12 de abril de 2014

Allí realizó una serie de fotografías a los habitantes de la oscuridad, además de escuchar sus historias sobre violencia, drogas, frio, enfermedad y soledad.
Una de ellas es la de Mihaela Iordan, de 31 años de edad, que hace tiempo dejó de sentir el hedor de los canales subterráneos y a la que ya apenas le molesta convivir con las ratas, las pulgas, los desperdicios y las aguas fecales. Lleva viviendo más de una década en las alcantarillas. Junto a ella, vive su novio, Marius, que llegó a ser un habitante del subsuelo de la capital empujado por la pobreza hiperbólica causada por la terapia de choque neoliberal aplicada contra los rumanos en los noventa y, junto a ella la adicción a la droga, el sálvese quien pueda y la inhumana insolidaridad individual inculcada como ideología.
Junto a ellos, una oculta realidad de cientos de niños de familias pobres que viven en las calles o debajo de ellas en la capital de la Rumania capitalista. Muchos todavía recuerdan los tiempos en los que el desempleo era una increible idea que parecía ciencia ficción y que llegaba como rumor desde occidente, o cuando las calles eran un lugar para el trabajo o el ocio, y no para el sufrimiento y la delincuencia.
En el crudo invierno de Bucarest, las tuberias que traen a los hogares de arriba el agua caliente desde las centrales térmicas de la periferia son el mejor lugar para que los desposeídos y miserables se calienten, aunque también en verano sea mejor refugiarse en tantas ocasiones del gélido mundo en el que da la luz.
Para muchos de estos habitantes de las alcantarillas nunca ha habido otro hogar que el que comparten con las ratas y, salvo improbable cambio de régimen, probablemente jamás conocerán otro.
Jen Tse es una fotografa de Toronto, Canada. Actualmente vive en Copenhage, Dinamarca. Se pueden ver otras obras suyas en este link.. Quizás también le inter
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