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miércoles, 7 de agosto de 2013

COLOMBIA: LA REVOCATORIA CONTRA PETRO: UNA PRUEBA DE FUEGO

07-08-2013.

Ésta experiencia electoral puede fortalecer a la izquierda, no sólo en el ámbito del Distrito Capital sino a nivel nacional o puede profundizar su división y debilitamiento para quedar golpeada – herida casi de muerte – para enfrentar las elecciones del año entrante (2014). 
 
LA REVOCATORIA CONTRA PETRO: UNA PRUEBA DE FUEGO
Popayán, agosto 6 de 2013

Todo indica que estaremos frente a un evento electoral atípico en el Distrito Capital antes de las elecciones de 2014. Será la campaña por o contra la revocatoria del mandato de Gustavo Petro en Bogotá. Se convertirá en una antesala vibrante de las elecciones del año entrante. Servirá de medida y referencia para todos los partidos políticos en contienda.

Todas las fuerzas políticas – por obligación, dada la importancia que tiene Bogotá en el contexto nacional – tendrán que asumir una actitud. Cada candidato al Congreso se verá obligado por las circunstancias a fijar su posición. Ello convertirá estas elecciones en una prueba de fuego, especialmente para las fuerzas de izquierda, que llevan tres períodos de gobierno al frente de la ciudad capital.

El uribismo claramente está detrás de la revocatoria impulsada por uno de sus cuadros políticos, el representante a la cámara por Bogotá Miguel Gómez Martínez. Habrá que ver cuál de los candidatos presidenciales del “Centro Democrático” se juega a fondo en esta campaña por el poder gubernamental en la capital de la República. Seguramente “Pacho” Santos, en medio de su precipitación, se pondrá la camiseta de la revocatoria con todo lo que ello implica.

Los partidos y candidatos al Congreso que están con el gobierno de Juan Manuel Santos, incluyendo los “verdes”, están divididos frente a esa eventualidad. Hasta ahora sólo unos pocos representantes de esos partidos se han mostrado favorables a la revocatoria de Petro, mucho más cuando el Presidente se ha mostrado cauto y prudente. Es evidente que el primer mandatario percibe a Petro como un aliado frente al tema de la Paz y que aspira a que las bases progresistas de Bogotá y del país lo acompañen en la reelección.

En el campo de la Izquierda las cosas no son fáciles. Por paradójico que sea, Gustavo Petro – sin proponérselo – se convierte nuevamente en motivo, ya sea unidad o de mayor división de la izquierda colombiana. El primer paso ya lo dieron un conjunto de partidos, movimientos y grupos de izquierda que en comunicado público[1] aprobaron un pleno respaldo a Petro, lo cual es un hecho de gran significación dado que algunos de los firmantes son todavía integrantes del Polo Democrático Alternativo.

Para el MOIR, principal fuerza política al interior del Polo, la situación es más que difícil. Hasta ahora se ha mostrado crítico de la alcaldía petrista. Exige cambios estructurales y no valora las acciones de Petro en “defensa de lo público”. En cambio, de manera inexplicable, nunca se pronunció frente al ruinoso gobierno de Samuel Moreno al cuál no le puso mayores objeciones. Esa inconsecuencia ya le costó al Polo el desastre del resultado en las pasadas elecciones capitalinas en donde escasamente sobrepasó los 32.000 votos.

Ésta experiencia electoral puede fortalecer a la izquierda, no sólo en el ámbito del Distrito Capital sino a nivel nacional o puede profundizar su división y debilitamiento para quedar golpeada – herida casi  de muerte – para enfrentar las elecciones del año entrante (2014).

El pueblo bogotano en representación de la Nación

El pueblo bogotano ha demostrado en las últimas décadas de la vida nacional una gran capacidad para ponerse al frente de las coyunturas nacionales al asumir una posición política independiente frente a la dirección de los partidos oligárquicos tradicionales.

Cuando hablamos del pueblo bogotano no podemos olvidar que desde la década de los años 60 y 70, la ciudad capital aglutina colonias de todo el país, gentes que migraron desde diferentes regiones y que han contribuido – muchos de ellos – como mano de obra proletaria a los avances productivos y urbanísticos de la ciudad capital.

Es decir, al hablar de Bogotá nos estamos refiriendo a los sectores de la población colombiana que por sus condiciones de vida y su asentamiento en la Capital, se han liberado de las ataduras ideológicas semi-feudales que todavía amarran en muchas regiones de Colombia a la mayoría de pobladores a las cúpulas políticas tradicionales.

Es esa caracterización de la población bogotana la que nos lleva a darle tanta importancia al evento electoral (revocatoria) que se avecina. Bogotá es la vanguardia política de la Nación. Lo que allí se juegue y su resultado va a tener valiosas implicaciones para el país.

Es posible que Petro haya cometido errores en su gestión de gobierno. Sin embargo, éste evento sancionatorio va más allá de la simple valoración administrativa. Lo que está en juego es de mayor trascendencia. Lo que se intenta evitar es que uno de los principales dirigentes de izquierda pueda adquirir una significativa experiencia político-administrativa en la gestión de la principal ciudad del país, y sobre todo que, con base en esa gestión – que cuestiona el modelo de desarrollo privatizador que se implementó en Colombia a partir de las reformas neoliberales que se hicieron a la Constitución de 1991 –, salga fortalecido de cara a la Presidencia de la República para 2018.

El gran peligro que avizoran los grandes conglomerados económicos que dominan la Nación consiste en que el gobierno distrital de Petro está mostrando un camino alterno al que ellos han implementado en otras ciudades. Es el mensaje ideológico que porta Petro lo que los atemoriza. Incluso, ellos – así les duela – estarían dispuestos a permitir que las empresas distritales pudieran volver a ser estatales (como lo son en Medellín las empresas de servicios públicos), pero lo que les mortifica y asusta es que un “aparecido de izquierda” pueda convertir esa tarea en un objetivo para el resto del país y que más adelante, se haga visible y posible la recuperación “para lo público” de otros sectores de la producción de tipo estratégico que han sido entregadas al gran capital transnacional, como las reservas minero-energéticas, las obras de infraestructura, el sistema de salud y de comunicaciones.
Es allí donde está la clave de la defensa de Petro. Es allí donde no se puede equivocar la dirigencia y militantes del MOIR y del Polo, porque es un asunto que va más allá de los intereses particulares de un grupo u otro, o de simples rencillas personales que hay que manejar con grandeza. Es allí donde el pueblo bogotano – estamos seguros – no se va a equivocar y va a salir a respaldar al alcalde Petro para dar una vez más una lección a los políticos tradicionales y a sus patrocinadores plutocráticos.
Todo apunta a que el instinto de clase va a prevalecer en la actitud de las mayorías del pueblo bogotano. Quién se equivoque en esta apreciación puede pagarlo caro. Si la izquierda se une para esta coyuntura va a contar con un gran estímulo y podrá jugar con fuerza en las elecciones de 2014. Si no lo hace, la historia le cobrará.

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