Juan
Díaz Canales se avergüenza de “un país que consiente y ampara estafas a
gran escala y niega a sus ciudadanos derechos elementales como son una
vivienda digna, sanidad y educación”.
David Aja recuerda que ni él ni otros galardonados trabajan para la industria española

DOS ARTISTAS Y DOS CIUDADANOS RESPONSABLES, DENUNCIANDO LA VERGÜENZA DE LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Díaz Canales, cocreador con Juanjo Guarnido de Blacksad, uno de los
personajes más celebrados del cómic contemporáneo internacional, ha
escrito en su cuenta de Facebook:
“No se puede estar orgulloso de un
país que consiente y ampara estafas a gran escala. Que niega a sus
ciudadanos derechos elementales como son una vivienda digna, sanidad y
educación. Que ningunea la cultura y la ciencia y cuyas instituciones,
de la primera a la última, están corruptas hasta la médula, como nos
demuestran los medios de comunicación un día sí y otro también. Vivimos
en un país desesperanzado, en manos de una casta política y económica
amoral, insensible, ciega y estúpida que nos ha arrastrado a la miseria
caprichosa y cruelmente, mientras que ellos siguen enriqueciéndose a
manos llenas“.
Díaz Canales, Guarnido y David Aja fueron agasajados el pasado 12 de
agosto en la web oficial del organismo gubernamental ‘marca España’ por
haber sido galardonados con cuatro premios Eisner en San Diego
(California, EEUU). “Si alguien había pensado alguna vez que el cómic
español no era de calidad — se comentaba en la noticia de ‘marca
España’–, los premios Eisner han venido a desmentirlo.
Tres dibujantes españoles — David Aja, Juanjo Guarnido y Juan Díaz
Canales — han obtenido cuatro premios Eisner durante la celebración de
la feria Comic-Con en Estados Unidos, la meca mundial de esa modalidad”.
Con un coraje y valentía poco habituales (una gran mayoría de los
artistas e intelectuales españoles brillan hoy por su pusilanimidad
personal y colectiva), Díaz-Canales afirma que es español, porque “no
puedes ser otra cosa desde el momento que naces en España” y agrega que “esto
no es suficiente para sentirme orgulloso de mi país. De hecho, hoy por
hoy, los sentimientos que me provoca ser español son los de vergüenza,
impotencia e infinita indignación”.
“Por todo ello — concluye –, no
quiero que mi nombre se asocie, y mucho menos sin mi consentimiento,
con ese esperpento que han dado en llamar marca España. Hagan el favor
de llamarme de nuevo cuando hayan limpiado la casa, la gente pueda
aspirar a un trabajo digno, las instituciones recobren su verdadera
función y la ética vuelva a tener más valor que el dinero
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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