“Si no cumplen con nuestras exigencias, vamos a parar la Copa. O hay dinero para viviendas o junio se convertirá en un junio rojo. Si no respetan nuestros derechos, no habrá inauguración. Si insisten va a haber una copa de sangre”
Son las manifestaciones realizadas por el Movimiento de los Trabajadores sin Techo de Brasil (MTS) avisando a las autoridades a tres semanas del inicio del Mundial de Fútbol, el próximo día 12. El MTS es la plataforma que está realizando las mayores protestas contra la celebración del evento.
“Nosotros tenemos una propuesta clara. No sacar provecho del Mundial sin que sean respetados nuestros derechos. El balón está con el pueblo. Queremos nuestra rebanada del pastel y no migajas”, avisa un portavoz de este movimiento.
Este viernes, unas 30.000 personas marcharon tras cientos de pancartas con un lema ‘No habrá Copa’ por las calles de Sao Paulo, la ciudad con mayores problemas de vivienda del país. A principios de mes, casi 2.000 familias ocuparon un terreno privado para levantar una favela en un acto que llamaron ‘La Copa del Pueblo’.
Las reivindicaciones, además de vivienda, salud, transporte y educación, abarcan una pensión vitalicia para las familias de los obreros muertos e incapacitados durante las obras del Mundial, el más caro de la historia, con un gasto de unos 11.000 millones de dólares.
Además del MTS millones de brasileños están en contra de la celebración de la fiesta del futbol de élite, muy lejos de la verdadera esencia popular de este deporte: maestros, indígenas, sanitarios, trabajadores, desempleados, familiares de los obreros muertos en las aceleradas obras del mundial, etc…
Todos ellos consideran que tal dispendio en un país donde las desigualdades sociales se acrecientan, donde millones de personas no tienen una vivienda digna, en el cual los maestros o los médicos sobreviven con salarios ínfimos o en el cual se explotan los recursos naturales beneficiando solo a una pequeña minoria, además de acabar con el habita de millones de indígenas, no merece la pena. Todos se agrupan tras un lema: “No habrá copa”.
De momento, queda medio mes para que de comienzo la fiesta del futbol-negocio. Habrá que ver si el pueblo brasileño, siempre muy vinculado con el futbol-deporte, tiene la fuerza suficiente para parar el acontecimiento y, puede que incluso para hacer abrir los ojos a la clase trabajadora mundial sobre lo poco que queda de aquel deporte que hoy, controlado por la mafia de la FIFA y dependiente de las televisiones y de las grandes corporaciones económicas, no es más que un gran negocio para unos pocos delincuentes.
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