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jueves, 16 de enero de 2014

LUKASHENKO: " SE ECHA MUCHO EN FALTA LA UNIÓN SOVIÉTICA"

Un rincón para conocer la visión de los comunistas de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia y el espacio postsoviético sobre la actualidad de sus países.
 
16 de enero de 2014

Bielorrusia: un oasis inspirador y esperanzador
Galina Kuskova

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Extractos del extenso encuentro que mantiene anualmente el presidente bielorruso con periodistas de medios regionales rusos.

Cómo poner orden en el país

Лукашенко за пять с половиной часов пресс-конференции ответил более чем на 30 вопросов российских журналистовEl tradicional encuentro del presidente bielorruso con los periodistas rusos se prolongó durante 5 horas y media. Fue una comunicación directa, afable, atractiva para ambas partes. Cualquiera que fuera el tema que se abordase, Alexánder Grigórevich daba respuestas sinceras, directas sin vericuetos diplomáticos. Muchos se mostraron interesados por conocer cómo se había conseguido mantener a raya a la delincuencia. La pregunta la formuló un periodista de Tambov, que había estado paseando por Minsk durante la noche:


¿Cómo han conseguido, no solo aquí en Minsk, sino en otras ciudades, crear un ambiente tan confortable de seguridad? Por las tardes la gente sale a pasear sin miedo de ningún tipo a verse afectado por algún despropósito de delincuentes. A este paso va a haber que disolver a la policía…

-      Cuando me convertí en presidente, dijo Lukashenko, la Unión Soviética acababa de derrumbarse. Fue una desgracia terrible. Nosotros somos un país de paso. Nuestra principal autopista va de Brest a Moscú y en la otra dirección hasta Berlín… Vienen y me reportan: han vuelto a parar otro coche, han matado al conductor y han robado el vehículo. Entonces no había tantos “mercedes” como ahora. Entonces era una rareza y los bandidos enseguida ponían el ojo en esos coches y en sus propietarios. Si veían algún “mercedes” o “Audi” le daban el alto, haciéndose pasar por policías o lo que fuera. Si te resistías te podían matar o dejarte mutilado. El automóvil y todo lo que hubiese en él se lo llevaban. Me vi obligado a adoptar una solución radical: Reunimos varios grupos, seleccionamos coches de marca y organizamos varias trampas desde Brest hasta la frontera. A todos los bandidos que oponían resistencia los fusilábamos en el acto. Aniquilamos a tres bandas de esas. Ya no hubo una cuarta. Y hasta la fecha reina la calma

Pusimos, continúa Lukashenko, un orden férreo. Sin concesiones para nadie. Pero para eso uno mismo debe estar limpio. Si luchas contra la corrupción, realizas operaciones delicadas, y no quiera dios, la gente sospecha de ti…Porque si uno, por muy Jefe de Estado que sea, recibe un millón a modo de soborno, no es algo que puedas esconder. Mañana te habrás ganado la fama de que eres tan ladrón como los demás. Y entonces nunca podrás poner orden en el país. Así es como actuamos nosotros. Todos son iguales ante la ley: la gente cercana,  que se te refrota haciéndote la pelota, y la gente desconocida y todos los demás: La relación es la misma con todos.

Me siento soviético

Corresponsal: Alexánder Grigórevich, mucho se habla  incluso se lo echan en cara, el que usted quiera preservar el espíritu de la Unión Soviética en Bielorrusia. Ya se ha hablado aquí de la economía planificada, y el gran sector estatal. Pero la cosa no queda solo ahí. Una de esas veces que nos hemos separado del recorrido preparado para la prensa y nos hemos dado una vuelta en el transporte público. Hemos visto que no hay revisor, pero se han mantenido las maquinitas para picar los billetes, que ya teníamos olvidadas…

Lukashenko: ¿Acaso se necesita que haya revisor? En tiempos soviéticos había revisores.

Corresponsal: Pero dejar todo a la confianza. Es algo que cautiva…Díganos, sinceramente ¿echa usted de menos la URSS?

Lukashenko: Ya no es solo que la eche de menos, es que soy una persona soviética. Yo crecí en ese país. Aunque también me tocó aguantar lo mío, de ese sistema. Incluso estuvieron a punto de expulsarme del partido en su momento. Ya sabe usted lo que representaba eso en aquel tiempo, y más siendo que trabajaba de director. Era una mancha para toda la vida. Tuve varias sanciones de esas que quedan reflejadas en tu expediente. Aunque la verdad es que luego resultó que en el Comité de distrito no las tomaron en cuenta.

Corresponsal: Seguramente sabrían que llegaría a ser presidente.

Lukashenko: Seguramente (se ríe). Lo acepto con normalidad. Hubo de todo. Ahora en general no es mejor. Hay cosas que son más fáciles; se puede “ladrar” desde los soportales, se puede insultar al presidente y no te va a pasar nada. Antes eso era imposible. Aunque hay cosas mucho peores…Soy el único diputado que votó en nuestro parlamento contra la disolución de la Unión Soviética. Ciertamente lo sufrí muy intensamente y lo sigo sufriendo. A veces me reúno con M.S. Gorbachov. Le echo la bronca cada vez que habla de más, sin venir a cuento. Queda feo cuando comienza a exculparse. Y yo le digo:” Pero para qué lo haces, la gente ya te dio en su momento su valoración y por mucho que salgas ahora a hablar, a justificarte, la opinión pública no va a cambiar por eso”. Aunque en lo personal, he de decir que de no haber sido por Gorbachov, nunca hubiera llegado  a presidente. Si se hubiera mantenido la Unión Soviética, en general no existiría la figura de presidente en el país. Claro que eso no es comparable al derrumbe de la Unión Soviética.

Alguien dijo que yo ya soy un “presidente antiguo”. Es correcto. Llevo 20 años trabajando en el cargo: Estoy permanentemente comparando cómo era antes y cómo es ahora. Y en todas las comparaciones salimos perdiendo. La respuesta es siempre la misma: “se echa mucho en falta la Unión Soviética”. Si hubiesen dirigido el país con un mínimo de normalidad… Yo como dirigente, perdonen la inmodestia, de alto rango, comprendo dónde está la causa del derrumbe de la Unión Soviética. Y lo más importante es que en parte sigue siendo un mal que está presente en la Rusia actual: no se sabe valorar a la gente. Si la gente lo está pasando mal, no tiene pan, ni detergente, por el que todos, los que tenemos ya una edad, hemos hecho cola, mientras ves como otros entran por la parte de atrás y se llevan lo que quieren…Había injusticias y deformaciones. Como en la economía, donde a la par que se creaba todo lo bueno y gigantesco, se olvidaban de las necesidades de la gente. 
¿Acaso hubiera supuesto algo para la Unión Soviética, construir dos fábricas con la última tecnología para la producción de detergente? Aunque fuese que hubiesen dejado que vinieran a invertir de occidente y a construirlas….y a lavar, problema resuelto.

Recuerdo esa explosión de indignación… ¿Acaso tan necesario fue entonces que en el CC del partido se subieran los sueldos en un momento en que a la gente le faltaba de todo? Se podían haber aguantado. Pero no, se doblaron los sueldos. Fue muy irreflexivo, no respetaron a la gente: Y a la gente hay que saber valorarla. Es el modo de que la gente tenga más paciencia con el gobierno. Podrán refunfuñar, estar descontentos con algo, pero en el fondo la gente normal sabe que si no es hoy, mañana el problema se solucionará.
Esa es la causa principal. Por supuesto mucho se podría hablar de todas 
las presiones que había, de cómo nos empujaban para lograr que nos desuniéramos. Acaso alguien puede ver como normal que se reuniesen los tres (los presidentes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. N de la T), en el bosque de Belovezh…violando la Constitución. Yo entonces propuse: “Oigan, no hace falta luchar contra ellos. Allí todos son de buen beber. Llevémosles comida, que coman, que beban: Rodeémosles con alambradas”. Solo con que hubiese llegado la orden de Moscú, el KGB de Bielorrusia hubiera puesto en práctica esa operación. Dos horas y hubiesen estado todos tras la cerca. Les hubiéramos dejado beber, que se metiesen en le sauna…

 La próxima vez que vengan, les llevaremos a Viskuli, les enseñaremos la residencia donde ocurrió todo. Párense a pensar; se reunieron medio a escondidas y derrumbaron todo. Y nadie tuvo la fuerza de voluntad suficiente para detener aquello. Y ahora, vaya donde vaya, me toca oír lo mismo: “No hay Unión Soviética, no hay alternativa, el mundo es ahora unipolar”. Solo hay que ver lo que hemos tenido que llegar a oír: los norteamericanos, son una nación exclusiva…Todo esto desprende un tufillo a la mitad del siglo pasado. Nosotros sabemos muy bien donde conduce esa “exclusividad”. 50 millones de personas cayeron víctimas de esa exclusividad.

Si existiera la Unión Soviética, no estaría en llamas ahora Oriente Próximo, no habría guerra en Libia ni Siria. Ni se estuvieran celebrando negociaciones. Estarían allí nuestros portaviones, y a nadie se le pasaría por la cabeza que se puede comenzar una guerra. Mientras que ahora dicen: no hay alternativa. Por eso como habría de no lamentar, como no sufrir, comparando lo que teníamos entonces y lo que tenemos ahora.


No todo era malo. Y cada vez veo más gente joven que dice: “pues en aquel país teníamos esto o lo otro”… Por eso sí, hay mucha nostalgia, igual que la tendrán muchos de los que hay entre los sentados en esta mesa, los que vivieron en la Unión Soviética, los que saben qué era la Unión Soviética: pasará algo más de tiempo y seguramente terminaremos de valorar todos esos procesos.

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