5 de julio de 2014
Documento
aprobado en el plenario de clausura del Encuentro Sindical
Internacional Antiimperialista organizado por la Central Obrera
Boliviana (COB), la Federación Sindical Mundial (FSM), con la adhesión
del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia.
Creo que esta idea de la ofensiva en defensa de la Humanidad, está
cada día más engranada con la realidad que estamos viviendo en el mundo
Hugo Chávez
Quiero animarme a plantearles algo que corresponde a los movimientos
sociales del mundo: ¿cómo podemos todos unidos enfrentar al capitalismo?
Estoy convencido de que debemos elaborar una nueva tesis para salvar el
planeta, una doctrina por la vida
Evo Morales
Introducción. Crisis del capitalismo y consecuencias para la clase trabajadora
Los pueblos del mundo y especialmente los sectores populares estamos
sufriendo las consecuencias de una crisis del capitalismo. Una crisis
como nunca antes hemos vivido. Una crisis que es global y estructural.
Es una crisis global porque, a diferencia de las anteriores crisis del
capitalismo en el siglo XIX y en el siglo XX, en este sistema-mundo
capitalista las resistencias son locales, pero sin haber construido
todavía un frente alternativo al capitalismo. Los pueblos están dejando
de creer que el capitalismo sea democrático, y también se va dejando de
creer en una democracia capitalista. Sin embargo todavía no se ha
construido una alternativa al mismo de carácter global, como la crisis
que vivimos.
Y es una crisis estructural porque es la combinación de varias crisis,
económica, financiera, energética, climática, alimentaria, hídrica,
institucional, política y de valores. No solo padecemos la crisis de un
sistema económico y de producción que no da más de sí, que para elevar
la tasa de ganancia, o mantener la plusvalía producida a costa de la
explotación de los pueblos, trabajadores y la naturaleza del Sur, tiene
que convertir a la Madre Tierra y a las personas en objeto de su
despiadado dominio depredador.
Queremos resaltar la crisis climática como la cristalización de todas
las crisis; la supuesta alternativa de la economía verde como respuesta
al desastre ambiental que sufrimos no suponen más que la privatización
de la naturaleza y el resto de bienes comunes, así como la demostración
de que no existe capitalismo con rostro humano, estamos en una etapa del
capitalismo donde se mercantiliza todo, la vida y los bienes comunes.
Todo ello mientras se ponen en marcha guerras imperialistas para
depredar los recursos naturales de los pueblos en un círculo vicioso en
el que esos recursos naturales sirven para alimentar la industria de la
guerra, demostrando la voracidad del imperialismo. Recursos naturales,
energía y agua son objetivos del imperialismo que los pueblos y los
trabajadores tenemos la obligación de defender, pues son el futuro que
debemos dejar en herencia, la Madre Tierra que debemos cuidar pues es
nuestro hogar.
El capitalismo ha adoptado por tanto una medida geopolítica planetaria y
la crisis expone la contradicción básica del capitalismo: la
contradicción entre el carácter social de la producción y la forma
capitalista de propiedad sobre los medios de producción y la apropiación
de sus resultados. En las crisis, el mecanismo entero del modo
capitalista de producción, queda subordinado a la presión de las fuerzas
productivas creadas por el capitalismo.
La consecuencia de todo ello es que existen 1000 millones de personas
que pasan hambre en el mundo según la FAO y desde que comenzó la crisis
el número de pobres ha aumentado en 100 millones de personas.
Pero si bien la pobreza y el hambre son los efectos más visibles de la
crisis del capitalismo, todo ello va unido a la pérdida de derechos
sociales de la población, especialmente de los derechos laborales. El
capital va a intentar salir de la crisis a costa de los trabajadores.
La fase superior del capitalismo es el imperialismo y el neoliberalismo
en cuanto a destrucción creativa y política anti-obrera. En ciertos de
los países de América Latina se pudo frenar el consenso de Washington y
las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que
buscaban las privatizaciones y restricciones de las políticas sociales,
pero hay otras partes del mundo cuyos pueblos siguen sufriendo la receta
neoliberal como supuesta salida a la crisis. Sin embargo, siguen
aumentando las tasas de desempleo, y recortando los derechos sociales,
la salud, la educación, a la vez que desahucian familias enteras
mientras rescatan a los bancos.
Sin embargo las recetas neoliberales ya ni siquiera pueden resolver los
problemas de los países del centro del sistema-mundo capitalista. Dichos
países cuentan a veces con gobiernos paralelos bajo la forma de las
compañías transnacionales que son nuevas formas de las que se dota el
imperialismo para operar en los países supuestamente en desarrollo. La
riqueza de unos pocos supone la miseria de una buena parte del planeta.
Ya lo definió perfectamente Warren Buffet, uno de los hombres más ricos
del mundo: “Por supuesto que hay lucha de clases y los ricos estamos
ganando”.
Por lo tanto, si la lucha de clases sigue más vigente que nunca, la
construcción de un proyecto alternativo que haga frente a la crisis del
capitalismo solo puede venir de los sectores populares y trabajadores
organizados. La lucha sindical por tanto cobra especial vigencia en la
coyuntura actual.
Y la lucha sindical contra el capitalismo solo puede tener como
horizonte el socialismo. En un mundo globalizado donde la
socialdemocracia se vendió al neoliberalismo y el socialismo construido
en el siglo XX ha tenido debilidades, la construcción en el siglo XXI de
un socialismo indemne de los retrasos y debilidades que tenía durante
el primer esfuerzo de su implementación es tarea urgente y necesaria.
Y como ya lo definió la Central Obrera Boliviana en su Tesis Socialista
de 1970, están equivocados aquellos que sostienen que las organizaciones
sindicales deben limitarse a jugar el papel de sindicatos
tradeunionistas, es decir, circunscritos a la lucha puramente económica.
Sin abandonar la lucha en defensa de las condiciones materiales, los
trabajadores debemos intervenir en la vida política del país en nuestra
condición de vanguardia revolucionaria. Vanguardia que en el caso de
Bolivia y otros países se complementa con el proyecto político de las
naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos, que fusionan la
lucha sindical con lo comunitario bajo un horizonte de “socialismo
comunitario”.
Aporte de Bolivia
Precisamente los trabajadores del mundo celebramos el Encuentro Sindical
Internacional Antiimperialista en reconocimiento y aprendizaje de una
Bolivia abigarrada donde lo obrero, lo campesino y lo indígena se
fusionan en lo comunitario bajo un horizonte de construcción socialista.
Reconocemos en Bolivia un gobierno de movimientos sociales, donde la
dirección del proceso se encuentra en manos de los sectores populares,
donde el Estado se ha fusionado con la sociedad civil. Un proceso que se
funda en las luchas históricas contra la colonial, el capitalismo y el
neoliberalismo. Un proyecto político, fusión de las luchas indígenas,
obreras y campesinas, que continua en construcción pero en el que nos
sentimos representados los sectores populares de nuestros países.
Reconocemos en Bolivia un Estado que ha tomado el control de los
sectores estratégicos de la economía, los hidrocarburos y energía en
general, las telecomunicaciones, salud y educación, pertenecen ahora al
Estado y no a los individuos, un Estado que a la vez es síntesis de un
cambio de época en América Latina, un Estado que pertenece al pueblo,
porque es del pueblo y funciona en base a las necesidades populares.
En Bolivia no solo no se reprime ni persigue a los sectores populares y
sindicatos, si no que se les impulsa y apoya política y materialmente
construyendo una democracia participativa que incorpora a los
trabajadores en la toma de decisiones.
Ese otro modelo de relacionamiento con los sectores movilizados de la
sociedad es el que nos muestra una democracia viva, participativa,
intercultural y comunitaria. Los sindicatos del mundo reunidos en
Bolivia estudiamos el nuevo paradigma boliviano que nos propone el Vivir
Bien ante la crisis civilizatoria que vivimos. Queremos apostar a un
modelo de desarrollo y a un modelo político que piense la economía desde
lo comunitario, apostando por la emancipación de los pueblos y las
comunidades para vivir en armonía con la Madre Tierra.
Apuesta por la integración socialista
Porque la crisis del sistema-mundo capitalista y la disputa geopolítica
por el control de los recursos naturales nos lleva a los pueblos y
trabajadores del mundo a un escenario donde hay que optar por uno de los
dos proyectos en disputa, el de la emancipación socialista, o el de la
restauración neoliberal.
Bolivia, y los procesos de cambio en América Latina, han apostado, con
diversos ritmos, intensidades y matices, por la emancipación; de sus
pueblos, de sus habitantes y de su naturaleza, recuperando la soberanía
sobre sus recursos naturales para hacer frente al proyecto imperialista y
neocolonial.
Por eso hoy, aquí y ahora, los pueblos y trabajadores del mundo queremos
desarrollar la reflexión del compañero Presidente Evo Morales y venimos
a proponer una tesis para salvar el planeta, una doctrina en defensa de
la vida frente a la muerte encarnada en el capitalismo. Esta tesis solo
puede tener un horizonte, el del socialismo, con el aporte que
recogemos en Bolivia de lo comunitario, y solo puede estar asentada
sobre tres solidos pilares, el antiimperialismo, el anticolonialismo y
el anticapitalismo.
Tesis política antiimperialista, anticolonial y anticapitalista rumbo al socialismo
Nuestras realidades nacionales tienen diferentes ritmos e intensidades,
pero queremos mirarnos en el reflejo de Bolivia, donde se pasó de la
resistencia a la construcción de un instrumento político para la toma
del poder, y de la toma del poder a la construcción de un proyecto
político del pueblo y para el pueblo.
Ahora queremos crear un instrumento político mundial para la
construcción de un proyecto político global que dé respuesta a la crisis
estructural del capitalismo.
Antiimperialismo
El secuestro aéreo del Presidente Evo Morales hace un año poniendo de
rodillas a varios países europeos constató que el imperialismo no se va a
quedar quieto ante los proyectos de transformación social que ponen en
marcha procesos de cambio en defensa de las mayorías sociales.
Un proyecto con base antiimperialista debe por tanto, repudiar el brazo
armado de los Estados Unidos llamado OTAN, la maquinaria
político-militar del imperialismo.
Nuestro proyecto antiimperialista condena las bases militares que el
imperialismo disemina por todo el mundo como método de injerencia. En
América Latina son 77 bases m militares conocidas que violan la
soberanía política y territorial de los países de Nuestra América.
Especial atención merece la situación de Colombia y las bases
estadounidenses allá instaladas, punta de lanza para rodear la Amazonia,
elemento central de disputa geopolítica en los próximos años. La Paz en
Colombia, con la que nos comprometemos profundamente, pasa por la
retirada de las bases militares pero también porque la paz venga
acompañada de la participación política de la insurgencia y la clase
trabajadora y los sectores populares colombianos, como medio para
garantizar la justicia social para todo el pueblo colombiano.
De la misma manera que condenamos la injerencia imperialista mediante la
instalación de bases militares, hacemos lo mismo con las mal llamadas
“guerras humanitarias”, “guerras contra el terrorismo”, “guerras
preventivas” y “misiones de paz”, solidarizándonos con los sectores
populares y la clase trabajadora en Irak, Afganistán, Libia o Siria, que
han visto destruidos sus países por la codicia imperial que han visto
como las guerras militares se transformaban también en guerras
económicas y culturales contra los pueblos.
Asimismo, condenamos cualquier tipo de injerencia contra gobiernos
soberanos, bien sea hecha por medio del espionaje, bien por medio de
golpes de Estado como los sucedidos en Honduras o Paraguay en América
Latina en este siglo XXI, además de los intentos, fracasados por medio
de la movilización popular, en Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Injerencias que vienen acompañadas de un terrorismo mediático contra los
procesos, sindicatos y movimientos sociales, la llamada Guerra de IV
Generación, el intento de construir un orden comunicacional hegemónico
manejado por transnacionales capitalistas de la comunicación que tratan
de imponer sus objetivos políticos, económicos y sociales, siempre
contrarios a los intereses de la clase trabajadora y los sectores
populares.
Como medida para superar las injerencias contra la soberanía política y
económica de nuestros pueblos, defendemos la desaparición del Consejo de
Inseguridad de las Naciones Unidas y la democratización del propio
sistema de las Naciones Unidas.
Anticolonialismo
Consideramos que el modelo de colonización impuesto por los países del
norte fue a través de crímenes de lesa humanidad, saqueos y sometimiento
de nuestros pueblos, y que las guerras han sido el instrumento de
sometimiento y dominación que ha utilizado el imperialismo para imponer
su voluntad política y económica.
El orden colonial es el núcleo del genocidio, de millones de seres
humanos exterminados, de cientos de lenguas aniquiladas en beneficio de
una pretendida homogeneización, de economías de complementariedad
basadas en el trueque sometidas al mercantilismo, de adelantos
civilizatorios sometidos a la inquisición y de un orden social basado en
la reciprocidad reducido por el individualismo.
Apostamos por la descolonización y la destrucción de los cimientos
materiales y subjetivos sobre los que se asienta el racismo, el
colonialismo interno y las nuevas formas de colonialismo externo. La
descolonización implica desmontar los cimientos institucionales,
económicos, políticos y culturales del viejo régimen y construir nuevos
cimientos institucionales, económicos, políticos y culturales de una
nueva forma de organizar la vida social.
La descolonización es un proceso revolucionario que lucha contra el
capital financiero y contra las grandes transnacionales, debemos
derribar el mito de un capitalismo democrático o una democracia
capitalista. Pero la descolonización implica también luchar contra la
colonización cultural e ideológica, el racismo, así como contra todas
las formas de discriminación. Debemos mencionar aquí el rol de la mujer
en la lucha sindical y comprometernos con la lucha contra el
patriarcado, saludando el proceso de despatriarcalización que impulsa el
Estado boliviano y sus movimientos sociales.
La descolonización implica asimismo una lucha por la Interculturalidad,
por otro modelo educativo que implique una apuesta por una educación
abierta, humanista, científica, tecnológica, productiva, liberadora y
revolucionaria, crítica, solidaria; orientada a la conservación y
protección del medio ambiente, la biodiversidad y el territorio con
soberanía.
La descolonización implica enfrentar las situaciones neocoloniales que
todavía viven nuestros pueblos. En el caso de América Latina repudiamos
la ocupación de la ocupación imperialista de Puerto Rico; de Guantánamo
en una Cuba socialista que sigue resistiendo heroicamente a un bloqueo
criminal; de las Islas Malvinas por el Reino Unido y la OTAN; y nos
comprometemos con la defensa de una salida al mar con soberanía para
Bolivia, salida que le fue arrebatada en una invasión imperialista
impulsada por las elites económicas chilenas para quedarse con sus
recursos naturales, una verdadera integración latinoamericana pasa por
darle solución a la justa demanda de Bolivia ante Chile. Tampoco podemos
olvidarnos de otras partes del mundo y en ese sentido rechazamos la
ocupación de Palestina y el genocidio que comete Israel con todo un
pueblo.
Anticapitalismo
Nuestra lucha es contra el capitalismo y todas sus expresiones. Contra
ese modelo destructor de toda forma de vida que además se apropia de la
plusvalía generada por los pueblos, las personas y nuestra Madre Tierra.
Todo ello dentro un momento histórico caracterizado por una guerra de
alta intensidad financiera contra los procesos de cambio. Nos sumamos a
las declaraciones del Presidente Evo Morales solidarizándose con
Argentina frente a un sistema financiero global injusto e inmoral y los
llamados “fondos buitres”, quieren doblegar a los procesos de cambio
mediante deudas contraídas durante las dictaduras militares y el periodo
neoliberal por gobierno que servían al Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial.
Este sistema financiero internacional utiliza al FMI y el BM, pero
también a la OIT, para debilitar la soberanía económica de los pueblos y
sus trabajadores. Condenamos esta forma de neocolonialismo financiero
de los Wall Street Boys, los operadores del capital especulativo
financiero, y apostamos por una nueva arquitectura financiera
internacional.
Este julio se cumplen 29 años de la Conferencia de La Habana sobre la
Deuda Externa, mecanismo ilegal del capitalismo para seguir colonizando a
los pueblos, repudiamos toda deuda del mal llamado tercer mundo y
apostamos por la eliminación total de la deuda.
Parte de la mutación del capitalismo financiero son los tratos de libre
comercio con los que pretenden enmascaras el control territorial que
quieren hacer de los procesos de transformación y sus recursos
naturales. Rechazamos especialmente la reedición sofisticada del ALCA
que los pueblos de América Latina y los gobiernos progresistas
derrotaron en 2005 en Mar del Plata y que ahora se llama Alianza del
Pacifico, herramienta imperialista de los Estados Unidos para socavar el
proceso de integración política regional en América Latina y recuperar
espacios perdidos hasta el momento por el avance de los procesos de
cambio.
Frente a la Alianza del Pacifico, proponemos la Alianza de los Pueblos
del Sur y de la clase trabajadora en defensa de los recursos naturales
de los pueblos y de la Madre Tierra.
No es casualidad que el ataque terrorista que vive Venezuela, país con
las reservas de petróleo más grandes del mundo, al igual que ya lo
intentaron con Bolivia y Ecuador. La recuperación y soberanía sobre los
recursos naturales es fundamental pues constituye la base material de
todo proceso, la posibilidad de redistribuir la riqueza y reducir las
desigualdades en países castigados por 500 años de colonización.
Al igual que defendemos la soberanía sobre los recursos naturales,
defendemos también la soberanía alimentaria y nos solidarizamos con las
luchas campesinas frente a las transnacionales, al agronegocio, el uso
de agrotóxicos y transgénicos y en defensa de la soberanía
alimentaria.
Rumbo al Socialismo
Sobre estos tres pilares es que proponemos la coordinación y la
cooperación de la clase trabajadora y los sectores populares que luche
por la construcción del socialismo a nivel nacional, regional y mundial.
Porque para llegar al socialismo necesitamos construir previamente, la
unidad de todas las fuerzas revolucionarias en un frente popular
antimperialista, anticolonial y anticapitalista a partir de una alianza
obrera, campesina e indígena, una alianza de los sectores populares.
Un socialismo que solo puede ser democrático, ampliando los márgenes y
límites de la democracia liberal, un socialismo antiimperialista y
anticolonial que supere todas las formas de enajenación del capitalismo,
que crezca desde las raíces de la clase obrera y los movimientos
indígenas originarios y campesinos, desde las fábricas y desde el campo y
las comunidad, para construir la sociedad-comunidad a la que aspiramos,
una sociedad donde el valor de uso primer sobre el valor de cambio
impuesto por el mercado y el capital.
Un socialismo con los medios de producción socializados en una sociedad
donde los servicios básicos les sean garantizados a todas las personas
junto con sus derechos laborales. Todos los derechos para todas las
personas.
La crisis del capitalismo lleva aparejada que para mantener la tasa de
ganancia a partir de la explotación de los trabajadores, en casi todos
países del mundo la edad de jubilación aumenta, las pensiones se reducen
y se mercantiliza y privatiza la salud.
Por supuesto el socialismo al que aspiramos recoge las luchas y
reivindicaciones de la clase obrera a lo largo de la historia. Exigimos
un sistema público, universal y obligatorio de seguro social para todos
los países, además de la reducción de la edad de jubilación y aumento de
las pensiones pues solo de esta manera las clases populares podrán
vivir con dignidad después de su jubilación.
Nuestro proyecto socialista debe garantizar que el agua y los servicios
básicos sean un Derecho Humano a partir de la soberanía sobre los
recursos naturales y energéticos que garantice los derechos sociales y
laborales.
Para garantizar los derechos sociales y laborales, necesitamos construir una visión distinta del desarrollo capitalista.
El horizonte socialista debe ser necesariamente internacionalista. Un
internacionalismo que como decía el Che, es la ternura de los pueblos.
Defendemos un internacionalismo alianza del movimiento obrero, campesino
e indígena junto a los movimientos de liberación nacional y todos los
oprimidos del mundo que luchan por un mundo y un futuro de paz y
justicia social.
Ese internacionalismo clasista y socialista debe tener como base la
formación política, si queremos enfrentar la hegemonía capitalista en lo
económico, político, cultural y mediático, debemos prepararnos para la
Batalla de Ideas. Batalla de Ideas que como nos recordaba el Comandante
Fidel Castro, no significa solo principios, teoría, conocimientos,
cultura, argumentos, réplica y contrarréplica, destruir mentiras y
sembrar verdades; significa hechos y realizaciones concretas.
Conclusión
Reconocemos el aporte de la Federación Sindical Mundial en sus 69 años
de vida en la defensa de la clase trabajadora en Vietnam, Cuba, Corea,
la España de Franco, el Portugal de Salazar, la Grecia de la heroica
guerra civil, hasta Guatemala, Angola, Granada y Chile, Sudáfrica, El
Congo, Mozambique, Etiopía, Egipto, el Golán Sirio, el Líbano, Irak, la
India, Indonesia, Timor Oriental y el Sáhara Occidental.
Asimismo reivindicamos el legado de todos los libertadores que dieron su
vida por la liberación nacional y social de sus pueblos, Bolívar,
Zapata, Martí, Sandino, el Che, Ho Chi Minh, Sankara o el Comandante
Chávez además de reconocer el aporte que al momento histórico actual ha
hecho la revolución cubana encabezada por los comandantes Fidel y Raúl
Castro.
El momento de transición en que nos encontramos necesita de una
coordinación de sindicatos, movimientos sociales, los jóvenes, las
mujeres e intelectuales comprometidos, para desde la defensa de los
procesos de cambio, buscar la construcción del proyecto político de
liberación nacional y social de nuestros pueblos.
Pero nuestra liberación no es solo la liberación de nuestros pueblos. Es
a la vez la liberación de la humanidad entera porque nosotros no
luchamos para dominar a otros; luchamos para que nadie domine a otro.
Y en el camino de la liberación, es importante mantener las conquistas
logradas, por lo que nos solidarizamos con el proceso de cambio
boliviano que esperamos sea reforzado en las elecciones presidenciales
del 12 de octubre.
Que viva el proceso de cambio boliviano
Que vivan las luchas de la clase trabajadora
Contra la barbarie capitalista, por la paz y un mundo sin explotación
Cochabamba, Estado Plurinacional de Bolivia, 2 de julio de 2014
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