Bolivia es uno de los países
más pobres y menos desarrollados de América Latina. Después de una
crisis económica desastrosa en la década de 1980, algunas reformas han
atraído la inversión privada, estimulada por el crecimiento económico y
la disminución de las tasas de pobreza en la próxima década.
El período comprendido entre 2003 y 2005 se caracterizó por la inestabilidad política, las tensiones étnicas, y las violentas protestas contra los planes - posteriormente abandonados - para exportar el gas natural producido en el país a los principales mercados del hemisferio norte.
El 1 de mayo de 2006, el Gobierno de Evo Morales emitió un decreto para nacionalizar los hidrocarburos que se inauguró un nuevo ciclo de la participación del Estado boliviano en la economía.
El decreto impone un aumento significativo de las regalías sobre la producción y determinó que las empresas extranjeras que operan bajo el régimen de contratos de riesgo entregaron toda su empresa estatal de producción a cambio de una cuota fija por los servicios prestados.
El mayor peso de la "economía del gas" tuvo un efecto multiplicador importante en otros sectores, estimulando las exportaciones de productos tradicionales (joyas, textiles, cuero, madera y productos agrícolas orgánicos).
Por otra parte impulsó las actividades de los pequeños productores urbanos y rurales, con alto potencial de generación de empleo, la redistribución del ingreso y la construcción de una nueva base de producción de las clases medias urbanas emergentes.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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