Durante la tarde del sábado pasado, la Plataforma Argentina de apoyo a la querella contra los crímenes del franquismo recibió a la delegación española en la sede de la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina en Buenos Aires. Allí estuvieron presentes los tres primeros querellantes: Darío Rivas Cando, Inés García Holgado y Adriana Fernández.
En estos momentos, la causa abierta en Argentina contra el franquismo es la única en el mundo. Por eso se han movilizado miles de kilómetros para ser escuchados. Algunos llegaron el viernes, otros el mismo sábado, pero el cansancio de doce horas de viaje no fue impedimento para el encuentro. El recibimiento de la delegación española por los integrantes de la Plataforma Argentina fue cálido y emotivo y hubo tiempo para las presentaciones individuales, en las cuales cada uno sintetizó su historia y sus esperanzas.
Entre los visitantes llegados a Buenos Aires se encuentran José María Galante Serrano, José Ibargutxi y Soledad Luque Delgado, quienes ya habían estado en Argentina a fines de agosto, participando en esos días de la creación de la Plataforma Argentina de apoyo a la querella. En ese acto, representantes de organismos de derechos humanos, asociaciones de profesionales, organizaciones políticas, estudiantiles, gremios culturales y ciudadanos en general, en base al “principio de jurisdicción universal”, se comprometieron a “apoyar la difusión de los objetivos de la querella y a respaldar las actividades que se realicen con ese fin, y para seguir aunando voluntades con un criterio amplio, plural y democrático que congregue las diversidades de pensamiento y acción”.
Una tupida delegación
Esta vez, la delegación española contó también con la presencia de los querellantes Andoni Txasko Díaz, Ángela Fernández Carballeda, Ascensión Mendieta Ibarra y su hija Ascensión Vargas Mendieta, Elsa Osaba Bailo, Felipe Izagirre Esnal, Felipe Moreno, Jon Arrizabalaga, José Luis Galán Corrochano, María Antonia Oliver París, María Josefa Zorroza Gezuraga, Merçona Puig Antich, Pablo Mayoral y Paqui Maqueda Fernández. Y los viajeros no querellantes Ana Mesutti (abogada), Eduardo Ranz, Hugo Fernández, Manuela Bergerot Uncal, María Arcenegui Siemens, María Luisa Chamorro Díaz Guijarro y Peter de Echave.
Durante estos días, y a la espera del cumplimiento de la orden de extradición que dictó Servini de Cubría, no sólo declararon en el juzgado, sino que también participaron de muchas actividades (visitas a lugares emblemáticos de memoria histórica, charlas, entrevistas, debates y encuentros con diferentes organismos de derechos humanos).
Algunos de ellos fueron invitados especialmente a contar sus historias, como por ejemplo el ex sacerdote franciscano Felipe Izaguirre Esnal, representante del grupo “los curas de la cárcel de Zamora”, quien se reunió con miembros del Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos de Buenos Aires y relató sus años de lucha, cárcel y tortura por hablar de justicia social y denunciar los maltratos policiales al pueblo.
El martes por la noche, las dramaturgas españolas Susana Hornos y Zaida Rico, acompañadas por otras actrices, ofrecieron una función especial de la obra Granos de uva en el paladar, homenaje teatral a 80 años de lucha. En esta oportunidad participaron y acompañaron diferentes organismos de derechos humanos, personajes de la cultura y medios de comunicación.
Al finalizar la función y rodeada de gran cantidad de personas emocionadas, Ana Messuti, integrante del equipo de abogados que impulsa la querella argentina por los crímenes del franquismo subió al escenario y se dirigió al público presente explicando los avances de la causa.
Homenaje a las Brigadas Internacionales
Unos días después, tras la tradicional ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo, símbolo de lucha por conservar siempre viva la memoria, llegó uno de los momentos más emotivos de la visita. La Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo realizó un “Homenaje de los Pueblos del Estado Español a los Hombres y Mujeres de las Brigadas Internacionales que partieron de Argentina a combatir en territorio español en defensa de la Paz, la Democracia y la Emancipación. Hijos de lo mejor de lo Humano”.
Este homenaje consistió en la inauguración de una placa en la puerta del Bar Iberia, antiguo reducto republicano en plena Avenida de Mayo, la más española de la ciudad de Buenos Aires. El “Chato” Galante, integrante de una asociación de presos del franquismo, fue el encargado de dirigir la palabra a los presentes. Galante se refirió al momento en que se produjo el golpe de estado militar contra la República Española democráticamente constituida, “momento en el que el mundo asombrado vio como las democracias occidentales miraban para otro lado mientras el fascismo apoyaba material, política y militarmente a los sublevados”.
De manera firme y mirando a los presentes reconoció que “no todo el mundo se quedó en ese asunto, sino que hubo gente que pasó del asombro a la indignación y de la indignación a la acción. Fue esa gente lo mejor de su generación, la que fue a España a pelear por libertad y democracia porque entendió que esa pelea era también la pelea por un mundo más libre, más justo y mejor, sueño que ellos llevaban en su corazón”.
Chato agradeció al pueblo argentino haber permitido hoy dar esa pelea contra la impunidad del franquismo y destacó la importancia de rendir homenaje a los argentinos que estuvieron en las Brigadas Internacionales, “algo que en nuestro país no nos dejan y aquí es un ejercicio extraordinario por los derechos humanos y la recuperación de la memoria”.
Para finalizar sus palabras, propuso que “así como los presos con tenacidad utilizaban cucharas para cavar metros de tierra que les permitiera recuperar la libertad, hay que volver a agarrar las cucharas de uno y del otro lado del océano para cavar metros y metros contra la impunidad del franquismo”.
Aplausos, puños en alto y cantos de la época de la Guerra Civil cerraron el homenaje, junto a otros cantos reclamando justicia como el argentinísimo “Olé olé, olé olá, como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”. Los integrantes de la delegación española dejaron claro que, a pesar de tener distintos criterios y diferentes inclinaciones políticas, los une la misma esperanza, lograr la verdad, la justicia y la reparación que su propio país les niega.
“He soñado con este día durante cuarenta años”
Víctimas de las torturas de
‘Billy el Niño’ relatan frente a la Audiencia Nacional sus experiencias
con el ex inspector de la Brigada Político y Social.
Parecía que el día nunca iba a llegar,
pero llegó. Alrededor de 100 activistas por la memoria histórica y
victimas de la dictadura han acudido esta jueves a la puerta de la
Audiencia Nacional para apoyar la causa abierta en la Justicia argentina
que investiga los crímenes de la dictadura. Para muchos de ellos, este
jueves era un día señalado en rojo en el calendario. Tenía que sentarse
frente al juez Ruz el ex inspector de la Brigada Político y Social
Antonio González Pacheco, alias ‘Billy el Niño’, y el ex Guardia Civil
Jesús Muñecas. La “cara de placer al golpear”, los “insultos” y “las
técnicas de tortura” del ex inspector aún perviven en la cabeza de
muchos de los que hoy se han dado cita en la protesta.
Entre ellos, se encontraba Luis Miguel
Urbán, quien reconoce que ver a ‘Billy el Niño’ entrar a la Audiencia
Nacional a declarar por sus presuntas torturas es un “sueño hecho
realidad”. Urbán conoció a González Pacheco hace 40 años cuando fue
detenido por novena vez por pertenecer a la Liga Comunista
Revolucionaria, le acusaban de asociación ilícita y propaganda ilegal.
Su cara nunca se le olvidó. “Mientras me golpeaba se ‘descojonaba’ y me
decía que no iba a salir de allí en la vida”, recuerda hoy Urbán.
En su memoria ha quedado grabado para
siempre la buhardilla de la Dirección General de Seguridad, actual sede
del Gobierno de la Comunidad de Madrid. “Era una habitación donde no
podías ni ponerte de pie por la altura del techo. Allí me hicieron de
todo. Hubo momentos en los que pensé que ‘Billy’ tenía razón y que no
saldría de allí. Me desmayé varias veces. De hecho, recuerdo como el
médico que me acompañaba dijo una vez a los tres torturadores que
estaban conmigo que si no tenían cuidado este preso se les iba”, señala
Urbán, que recuerda que su máxima obsesión era que no detuvieran a su
mujer. “Llevábamos tres meses casados”, afirma.
“Fernando, ¿has aprobado ya el COU?”
“Antes de empezar la asamblea llegaron
como 20 grises y detuvieron a 18 de nosotros. Me llevaron a la Dirección
General de Seguridad y tras tomarme declaración Ballesteros, me
entregaron a ‘Billy el Niño’. Era un hombre con cara desagradable,
greñas en el pelo y pinta de estudiantes ‘progre’”, recuerda hoy
Navarro.
Los próximos recuerdos de Navarro del ex
inspector ya no serían de su físico. “Me preguntó si estuve en la
asamblea, yo lo negué y entonces me dio un puñetazo en la puerta del
estómago y me cogió de los testículos. Después puso mi cabeza encima de
un radiador y comenzó a golpearme por todo el cuerpo. El interrogatorio
duró tres horas y se repitió al día siguiente. Finalmente, salí de allí
con una multa que después me quitaron porque mi presencia en el
instituto estaba justificada”, asegura Navarro.
No obstante, esta no fue la única que
vez que Navarro vio a José Antonio González Pacheco. Unos meses después,
cuando se disponía a entrar al metro Santo Domingo (Madrid) se encontró
con una placa de policía en su cara. Era la de Antonio González.
“Fernando, ¿has aprobado ya el COU?”, le espetó. Entonces, fue detenido y
llevado de nuevo a la Dirección General de Seguridad. No obstante, en
esta ocasión no sufrió torturas. “Solo permanecí dos días desnudo en una
celda de aislamiento”, sentencia.
“Queremos que rinda cuentas ante la Justicia”
Felisa ‘Kutxi’ Echerroyen
explicó a Público las torturas que recibió de ‘Billy el Niño’ el día
que la Justicia argentina lo imputó y envió una orden de detención
internacional por el delito de torturas. Entonces, explicó como el 8 de
octubre de 1974, cuando tenían 26 años, cinco policías, entre ellos
Billy el Niño, irrumpieron a golpes en su casa. “Me cogieron de los
pelos y me llevaron hasta la ventana. Me pusieron de espaldas a ella y
comenzaron a interrogarme y a golpearme. Pensé que me iban a lanzar”,
relató a Público. Presa del pánico, Felisa comenzó a gritar pidiendo
auxilio. Billy el Niño cogió un pañuelo y se lo metió en la boca a
golpes.
“La primera noche fue terrible. La pasé
entre golpes, palizas y careos con otros detenidos. Negué conocer a
todos ellos, menos a uno. Era mi marido”, relató Felisa, que señala que
el segundo día cayó presa del pánico y sufrió un ataque de nervios que
la dejó completamente rígida. “Los policías se asustaron porque no me
movía y me llevaron al médico. Gracias a eso, el segundo y el tercer día
no me pegaron. Se ocuparon de mí los policías que hacían de ‘buenos’”,
recuerda.
Hoy, Felisa ha acudido a la puerta de la
Audiencia Nacional para verle la cara a aquel que la torturó. Quería
decirle, como tantos otros, que ella está en la calle mientras él iba a
ser procesado por sus delitos. Pero el despliegue policial no ha
permitido que las víctimas se acerquen a la puerta de la Audiencia
Nacional. Aún así, Felisa reconoce encontrarse “emocionada”, pero con
reservas.
“Nunca pensé que llegaríamos tan lejos
cuando comenzamos la querella argentina. Es la primera vía que se abre
en este país para se juzgue a los torturadores de la dictadura.
Esperamos que el proceso de extradición se cierre en un periodo de
tiempo más o menos corto y que pueda actuar la Justicia”, asegura
Felisa, que señala que su intención no es encarcelar a Pacheco sino que,
simplemente, rinda cuentas ante la Justicia como cualquier otro
ciudadano.
La tortura no es exclusiva de Pacheco
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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