Que
la represión policial aumenta sin llegar a techo firme no es ya noticia. Primero
nos escandalizamos con las cargas en Plaça Catalunya hace ya más de dos años.
Después llegó el 26S y el famoso “Que soy compañero, coño”. Valencia y sus
estudiantes. Gamonal, el producto inflamable (cuya terminación en –able no implica posibilidad en este
caso, sino severa afirmación: vaya si ardió). Y la chispa llegó hasta
Valladolid.
Jaime
tiene 30 años y hace unos meses que colabora con la plataforma Stop Desahucios Valladolid.
Este domingo, como tantos otros, participó en la manifestación convocada por Parados en Movimiento. Acabada esta, se
les ocurrió ir a dar un paseo. “Estuvimos
por los entornos de la plaza Mayor, puesto que como estaban haciendo gala los
del Congreso de estar reactivando la economía de Valladolid con su presencia, queríamos
ver cuán grande era el reparto de beneficios”, afirma. El paseo terminó frente a la Parrilla San Lorenzo, guardando unos metros de distancia, donde se
encontraban reunidos los salvadores de la patria. Gritaron unas consignas. Nada
fuera de lo normal.
Sin
embargo, pasados unos minutos, apareció la policía. “Llegaron intimidando- cuenta Jaime, -, pidieron identificación a todos, y al ver que estábamos dialogando
sobre por qué nos pedían esta identificación, al ver que no tenían argumentos
para contestar, cargaron” No eran caras desconocidas. Los rostros de estos
antidisturbios eran ya más que familiares. Pertenecen a aquellas mujeres y
hombres que acuden a ejecutar los desahucios que Jaime y sus compañeros tratan
de impedir a diario. “La policía llevaba ya tiempo amenazándome y
amedrentándome. En la paralización del desahucio de Pajarillos, cuando
fuimos a una frutería en un descanso, nos cruzamos con varios de ellos, que nos
dijeron a todos: ya os pillaremos, ya”.
La
crónica de una carga policial anunciada. Dicho y hecho. Menos de una semana
después, los pillaron. Y es que, de entre todos los manifestantes, los tres
detenidos estaban vinculados directamente con acciones de la Plataforma Stop Desahucios y otras
organizaciones. Eran ya caras conocidas. “En
la manifestación del tren de la libertad nos señalaban: este, este y este.”
A Jaime lo redujeron entre 3 o 4 antidisturbios mientras oía como comentaban
entre ellos que había que dislocarle el
hombro. Tampoco se libró Encarna, compañera de Stop Desahucios que con sus
sesenta años permanece ingresada debido a un ictus producido en la
manifestación tras un brutal golpe en la nuca. “Fueron a por ella, porque vieron que estuvo en el desahucio de Los
Pajarillos, ya la tenían fichada”.
Se puede palpar el
miedo. Quieren infundirlo, tanto en aquellos que militan políticamente,
que están involucrados en movimientos que reivindican el derecho a una
vivienda -en esta ocasión-, como en los que vierten libremente sus
opiniones en redes sociales. Se les olvida que, “nos han quitado tanto, que han terminado por quitarnos el miedo”.
![]() | ||
Jaime, tras las cargas policial | OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA |
No hay comentarios:
Publicar un comentario