LA FAMILIA ROCKEFELLER, COMO LA DINASTÍA ROTSCHILD,
TIENEN MUCHO QUE DECIR SOBRE EL TERRORISMO GLOBALIZADO
A estas alturas de la película, no resulta aventurado deducir que el miedo que atraviesa a las sociedades del primero, segundo y tercer mundo, es todo, menos producto de la casualidad.
Cada día que pasa, me convenzo aún más de que hemos llegado a un punto de inflexión, en el que la operación diseñada por la Mafia Bilderberg (ejecutada por el Mossad y la CIA, con la colaboración del MI-6) para controlar los recursos energéticos de Oriente Medio y Asia Occidental, se topó con la inteligencia rusa y la maquinaria china, que parecen haber evitado, de momento, el comienzo del final. Libia fue el portal hacia el infierno definitivo.
Jamás en la historia reciente se han dado tantas sutiles coincidencias, de las que inferir que la mano que aprieta no estaba escondida en una cueva de Afganistán, sino en los lujosos hoteles de Suiza, en los grandes palacios de Kuwait y Qatar, en las mansiones de los Rotschild y los Rockefeller.
¿A quién interesa la escalada belicista contra todo lo que huela a Islam o al mundo árabe, que sacude a Occidente (EE.UU., Gran Bretaña, y Francia desde hace tres años?
¿Quién obtuvo beneficios inimaginables de la masacre de las Torres neoyorquinas y el Metro de Londres?
¿Quién ordenó colocar los siniestros artefactos que causaron tanta muerte en la madrileña estación de Atocha?
¿Quiénes están interesados en que ETA regrese a la lucha armada, desmantelando el escenario de una paz ya iniciada en el País Vasco, provocando con sus uniformados a la población independentista, golpeando a senadores, ordenando detenciones arbitrarias, criminalizando organizaciones culturales o de defensa de los derechos humanos?
LA III GUERRA MUNDIAL YA COMENZÓ EN FORMA DE
INVASIONES, EXPOLIOS, PÁNICO GLOBAL, SABOTAJE ECONÓMICO Y ESCLAVISMO
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