Hace
un año, la Comisión Nacional Indonesia de Derechos Humanos, Komnas HAM,
publicó un importante informe sobre su investigación de los asesinatos
en masa que tuvieron lugar en Indonesia hace casi cincuenta años, entre
1965/66. Tal día como hoy el ejército de Indonesia, con el apoyo de
civiles, mafiosos y grupos para-militares,comenzó una campaña de terror
contra los presuntos miembros del Partido Comunista de Indonesia (PKI) y
los grupos asociados, matando a un millón de personas y encarcelando a
muchos más.
Komnas HAM encontró la evidencia de crímenes sistemáticos y generalizados contra la humanidad, pero ninguna de sus recomendaciones relativas a la investigación penal y al seguimiento por parte del Procurador General, al establecimiento de un tribunal de derechos humanos, al proceso de verdad y reconciliación, y una simple disculpa oficial han sido acatadas.
Los asesinos describen con calma cómo
mataron “comunistas” por instrucciones del ejército de Indonesia en
Yakarta. El genocidio fue dirigido por el general Suharto, que comandaba
el ejército y pasó a gobernar el país con mano de hierro durante más de
treinta años, 1965-1.998.
Ningún gobierno extranjero ha condenado a las autoridades indonesias por perpetrar estos crímenes y muchos gobiernos occidentales han continuado su firme apoyo a los militares indonesios. El propio Suharto murió en enero de 2008 sin tener que enfrentar a la justicia. Otros altos funcionarios que fueron responsables de los asesinatos aún no han rendido cuentas por sus crímenes.
EL GOLPE MILITAR DE 1965
En 1965, el Gobierno indonesio fue
derrocado por los militares. Sukarno, el primer presidente de Indonesia,
fundador del movimiento no alineado y líder de la revolución nacional
contra el colonialismo holandés, fue destituido y reemplazado por
el general Suharto. El Partido Comunista Indonesio (PKI), que había
apoyado firmemente al presidente Sukarno, que no era comunista, fue
prohibido de inmediato. La víspera del golpe, el PKI era el partido
comunista más grande del mundo fuera de un país comunista.
Después del golpe militar de 1965,
cualquiera podía ser acusado de ser comunista: sindicalistas, granjeros
sin tierras, intelectuales, la etnia china… “En menos de un año y con la
ayuda directa de ciertos gobiernos occidentales, más de un millón de
estos comunistas fueron asesinados”, asegura el equipo de The Act of Killing.
Estados Unidos aplaudió la masacre, que
se consideró “una grandiosa victoria sobre el comunismo”. La
revista Time informaba diciendo que era una de “las mejores noticias
para Occidente desde hace años en Asia”, mientras que The New York
Times titulaba: “Un destello de luz en Asia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario