¿Por qué los militantes de RED ROJA se han involucrado tan activamente en la organización del 22M?
Red Roja estuvo involucrada desde el primer momento y participó en la decisión de los objetivos políticos expresados en los lemas, específicamente el NO AL PAGO DE LA DEUDA del que dependen los otros tres.
Este asunto fue decisivo porque organizaciones como IU o el Frente Cívico pretendían que el lema principal fuese “Por la dimisión del Gobierno”, que era la forma indirecta de abrir el paso a la consabida coalición PSOE-IU.
El apoyo a la propuesta de “No al pago de la Deuda” fue afortunadamente muy mayoritario, incluyendo a organizaciones como el SAT.
Es la primera vez, desde la campaña por el NO a la OTAN, en la que en una movilización de masas se puede intervenir directamente desde la línea revolucionaria. El primer lema de las Marchas: NO AL PAGO DE LA DEUDA, señala directamente el punto clave de la estrategia del imperialismo de la UE contra el pueblo trabajador, cuya columna vertebral es el engranaje institucional de la UE y del Euro.
Ninguno de los partidos de la izquierda institucional, ni siquiera la versión aparentemente más rompedora de “Podemos” va más allá de la ambigüedad calculada de la “auditoría de la deuda”. En realidad es la expresión de una izquierda débil, incapaz de servir de instrumento político en la lucha de clases, que dice ser anticapitalista, pero que a la hora de la verdad, su práctica se instala nítidamente en el redil del sistema.
Las Marchas, como sucede siempre que el pueblo trabajador aparece protagonizando la escena, les han pasado por la izquierda.
Además, y eso también es muy importante, el 22M se inscribe en una progresión en la conciencia del pueblo que ha pasado de la indignación – valiosísima, pero sin propuesta real, del 15M - y de las movilizaciones sectoriales contra “los recortes” de las Mareas, a la unificación de las luchas. Y lo hace de la única forma posible: desde una propuesta política (sobre todo el de no pagar la Deuda) que la gente reivindica como necesaria, que es la línea de demarcación entre la supuesta izquierda cooptada por el sistema y la línea revolucionara.
La mejor confirmación del contenido rupturista de la propuesta es que estos sectores reformistas – que ya se ven en el Gobierno y que temen después ser interpelados cuando sus políticas sigan siendo las que dicta la Troika – dejan caer (o relegan a la letra pequeña) el lema del No al pago de la Deuda en su propaganda de las Marchas.
Esos lemas permiten lo más importante: una práctica de organización y de lucha en el seno de la clase obrera y del pueblo trabajador, antes y después del 22M, recreando y reconociendo, la memoria de nuestras luchas, de nuestras derrotas y de nuestras victorias, en el camino de la construcción del poder del pueblo.
Y para ello hay que situarse en el nivel de conciencia de la gente, en cada momento, que por cierto, avanza a pasos muy grandes. Y que hay que ir acompañando y contribuyendo a hacer avanzar. Hablamos desde aquí y ahora, desde lo concreto de la situación que vivimos y no sólo con un discurso abstracto que hable de la necesidad – por supuesto indiscutible – de la revolución social, pero que es el mismo para cualquier etapa del capitalismo.
Ese día van a confluir en Madrid una gran heterogeneidad de sensibilidades de la izquierda y el anarcosindicalismo, es decir, hay organizaciones que acuden con distintas estrategias...
El hecho de que las Marchas se convoquen desde propuestas políticas que implican una ruptura con el sistema en su línea de flotación, no quiere decir que el tema – complejo y decisivo de la unidad – se resuelva con una varita mágica. Los sectarismos, los enfrentamientos entre organizaciones y las animadversiones personales han resurgido.
El intento de IU y sus satélites de utilizar el 22M con objetivos electorales se ha intentado utilizar para justificar la creación de estructuras organizativas en algunos territorios, al margen de las Marchas, sin participar en el enorme trabajo organizativo que se está llevando a cabo.
Sin embargo esas divisiones no pasan por temas ideológicos – como el comunismo o el anarquismo – en la medida en que los objetivos se sitúan claramente en un plano estrictamente político. De hecho compañeros y compañeras anarcosindicalistas están realizando en barrios y pueblos un trabajo encomiable, codo a codo con todxs lxs demás.
La incorporación decidida de la mayoría sindical vasca, con LAB como protagonista, y otras organizaciones independentistas ha descalificado a quienes acusaban a las marchas de “españolistas”
Hace unos días has estado en una reunión preparatoria del 22M en Bilbao, cómo acude LAB y la mayoría sindical vasca al 22M.
La decisión de la mayoría sindical vasca de participar en las Marchas es histórica y van a venir, al menos, dieciséis autobuses. El hecho de que la última reunión de coordinación estatal se hiciera en la sede de LAB en Bilbao refleja bien su compromiso.
En su decisión ha tenido un peso fundamental el hecho de que los objetivos del 22M apuntaran directamente hacia la UE. Como decíamos “vamos a Madrid porque no podemos ir a Bruselas”. Por otra parte, es evidente que a medida que avanza el desarrollo de la crisis capitalista y sus devastadoras políticas contra los pueblos, el componente de clase de la lucha en las nacionalidades adquiere más peso y empuja a buscar estrategias coordinadas entre los pueblos que nos permitan enfrentar con más fuerza al enemigo común.
Si miles de personas no se disuelven tras la manifestación, cuál es el siguiente paso.
Las Marchas del 22M, por su contenido político, por su composición, y sobre todo, por la gravedad del momento histórico en que se producen, son inéditas y, en buena medida, de resultados difíciles de prever.
Como Red Roja ha señalado son momentos en los que el poder no puede seguir gobernando como antes. Las dramáticas consecuencias de sus políticas sobre millones de personas que no tienen nada, la corrupción político-empresarial masiva y – por primera vez – visible, la división interna de la burguesía, la descomposición de los aparatos del Estado de la Transición, empezando por la monarquía, arrancan ante el pueblo la máscara del poder que es percibido en su realidad: saqueo de las arcas públicas y robo al pueblo, protegido por los aparatos de la represión.
La clase obrera y los pueblos del Estado empiezan a poner de manifiesto que no van a seguir tolerando ese estado de cosas y el tema del poder político va abriéndose paso en la conciencia de la gente. Las huelgas duras, indefinidas, las formas de resistencia popular ante los desahucios, la privatización de la sanidad o los ejemplos de Gamonal, Alcázar de S. Juan y otros tantos señalan que los tiempos están cambiando.
Las Marchas del 22M no son una reunión de liberados y afiliados de los sindicatos de la Cumbre Social que reclaman “que se vaya el PP” para que vengan quienes tan suculentamente les han subvencionado.
Las caras de los hombres y mujeres que están caminando reflejan la desesperación y la rabia de quienes no tienen más que su dignidad de trabajadores y trabajadoras y que han aprendido que sólo la lucha les hace libres.
Lo que suceda en Madrid es una enorme incógnita y, sin duda, una gran fuente de aprendizaje político. Habrá un antes y un después de las Marchas. Lo que puedo decir es que Red Roja acompañará con firmeza y decisión todas las movilizaciones que se produzcan.
Lo que importa es saber que no hay vuelta atrás, ni en la crisis sistémica, ni en la lucha popular. La estrategia debe dirigirse al fortalecimiento de las posiciones de clase.
Los objetivos de las Marchas, indispensables para la vida de la gente, son inasumibles por las clases dominantes y el tema crucial de la toma del poder político va apareciendo cada vez con más nitidez en la conciencia del pueblo trabajador.
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