ATALAYA COMUNISTA EN JEREZ DE LA FRONTERA.
email:atalayacomunista@gmail.com
Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía.
CON LA COMIDA QUE SE TIRA PODRÍAN ALIMENTARSE 2.000 MILLONES DE PERSONAS"
por Manuel Ruiz Rico
Sábado, 28 de Abril de 2014
El relator de la ONU para la alimentación deja el cargo alertando de
que el sistema internacional de producción agroalimentaria no es
sostenible por más tiempo, y critica con dureza la liberación a que ha
sido sometido este sector.
Olivier de Schutter, profesor de Derechos Humanos en la Universidad de Lovaina (Bélgica), deja su cargo de relator de la ONU por el Derecho a la Alimentación,
una responsabilidad que ha ejercido desde 2008. El informe final
presentado al término de su mandato a Naciones Unidas en Ginebra el
pasado 10 de marzo alerta de que el sistema internacional de producción
agroalimentaria no es sostenible por más tiempo y critica con dureza la
liberación a que ha sido sometido este sector, que incluso cotiza en las
bolsas internacionales. De Schutter reclama un cambio de paradigma en
el modelo agroalimentario mundial, pero no sólo por los motivos
expuestos sino también porque, a pesar de todos los desmanes que ha
implicado dicho modelo, no ha servido siquiera para resolver su
principal objetivo: acabar con el hambre en el mundo.
El sistema,
arguye, se ha basado sólo en la producción de alimentos sin límite, pero
sin que el modelo se haya vinculado a políticas de nutrición o
sanitarias sino a las meras leyes de la economía de mercado: producción
masiva en un mercado desregulado para ofrecer productos baratos en un
mercado a gran escala, eso sin contar con el enorme impacto ambiental
que este sistema de producción está suponiendo en el mundo y su
influencia cada vez mayor en el cambio climático.
III Olivier de Schutter
El belga Olivier de Schutter (1968) ha sido relator de la ONU del
Derecho a la Alimentación entre 2008 y 2014, cargo que ha ocupado en
sustitución de Jean Ziegler. Es profesor de Derecho de la Universidad de
Lovaina, en Bélgica, y profesor visitante de la Universidad de Columbia
de Nueva York.
¿Cuál es su balance de estos seis años como relator?
En estos seis años de mandato se ha aumentado el interés sobre el
derecho a la alimentación y la situación del modelo agroalimentario
mundial. Mi elección como relator se debe a que, desde los 70, se han
sucedido varias crisis en ese modelo, debido principalmente al
incremento de la población en el planeta en este tiempo y a la cuestión
de cómo alimentar una población que aumentaba tan rápidamente. Así se
llegó a 2008, cuando la ONU se dijo: no hemos acabado con el hambre en
el mundo así que vamos a informarnos para ver qué consumo existe, cómo
se produce, cómo se distribuyen los alimentos, vamos a estudiar la
situación sobre el terreno, etc. El desafío, sin duda, son los países
pobres. Es necesaria una nueva política de alimentación para beneficiar a
esos países . En estos seis años se ha mejorado mucho en la comprensión
y conciencia sobre este problema. Y ésta será la base sobre la que
deberá continuar el trabajo la ONU y el próximo relator sobre el Derecho
a la Alimentación.
“La nutrición no ha formado parte de las políticas agrícolas y hace falta vincularla a las políticas sanitarias”
¿Cuál es la radiografía del hambre en la actualidad?
Ha habido una evolución que nos hace ser más o menos optimistas, pero
aún hay 240 millones de personas que pasan hambre, la mayoría en
África, y debido al crecimiento de la población es probable que esta
cifra continúe progresando. Por otro lado, 4.000 millones de personas
sufren un déficit de alimentación, el déficit de desarrollo lleva a
carencia de vitaminas A, E y C, que retrasa el desarrollo psíquico y
físico de los niños, tanto debido a una escasa alimentación como por una
alimentación menos diversa. La nutrición no ha formado parte de las
políticas agrícolas y hace falta vincularla a las políticas sanitarias.
También se está produciendo una malnutrición cada vez más grave en
países desarrollados, como Estados Unidos, donde hay una enorme
abundancia de alimentos pero muy malos hábitos alimenticios, con
consecuencias como la obesidad mórbida, diabetes, problemas
cardiovasculares, cánceres gastrointestinales, etc. Hay muchos países
que están llegando a un nivel de desarrollo y en los que ya están
apareciendo estos problemas. ¿Por qué? Por haber transformado
radicalmente los hábitos alimenticios. Hablamos, por ejemplo, de Brasil,
Sudáfrica, México. Surge una clase media pero ésta cambia de estilo de
vida. Y esto afecta sobre todo a los niños. Habrá un gasto sanitario muy
fuerte si no se toman ya medidas contundentes.
Dice en su informe que el sistema de alimentación que hemos heredado
del siglo XX “ha fracasado” y que no es sostenible más tiempo. ¿Por
qué?
El sistema se basa en poner el enfoque sólo en la oferta, en la
producción de alimentos hasta el infinit,o pero los principales desafíos
por los que se creó dicho sistema permanecen sin resolver: sigue
habiendo hambre y la pobreza continúa creciendo. Además, los límites
ecológicos y la propia sostenibilidad del sistema se han sobrepasado.
”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la
demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente
insostenible”
¿Cuál fue el origen del actual sistema mundial de producción de alimentos?
A partir de los años 60 comienza una fuerte explosión demográfica,
sobre todo por el aumento de la población en los países asiáticos. Ahora
esa presión ha bajado y bajará aún más, la población mundial tenderá a
estabilizarse. Aún así, cada año hay 75 millones de habitantes más en el
planeta. A partir de esos años se inicia una agricultura
industrializada para hacer frente a este desafío. La preocupación por
este asunto era muy grande entonces. Hoy somos 7.000 millones y para el
año 2050 la ONU prevé unos 9.000 millones. Pero, ¿qué ha pasado desde
entonces, desde los años 60 y 70? En los últimos 40 años, la producción
agrícola ha crecido a un ritmo superior a la población. En el campo de
la tecnología agrícola ha habido diversos factores, sobre todo la
mecanización (tractores), el uso de agentes externos como pesticidas y
fertilizantes, o el empleo de variedades mejoradas para un crecimiento
más rápido (como en el maíz, el trigo). Pero todo centrado en el aumento
desmedido y desenfrenado de la producción.
¿Y hasta dónde nos ha llevado la excesiva producción de alimentos,
poner el foco sólo en la producción como si fuera un objetivo en sí
mismo?
La producción ha aumentado y sigue aumentando sin freno. La principal
consecuencia en estos años es que hay un sobreconsumo de carne
absolutamente insostenible. Sin duda, es un claro ejemplo de uso
ineficaz de un recurso. La mitad del cereal producido en el planeta es
para satisfacer la demanda de consumo de carne. Es una locura. La
producción de carne ha crecido más que la población y los países que van
incorporándose a la senda del desarrollo aumentan el consumo de carne
de forma inherente. Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia son los
países donde más carne se consume: 120 kilos por persona y año. Un poco
menos, unos 80 kilos, en Europa y otros países como Argentina, donde el
consumo de carne es muy tradicional, forma parte de la cultura misma del
país. En China, aunque su población aumenta y se incrementa también el
consumo de carne (está en unos 60 kilos por persona al año) hay al menos
una gran tradición de vegetarianismo. En países de África, como Mali,
la media es de 10 o 12 kilos al año. Además de ser datos muy desiguales,
muestran la radiografía de un modelo insostenible. En la Unión Europea
se han de destinar 20 millones de hectáreas para el consumo de carne.
¡20 millones de hectáreas! Es la tercera parte de la extensión de
Francia, muchísimo. Y un estudio de la FAO estima que la producción
anual de carne tendría que alcanzar 470 millones de toneladas para la
demanda prevista en 2050 si seguimos a este ritmo, un incremento todavía
de más de 200 millones de toneladas en comparación para los niveles de
2005-2007.
¿Y todo lo que se produce es consumido?
Se pierde el 30% de la alimentación producida en el mundo. Hemos
hecho un estudio en Canadá, y el 51% de las pérdidas de comida se
produce en las casas, es decir, porque se tira la comida a la basura. El
resto se pierde o se tira en la distribución, en supermercados, en el
proceso de transformación de la industria comestible, etc. Estas
pérdidas hay que limitarlas. Con lo que se tira se podría alimentar a
2.000 millones de personas, y eso teniendo en cuenta que en los países
desarrollados se consumen 4.600 kilocalorías por persona y día, el doble
de lo necesario.
”En los países desarrollados se consumen 4.600 kilocalorías por persona y día, el doble de lo necesario”
¿Qué implicaciones tiene esto para la sostenibilidad del planeta, de la propia naturaleza?
Hemos pasado los límites en tres casos: la biodiversidad,
el cambio climático y el uso de nitrógeno y fosfatos para
fertilizantes. En cuanto a la biodiversidad, perdemos especies a una
velocidad diez veces más rápido de las que se reponen naturalmente. En
cuanto al cambio climático,
la acumulación de gas en la atmósfera está produciendo un aumento de
temperaturas sin freno que llevará a más fuertes y propensas sequías e
inundaciones, a mayor inestabilidad de la meteorología, y esto va a
convertirse en una amenaza. Será inevitable que se produzcan conflictos
por la tierra y los recursos si no se toman medidas radicales. Habrá un
fuerte impacto de la temperatura en los cultivos, se prevé una caída en
la producción entre 2000 y 2080. Si prevemos una pérdida en 2080 de un
6% o 7% ya es un escenario optimista porque se introduce el elemento de
que el carbono puede ayudar al crecimiento de la planta. En el
hemisferio norte aumentarán las zonas cultivables, sobre todo en Rusia,
Canadá, el norte de Estados Unidos, China, pero en el resto no, sobre
todo en África, que además es ya el continente más afectado por el
hambre y la pobreza. La agricultura repercute más de lo que pensamos en
el cambio climático: por las emisiones de metano del ganado, por la
deforestación, el transporte de productos, el plástico de los
envoltorios, etc. Supone la tercera parte de la emisión de gases en el
mundo.
¿Y en cuanto al uso de fertilizantes?
El uso de nitrógeno y fosfatos en fertilizantes está relacionado con
el ciclo del nitrógeno, que ya no es sostenible: eliminamos de lejos más
nitrógeno de la atmósfera del que la naturaleza puede reponer.
Extraemos fosfatos para producir fertilizantes pero las reservas están
siendo agotadas y no hay sustituto conocido. El uso de fertilizantes,
por ejemplo, alcanzará un grado preocupante en los próximos años. Y
luego está las repercusiones sobre el agua porque el 70% del agua dulce
del mundo va a la agricultura y no a consumo humano o industrial, que,
de hecho, son usos minoritarios.
Ampliar
De Schutter, en uno de sus viajes como relator de la ONU. /
Usted ha alertado también de que este sistema internacional de
producción de alimentos ha provocado que la agricultura a pequeña escala
no sea rentable, por lo que las familias que subsistían de este modo se
han visto obligadas a ir a la ciudad y esto ha provocado un éxodo
masivo a las ciudades.
Gran parte del mundo pobre vive de la agricultura de subsistencia:
son pequeños agrícolas, pequeños productores, usan pequeñas parcelas de
terreno, como mucho una hectárea o hectárea y media. 400 o 500 millones
de personas viven así. Pero muchos de ellos no pueden subsistir, el
cambio climático le afectará, otros no tienen tierras, otros recibirán
menos salario cada vez más, de modo que la salida será para muchos irse a
la ciudad, huir del campo. Desde los años 70, de hecho, se ha producido
un fuerte éxodo del campo a las ciudades por este motivo, porque la
agricultura de subsistencia ya no permitía a las familias subsistir.
Tenían que irse a las ciudades, que han recibido a tanta gente en tan
poco tiempo que también han tenido problemas para acoger a estas
personas y ofrecerles condiciones de vida adecuadas en muchos casos.
¿Qué puede hacerse para lograr a escala global una agricultura más sostenible?
Se han de desarrollar e implantar modos de producción más durables,
como la llamada agroecología. No se trata de agricultura biológica, es
mucho más que eso, es el uso sostenible de los recursos, pero busca
comprender cómo la agricultura y la naturaleza funcionan y cómo
implementar los mecanismos de la naturaleza frente a la agricultura
industrial. Exige una agricultura más inteligente, combinar plantas,
árboles, pequeños animales, no grandes extensiones, y producir más con
menos.
”Mi generación está olvidando ya que ha habido un mundo en el que se consumían alimentos y comida frescos y locales”
¿Puede poner un ejemplo que se esté desarrollando ya?
Plantaciones de arroz, peces y pájaros. Hay ya casos en Japón y
Filipinas. Este tipo de agricultura limita el uso de pesticidas. Se crea
una especie de ecosistema propio donde el pez oxigena y ayuda al
desarrollo y crecimiento de la planta, y los pájaros fertilizan el suelo
y comen insectos (combaten las plagas). Es una técnica sencilla de
agroecología. El objetivo final es relocalizar el sistema
agroalimentario, evitar la concentración agraria mundial que ha acabado
con los pequeños agricultores. El gran sistema actual exige un
transporte a gran escala de alimentos, exportaciones, subsidios para que
haya precios baratos y equitativos, mercados internacionales, etc., y
ante esto el pequeño actor decae. Hay que relocalizar para volver a
poner al campo en el centro del esquema, conectado con la ciudad, con
rutas entre campo y ciudad, con canales, con mercados urbanos de
productos locales, etc. Es una experiencia que han puesto en marcha con
mucho éxito personas como Patrus Ananias en las favelas de Belo Horizonte, Brasil.
Usted también denuncia en su informe el enorme apoyo estatal y con
fondos públicos al sistema agroalimentario actual en aras de una
“agricultura low-cost”, como usted la denomina. Menciona en su informe
que los países de la OCDE subvencionan sus sectores agrícolas con
259.000 millones de dólares.
Los subsidios para sostener este sistema internacional para que, a
gran escala, la gente pueda acceder a la alimentación, son obviamente
desmesurados. El sistema low-cost está sin aliento, sin aire,
no se puede sostener este sistema hasta el infinito. Mi generación está
olvidando ya que ha habido un mundo en el que se consumían alimentos y
comida frescos y locales, producidos y vendidos localmente. El ciudadano
tiene que concienciarse sobre esto y participar de ello, porque sólo es
posible reconstruir un sistema de alimentación durable desde un nivel
local. El apoyo estatal se da a través de subsidios y se ha favorecido
la concentración del sector en grandes productores debido a la
liberalización del sector en los años 80. También hay subsidios para el
consumo de petróleo en este sector, los subsidios también han animado a
la expansión de la industria del procesamiento de alimentos. Las grandes
corporaciones han venido a dominar cada vez más los mercados
agroalimentarios globales por este motivo, en detrimento de los pequeños
por ser menos competitivos bajo estas condiciones.
“La agricultura repercute más de lo que pensamos en el cambio climático”
¿Cómo valora la política de la Unión Europea en cuanto a la producción de alimentos y la política agroalimentaria?
Es necesario un cambio de cultura. La nueva PAC [Política Agraria
Común, recientemente aprobada por la UE con vigencia hasta 2020] ha
detectado este cambio de política y ha habido mucha resistencia a esta
reforma. Hay un camino que emprender de toma de conciencia y de comenzar
una transición hacia otro modelo. El punto clave es que la nueva PAC no
está vinculada a una política alimentaria, de nutrición, sólo hay
política de producción agrícola, y hace falta una vinculación de estas
políticas con el bienestar, con la salud, con la nutrición, y esto está
siendo muy difícil en la UE. Y además está el riesgo de que este modelo
europeo no proteja a los pequeños productores, de que al final todo siga
estando enfocado a los grandes.
¿Cuál es su opinión sobre los alimentos genéticamente modificados?
Hay muchas dudas sobre la sostenibilidad de las tecnologías de
modificación genética a largo plazo: las variedades maíz bt y algodón bt
[ambas fabricadas por la compañía Monsanto] han llevado a las plagas a
desarrollar resistencia. Mi preocupación clave es que la tecnología de
modificación genética está asociada con una forma de agricultura
industrial (la producción de mercancías en grandes áreas de tierra a
través de medios altamente mecanizados) que es un modelo muy contrario a
la forma diversificada de agricultura por la que yo abogo. Las semillas
no significan nada de por sí a menos que las condiciones
institucionales y de la política económica sean correctas y hagan la
tecnología más adaptada al contexto en el cual las semillas son
empleadas.
Sobre la liberalización del mercado de alimentos desde los años 80 y
la subsiguiente especulación en bolsa por este motivo, ¿cuál es la
situación actual? ¿Qué se está haciendo para legislar sobre este
terreno?
La especulación con mercancías de alimentos es una gran amenaza a la
estabilidad de los precios y, por lo tanto, a la seguridad alimentaria y
la realización del derecho a la alimentación a lo largo y ancho del
mundo en desarrollo. La especulación ocurre en varias formas y con
impactos diferentes sobre los precios en los alimentos y la seguridad
alimentaria. Sobre los mercados físicos una forma de especulación tiene
lugar cuando los comerciantes acopian alimentos para retrasar las ventas
y acelerar las compras, creando así una escasez artificial. Esto puede
llevar a un incremento significativo de los precios bajo ciertas
condiciones, particularmente cuando los canales de distribución de
alimentos están controlados por un pequeño número de actores o donde un
producto particular es producido por sólo un puñado de países. Los
intereses de este tipo de especulación son enturbiar el mercado y
beneficiarse de la consiguiente incertidumbre. Pero los actores son
principalmente operadores comerciales del sector agroalimentario. — Manuel Ruiz Rico (Bruselas), http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/
esolver su
principal objetivo: acabar con el hambre en el mundo. El sistema,
arguye, se ha basado sólo en la producción de alimentos sin límite, pero
sin que el modelo se haya vinculado a políticas de nutrición o
sanitarias sino a las meras leyes de la economía de mercado: producción
masiva en un mercado desregulado para ofrecer productos baratos en un
mercado a gran escala, eso sin contar con el enorme impacto ambiental
que este sistema de producción está suponiendo en el mundo y su
influencia cada vez mayor en el cambio climático.
III Olivier de Schutter
El belga Olivier de Schutter (1968) ha sido relator de la ONU del
Derecho a la Alimentación entre 2008 y 2014, cargo que ha ocupado en
sustitución de Jean Ziegler. Es profesor de Derecho de la Universidad de
Lovaina, en Bélgica, y profesor visitante de la Universidad de Columbia
de Nueva York.
¿Cuál es su balance de estos seis años como relator?
En estos seis años de mandato se ha aumentado el interés sobre el
derecho a la alimentación y la situación del modelo agroalimentario
mundial. Mi elección como relator se debe a que, desde los 70, se han
sucedido varias crisis en ese modelo, debido principalmente al
incremento de la población en el planeta en este tiempo y a la cuestión
de cómo alimentar una población que aumentaba tan rápidamente. Así se
llegó a 2008, cuando la ONU se dijo: no hemos acabado con el hambre en
el mundo así que vamos a informarnos para ver qué consumo existe, cómo
se produce, cómo se distribuyen los alimentos, vamos a estudiar la
situación sobre el terreno, etc. El desafío, sin duda, son los países
pobres. Es necesaria una nueva política de alimentación para beneficiar a
esos países . En estos seis años se ha mejorado mucho en la comprensión
y conciencia sobre este problema. Y ésta será la base sobre la que
deberá continuar el trabajo la ONU y el próximo relator sobre el Derecho
a la Alimentación.
“La nutrición no ha formado parte de las políticas agrícolas y hace falta vincularla a las políticas sanitarias”
¿Cuál es la radiografía del hambre en la actualidad?
Ha habido una evolución que nos hace ser más o menos optimistas, pero
aún hay 240 millones de personas que pasan hambre, la mayoría en
África, y debido al crecimiento de la población es probable que esta
cifra continúe progresando. Por otro lado, 4.000 millones de personas
sufren un déficit de alimentación, el déficit de desarrollo lleva a
carencia de vitaminas A, E y C, que retrasa el desarrollo psíquico y
físico de los niños, tanto debido a una escasa alimentación como por una
alimentación menos diversa. La nutrición no ha formado parte de las
políticas agrícolas y hace falta vincularla a las políticas sanitarias.
También se está produciendo una malnutrición cada vez más grave en
países desarrollados, como Estados Unidos, donde hay una enorme
abundancia de alimentos pero muy malos hábitos alimenticios, con
consecuencias como la obesidad mórbida, diabetes, problemas
cardiovasculares, cánceres gastrointestinales, etc. Hay muchos países
que están llegando a un nivel de desarrollo y en los que ya están
apareciendo estos problemas. ¿Por qué? Por haber transformado
radicalmente los hábitos alimenticios. Hablamos, por ejemplo, de Brasil,
Sudáfrica, México. Surge una clase media pero ésta cambia de estilo de
vida. Y esto afecta sobre todo a los niños. Habrá un gasto sanitario muy
fuerte si no se toman ya medidas contundentes.
Dice en su informe que el sistema de alimentación que hemos heredado
del siglo XX “ha fracasado” y que no es sostenible más tiempo. ¿Por
qué?
El sistema se basa en poner el enfoque sólo en la oferta, en la
producción de alimentos hasta el infinit,o pero los principales desafíos
por los que se creó dicho sistema permanecen sin resolver: sigue
habiendo hambre y la pobreza continúa creciendo. Además, los límites
ecológicos y la propia sostenibilidad del sistema se han sobrepasado.
”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la
demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente
insostenible”
¿Cuál fue el origen del actual sistema mundial de producción de alimentos?
A partir de los años 60 comienza una fuerte explosión demográfica,
sobre todo por el aumento de la población en los países asiáticos. Ahora
esa presión ha bajado y bajará aún más, la población mundial tenderá a
estabilizarse. Aún así, cada año hay 75 millones de habitantes más en el
planeta. A partir de esos años se inicia una agricultura
industrializada para hacer frente a este desafío. La preocupación por
este asunto era muy grande entonces. Hoy somos 7.000 millones y para el
año 2050 la ONU prevé unos 9.000 millones. Pero, ¿qué ha pasado desde
entonces, desde los años 60 y 70? En los últimos 40 años, la producción
agrícola ha crecido a un ritmo superior a la población. En el campo de
la tecnología agrícola ha habido diversos factores, sobre todo la
mecanización (tractores), el uso de agentes externos como pesticidas y
fertilizantes, o el empleo de variedades mejoradas para un crecimiento
más rápido (como en el maíz, el trigo). Pero todo centrado en el aumento
desmedido y desenfrenado de la producción.
¿Y hasta dónde nos ha llevado la excesiva producción de alimentos,
poner el foco sólo en la producción como si fuera un objetivo en sí
mismo?
La producción ha aumentado y sigue aumentando sin freno. La principal
consecuencia en estos años es que hay un sobreconsumo de carne
absolutamente insostenible. Sin duda, es un claro ejemplo de uso
ineficaz de un recurso. La mitad del cereal producido en el planeta es
para satisfacer la demanda de consumo de carne. Es una locura. La
producción de carne ha crecido más que la población y los países que van
incorporándose a la senda del desarrollo aumentan el consumo de carne
de forma inherente. Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia son los
países donde más carne se consume: 120 kilos por persona y año. Un poco
menos, unos 80 kilos, en Europa y otros países como Argentina, donde el
consumo de carne es muy tradicional, forma parte de la cultura misma del
país. En China, aunque su población aumenta y se incrementa también el
consumo de carne (está en unos 60 kilos por persona al año) hay al menos
una gran tradición de vegetarianismo. En países de África, como Mali,
la media es de 10 o 12 kilos al año. Además de ser datos muy desiguales,
muestran la radiografía de un modelo insostenible. En la Unión Europea
se han de destinar 20 millones de hectáreas para el consumo de carne.
¡20 millones de hectáreas! Es la tercera parte de la extensión de
Francia, muchísimo. Y un estudio de la FAO estima que la producción
anual de carne tendría que alcanzar 470 millones de toneladas para la
demanda prevista en 2050 si seguimos a este ritmo, un incremento todavía
de más de 200 millones de toneladas en comparación para los niveles de
2005-2007.
¿Y todo lo que se produce es consumido?
Se pierde el 30% de la alimentación producida en el mundo. Hemos
hecho un estudio en Canadá, y el 51% de las pérdidas de comida se
produce en las casas, es decir, porque se tira la comida a la basura. El
resto se pierde o se tira en la distribución, en supermercados, en el
proceso de transformación de la industria comestible, etc. Estas
pérdidas hay que limitarlas. Con lo que se tira se podría alimentar a
2.000 millones de personas, y eso teniendo en cuenta que en los países
desarrollados se consumen 4.600 kilocalorías por persona y día, el doble
de lo necesario.
”En los países desarrollados se consumen 4.600 kilocalorías por persona y día, el doble de lo necesario”
¿Qué implicaciones tiene esto para la sostenibilidad del planeta, de la propia naturaleza?
Hemos pasado los límites en tres casos: la biodiversidad,
el cambio climático y el uso de nitrógeno y fosfatos para
fertilizantes. En cuanto a la biodiversidad, perdemos especies a una
velocidad diez veces más rápido de las que se reponen naturalmente. En
cuanto al cambio climático,
la acumulación de gas en la atmósfera está produciendo un aumento de
temperaturas sin freno que llevará a más fuertes y propensas sequías e
inundaciones, a mayor inestabilidad de la meteorología, y esto va a
convertirse en una amenaza. Será inevitable que se produzcan conflictos
por la tierra y los recursos si no se toman medidas radicales. Habrá un
fuerte impacto de la temperatura en los cultivos, se prevé una caída en
la producción entre 2000 y 2080. Si prevemos una pérdida en 2080 de un
6% o 7% ya es un escenario optimista porque se introduce el elemento de
que el carbono puede ayudar al crecimiento de la planta. En el
hemisferio norte aumentarán las zonas cultivables, sobre todo en Rusia,
Canadá, el norte de Estados Unidos, China, pero en el resto no, sobre
todo en África, que además es ya el continente más afectado por el
hambre y la pobreza. La agricultura repercute más de lo que pensamos en
el cambio climático: por las emisiones de metano del ganado, por la
deforestación, el transporte de productos, el plástico de los
envoltorios, etc. Supone la tercera parte de la emisión de gases en el
mundo.
¿Y en cuanto al uso de fertilizantes?
El uso de nitrógeno y fosfatos en fertilizantes está relacionado con
el ciclo del nitrógeno, que ya no es sostenible: eliminamos de lejos más
nitrógeno de la atmósfera del que la naturaleza puede reponer.
Extraemos fosfatos para producir fertilizantes pero las reservas están
siendo agotadas y no hay sustituto conocido. El uso de fertilizantes,
por ejemplo, alcanzará un grado preocupante en los próximos años. Y
luego está las repercusiones sobre el agua porque el 70% del agua dulce
del mundo va a la agricultura y no a consumo humano o industrial, que,
de hecho, son usos minoritarios.
Ampliar
De Schutter, en uno de sus viajes como relator de la ONU. /
Usted ha alertado también de que este sistema internacional de
producción de alimentos ha provocado que la agricultura a pequeña escala
no sea rentable, por lo que las familias que subsistían de este modo se
han visto obligadas a ir a la ciudad y esto ha provocado un éxodo
masivo a las ciudades.
Gran parte del mundo pobre vive de la agricultura de subsistencia:
son pequeños agrícolas, pequeños productores, usan pequeñas parcelas de
terreno, como mucho una hectárea o hectárea y media. 400 o 500 millones
de personas viven así. Pero muchos de ellos no pueden subsistir, el
cambio climático le afectará, otros no tienen tierras, otros recibirán
menos salario cada vez más, de modo que la salida será para muchos irse a
la ciudad, huir del campo. Desde los años 70, de hecho, se ha producido
un fuerte éxodo del campo a las ciudades por este motivo, porque la
agricultura de subsistencia ya no permitía a las familias subsistir.
Tenían que irse a las ciudades, que han recibido a tanta gente en tan
poco tiempo que también han tenido problemas para acoger a estas
personas y ofrecerles condiciones de vida adecuadas en muchos casos.
¿Qué puede hacerse para lograr a escala global una agricultura más sostenible?
Se han de desarrollar e implantar modos de producción más durables,
como la llamada agroecología. No se trata de agricultura biológica, es
mucho más que eso, es el uso sostenible de los recursos, pero busca
comprender cómo la agricultura y la naturaleza funcionan y cómo
implementar los mecanismos de la naturaleza frente a la agricultura
industrial. Exige una agricultura más inteligente, combinar plantas,
árboles, pequeños animales, no grandes extensiones, y producir más con
menos.
”Mi generación está olvidando ya que ha habido un mundo en el que se consumían alimentos y comida frescos y locales”
¿Puede poner un ejemplo que se esté desarrollando ya?
Plantaciones de arroz, peces y pájaros. Hay ya casos en Japón y
Filipinas. Este tipo de agricultura limita el uso de pesticidas. Se crea
una especie de ecosistema propio donde el pez oxigena y ayuda al
desarrollo y crecimiento de la planta, y los pájaros fertilizan el suelo
y comen insectos (combaten las plagas). Es una técnica sencilla de
agroecología. El objetivo final es relocalizar el sistema
agroalimentario, evitar la concentración agraria mundial que ha acabado
con los pequeños agricultores. El gran sistema actual exige un
transporte a gran escala de alimentos, exportaciones, subsidios para que
haya precios baratos y equitativos, mercados internacionales, etc., y
ante esto el pequeño actor decae. Hay que relocalizar para volver a
poner al campo en el centro del esquema, conectado con la ciudad, con
rutas entre campo y ciudad, con canales, con mercados urbanos de
productos locales, etc. Es una experiencia que han puesto en marcha con
mucho éxito personas como Patrus Ananias en las favelas de Belo Horizonte, Brasil.
Usted también denuncia en su informe el enorme apoyo estatal y con
fondos públicos al sistema agroalimentario actual en aras de una
“agricultura low-cost”, como usted la denomina. Menciona en su informe
que los países de la OCDE subvencionan sus sectores agrícolas con
259.000 millones de dólares.
Los subsidios para sostener este sistema internacional para que, a
gran escala, la gente pueda acceder a la alimentación, son obviamente
desmesurados. El sistema low-cost está sin aliento, sin aire,
no se puede sostener este sistema hasta el infinito. Mi generación está
olvidando ya que ha habido un mundo en el que se consumían alimentos y
comida frescos y locales, producidos y vendidos localmente. El ciudadano
tiene que concienciarse sobre esto y participar de ello, porque sólo es
posible reconstruir un sistema de alimentación durable desde un nivel
local. El apoyo estatal se da a través de subsidios y se ha favorecido
la concentración del sector en grandes productores debido a la
liberalización del sector en los años 80. También hay subsidios para el
consumo de petróleo en este sector, los subsidios también han animado a
la expansión de la industria del procesamiento de alimentos. Las grandes
corporaciones han venido a dominar cada vez más los mercados
agroalimentarios globales por este motivo, en detrimento de los pequeños
por ser menos competitivos bajo estas condiciones.
“La agricultura repercute más de lo que pensamos en el cambio climático”
¿Cómo valora la política de la Unión Europea en cuanto a la producción de alimentos y la política agroalimentaria?
Es necesario un cambio de cultura. La nueva PAC [Política Agraria
Común, recientemente aprobada por la UE con vigencia hasta 2020] ha
detectado este cambio de política y ha habido mucha resistencia a esta
reforma. Hay un camino que emprender de toma de conciencia y de comenzar
una transición hacia otro modelo. El punto clave es que la nueva PAC no
está vinculada a una política alimentaria, de nutrición, sólo hay
política de producción agrícola, y hace falta una vinculación de estas
políticas con el bienestar, con la salud, con la nutrición, y esto está
siendo muy difícil en la UE. Y además está el riesgo de que este modelo
europeo no proteja a los pequeños productores, de que al final todo siga
estando enfocado a los grandes.
¿Cuál es su opinión sobre los alimentos genéticamente modificados?
Hay muchas dudas sobre la sostenibilidad de las tecnologías de
modificación genética a largo plazo: las variedades maíz bt y algodón bt
[ambas fabricadas por la compañía Monsanto] han llevado a las plagas a
desarrollar resistencia. Mi preocupación clave es que la tecnología de
modificación genética está asociada con una forma de agricultura
industrial (la producción de mercancías en grandes áreas de tierra a
través de medios altamente mecanizados) que es un modelo muy contrario a
la forma diversificada de agricultura por la que yo abogo. Las semillas
no significan nada de por sí a menos que las condiciones
institucionales y de la política económica sean correctas y hagan la
tecnología más adaptada al contexto en el cual las semillas son
empleadas.
Sobre la liberalización del mercado de alimentos desde los años 80 y
la subsiguiente especulación en bolsa por este motivo, ¿cuál es la
situación actual? ¿Qué se está haciendo para legislar sobre este
terreno?
La especulación con mercancías de alimentos es una gran amenaza a la
estabilidad de los precios y, por lo tanto, a la seguridad alimentaria y
la realización del derecho a la alimentación a lo largo y ancho del
mundo en desarrollo. La especulación ocurre en varias formas y con
impactos diferentes sobre los precios en los alimentos y la seguridad
alimentaria. Sobre los mercados físicos una forma de especulación tiene
lugar cuando los comerciantes acopian alimentos para retrasar las ventas
y acelerar las compras, creando así una escasez artificial. Esto puede
llevar a un incremento significativo de los precios bajo ciertas
condiciones, particularmente cuando los canales de distribución de
alimentos están controlados por un pequeño número de actores o donde un
producto particular es producido por sólo un puñado de países. Los
intereses de este tipo de especulación son enturbiar el mercado y
beneficiarse de la consiguiente incertidumbre. Pero los actores son
principalmente operadores comerciales del sector agroalimentario. — Manuel Ruiz Rico (Bruselas), http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/
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