31.10.2013
Cuando el cerrajero abrió el inmueble e ingresó la Comisión Judicial
el hombre estaba muerto, se había suicidado. ¿Hasta cuando
permaneceremos impasibles ante estos verdaderos asesinatos producto de
las políticas genocidas de un Estado que solo avanza en la destrucción
de la vida humana?
A qué esperamos? ¿Cuántos muertos más necesitamos para decir BASTA?
El autor de la noticia es E. F. V. de Badajoz, la reproducimos a continuación:
Un hombre de 54 años de edad
que vivía de alquiler en un piso de la calle Santo Domingo fue hallado
muerto ayer por la mañana en el interior de su domicilio. El cuerpo sin
vida fue encontrado a primera hora de la mañana por la comisión judicial
encargada de ejecutar el desahucio decretado por un juzgado de la
capital.
Vecinos de esta calle han
explicado que los funcionarios llegaron a las nueve de la mañana y
llamaron al timbre, pero nadie les abrió, por lo que requirieron los
servicios de un cerrajero para acceder al interio de la vivienda.
La comisión judicial entró en
el piso poco antes de las diez y se encontró el cuerpo sin vida de
Manuel C. J., quien no presentaba signos de violencia, según ha
confirmado el Cuerpo Nacional de Policía. Como posible causa de su
muerte se baraja la posibilidad de que hubiese ingerido alguna sustancia
que le hubiese provocado la muerte, una hipótesis que deberá ser
analizada en la autopsia que se le realizará.
Ildefonso Cabezudo,
propietario de una perfumería ubicada justo al lado del bloque en que
residía el fallecido, reconocía que la noticia causó un enorme pesar en
el vecindario. «Es una persona a la que conocíamos todos, llevaba tres o
cuatro años residiendo en la calle y su trato era muy correcto».
Francisco Figueroa, que
trabaja como aparcacoches de Adeba en el solar que hay frente al piso,
también se mostró afectado. «Nosotros lo apreciábamos, incluso vino a
declarar a nuestro favor cuando un compañero fue agredido».
Problemas económicos
Varios vecinos de la calle
Santo Domingo han reconocido que Manuel C. J. atravesaba problemas
económicos serios y que adeudaba varias mensualidades en el alquiler de
su piso. Según relataron, el martes por la noche se acercaron varios
amigos a su domicilio con una furgoneta para ayudarle a sacar los
muebles, pero no llegaron a realizar la mudanza porque les comentó que
aún no había firmado el nuevo contrato. «Lo que nunca esperábamos es que
le ocurriese esto».
Estas mismas fuentes añadieron
que no estaba trabajando, aunque recibía una paga por enfermedad. «Yo
sé que le han ayudado mucho sus hermanos y también algunos vecinos.
Realmente lo estaba pasando mal».
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