Últimamente se ha hecho esta distinción,
en la creencia intuitiva de que los Presos de Conciencia son aquellos
que por una ideología determinada, sin apelar a ninguna vía de hecho,
son encarcelados por el establecimiento; o de que los Presos Políticos
son aquellos que plantean abiertamente la transformación de las
relaciones de poder de tal forma que nuevos actores sociales conquisten
la cúpula de la administración del Estado; y los Presos de Guerra serían
aquellos que por medio de las armas se han propuesto conquistar el
Estado para construir una sociedad diferente.
Salgámonos de lo intuitivo y veamos
conceptualizaciones más formales. Amnistía Internacional ha establecido
una definición clara de qué se entiende por “preso de conciencia”:
“Se considera “preso de conciencia” a
toda persona encarcelada o sometida a otras restricciones físicas por
sus convicciones políticas, religiosas o cualquier otro motivo de
conciencia, así como por su origen étnico, sexo, color, idioma, origen
nacional o social, situación económica, nacimiento, orientación sexual u
otras circunstancias, siempre que esa persona no haya recurrido a la
violencia ni propugnado su uso.”1
A falta de tener unas fuentes más rigurosas, echemos mano de Wikipedia para analizar que se entiende por preso político:
“Un preso político o prisionero político
es cualquier persona física al que se mantenga en la cárcel o detenido
de otra forma, por ejemplo bajo arresto, porque sus ideas supongan un
desafío o una amenaza para el sistema político establecido, sea este de
la naturaleza que sea.”2
El III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, de 1949, define Prisionero de guerra como:
“Artículo 4 – Prisioneros de guerra
A. Son prisioneros de guerra, en el
sentido del presente Convenio, las personas que, perteneciendo a una de
las siguientes categorías, caigan en poder del enemigo:
1) Los miembros de las fuerzas armadas
de una Parte en conflicto, así como los miembros de las milicias y de
los cuerpos de voluntarios que formen parte de estas fuerzas armadas.
2) Los miembros de las otras milicias y
de los otros cuerpos de voluntarios, incluidos los de movimientos de
resistencia organizados, pertenecientes a una de las Partes en conflicto
y que actúen fuera o dentro del propio territorio, aunque este
territorio esté ocupado, con tal de que estas milicias o estos cuerpos
de voluntarios, incluidos estos movimientos de resistencia organizados,
reúnan las siguientes condiciones:”3 [Tener armas, poseer distintivos,
obedecer a un mando, etc. N del A]
El eje que diferencia estas tres
categorías es el uso de la violencia. A simple vista se concluye que
Preso de conciencia es aquel que ni utiliza ni promueve la violencia, el
Preso político es aquel que tácita o expresamente la apoya o la
promueve y el Preso de guerra es aquel que la lleva a la práctica de
forma organizada.
Si el Preso de conciencia está al margen
de la violencia, ¿por qué está preso? Porque el establecimiento lo
considera un peligro, un mal ejemplo para una sociedad que debe marchar
acorde a determinados valores; entonces, en esos momentos, ¿qué lo
diferencia del Preso político? Los campesinos de Ituango, un pequeño
municipio colombiano, que se organizan para impedir que un megaproyecto
arrase con sus tierras, por ejemplo, ¿qué son? Presos de conciencia,
claro, porque jamás han promovido el uso de la violencia para frenar el
megaproyecto, pero también serían Presos políticos pues sus luchas van
en contravía de un determinado modelo productivo defendido por las leyes
y las armas del Estado. En resumen: no hay diferencia entre Preso de
conciencia y Preso político, pues el encierro es síntoma inequívoco de
que su libertad socava los cimientos de los intereses imperantes en una
sociedad.
Pero y ¿el preso de guerra? ¿Cuánta
conciencia, ideología y claridad política necesita una persona para
alzarse en armas contra un enemigo formidablemente superior? Sobra decir
que mucha, pues los riesgos a los que se somete al arriesgar su vida en
el combate armado son superiores a sus compañeros presos políticos o de
conciencia.
Es decir, a los tres los une lo mismo.
Un ideal. En el cómo lo materializa hay diferencias, pero lo que los une
es el tipo de castigo que el establecimiento aplica a quienes se salen
de sus lineamientos. Más severo, eso sí, sobre los que osan ejercer el
supremo derecho de la rebelión: son tildados de terroristas, forajidos,
bandoleros, subversivos.
Entonces, ¿por qué esa diferenciación?
Porque divide a los perseguidos, el Preso de guerra, en muchas ocasiones
de origen humilde, es “visto” por algunas instituciones, como por
debajo de los otros: es que utilizó la violencia…y la violencia engendra
más violencia…y es que las guerrillas de izquierda, que supuestamente
nacieron porque unos campesinos, obreros e intelectuales se organizaron
para tomarse el poder, fueron las causantes del surgimiento de esa “cosa
tan horrible” que fueron y son el Terrorismo de Estado, los
paramilitares, etc. La violencia oficial, muchos la condenan pero la
soportan con denuncias internacionales que no llegan a ninguna parte y
esos mismos que agachan la cabeza levantan el dedo acusador sobre los
que se rebelan porque “es que mire que por su culpa la respuesta que se
nos vino encima” y esos mismos son los que encumbran al “preso de
conciencia” y disminuyen al preso político y más aún al preso de guerra.
Ha habido un preso ejemplar en el mundo,
Nelson Mandela. Abogado, político, guerrillero. Fue el símbolo mundial
de la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica. Estuvo preso 27 años. En
1993 recibió el Premio Nóbel de la Paz y hasta en 2008 EEUU lo tuvo en
su lista de terroristas.4 Es uno de tantos ejemplos que hacen
innecesaria la clasificación de la que venimos hablando.
En Colombia, 9500 personas están
recluidas en las peores condiciones, sólo por soñar con un país en el
que la igualdad de oportunidades para todos sea la base para que la más
creativa e innovadora de las libertades individuales y colectivas
florezcan en la sociedad. Sus derechos humanos son totalmente
desconocidos por un Estado que está en la obligación de protegerlos.
Desde Europa enviamos una voz de aliento
a todas esos seres humanos que están tras las rejas por defender un
ideal, que no desfallezcan, que estos sacrificios forjarán en su alma el
brillo de la justicia y el valor. Al mismo tiempo, decimos a los
verdugos y carceleros, sean de cuello blanco o de uniforme, que no
olviden que la ley de la compensación, en este mundo, es inexorable.
NOTAS:
[1] http://www.es.amnesty.org/temas/presos-de-conciencia/[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Preso_pol%C3%ADtico
[3] http://www.icrc.org/spa/resources/documents/treaty/treaty-gc-3-5tdkwx.htm
[4] http://www.semana.com/confid
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