28.04.2014
En este país tenemos un problema nacional
mayúsculo. No os equivoquéis, no se trata de Euskadi, Catalunya,
Galicia o Canarias, hablo de la construcción nacional española.
Que la identidad española se construya a
partir de la oposición al resto de movimientos nacionales del Estado es
un problema grave. El concepto de la nación española lleva mucho tiempo
monopolizado por reaccionarios y fascistas, la construcción subjetiva de
España se plasma en la conciencia como ese país del golpe militar, de
la represión fascista y del orgullo imperial dañado.
Tenemos la obligación de combatir esta
barbarie no negando a España, sino construyendo un sentimiento nacional
español progresista. Inspirado en los grandes momentos de avances de
nuestro país como fueron las dos repúblicas o la intensa movilización en
las calles. Un país que es solidario con los movimientos nacionales y
convive con ellos, integrándolos como parte de su riqueza, dándoles la
posibilidad de decidir y no persiguiéndoles e infundando un odio a la
población contra el resto de trabajadores que comparten el mismo Estado.
Que España no sea sinónimo de caspa y
folclore barato, sino de un pueblo que lucha y construye un país para
los intereses y necesidades de la mayoría.
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