, en caso de que Ucrania entre en agonía como Estado organizado, de todas formas habrá que enviar tropas. Y de Crimea también, por cierto.
Volvemos al problema de siempre: Rusia necesita cambiar por completo su curso socio-económico. De otro modo nuestra propia economía colapsará. Incluso los expertos leales a Putin consideran el 2017 como año crítico. La crisis está en pleno desarrollo señores. La guerra no ha terminado. Hay que adelantarse a los acontecimientos y no dejarse llevar por la corriente. Señores del Kremlin, ustedes lo han enredado, a ustedes les toca desenredarlo.
Traducido del ruso por Iñigo Aguirre

Fuente: http://kprf.ru/international/ussr/134347.html

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