Se ha convertido en la voz pública de aquellas personas que están viviendo el
drama del desahucio y, al mismo tiempo, en el azote de políticos y banqueros.
Ada Colau (Barcelona, 1974) está estos días en Nava (Asturies) en un encuentro
estatal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), de la que es
portavoz. A pesar del cansancio de un viaje de más de 12 horas de autobús, con
algún pequeño contratiempo, Colau tuvo la amabilidad de atender a DIAGONAL
ASTURIES. Vamos a ofrecer la entrevista con la portavoz de la PAH en dos partes
debido a su extensión. En esta primera, Colau nos da su visión sobre la
comparecencia de Mariano Rajoy en el Congreso por el caso "Bárcenas", los
escraches o la impunidad de las entidades finacieras ante los desahucios.
Iván G. Fernández. Nava
(Asturies)
Ada Colau en la Casa de la Cultura de Nava
/ Pablo Lorenzana
Como lo más reciente ha sido la comparecencia en el Congreso del presidente Mariano Rajoy por el tema Bárcenas, ¿qué le han parecido Gobierno y oposición? Intuyo que aún estará sobrecogida…
Hombre, francamente fue un espectáculo dantesco la actuación de Rajoy —nunca mejor dicho lo de “actuación”— con su famoso fin de cita. Pero, desgraciadamente, lo peor y lo más preocupante de todo es que no hubo ninguna sorpresa porque, realmente, nadie se esperaba otra cosa que lo que sucedió: que él se justificara, de manera injustificable, que le diera igual y que lo hiciera con absoluta impunidad -sabiendo que en cualquier país europeo por hechos muchísimo menos graves, tiene que dimitir en bloque el Gobierno. Fue la arrogancia de quien tiene el poder y va allí simplemente a hacer un trámite y a seguir con lo suyo. Eso es lo más grave y es el grandísimo reto que tenemos los ciudadanos: hace ya mucho tiempo que el Congreso no está a la altura de las circunstancias y, además, quienes deberían ser los representantes de la democracia son sus máximos enemigos. Entonces, frente a esa realidad tan dramática, que puede ser caldo de cultivo de versiones actuales del fascismo o de un desprecio absoluto por la política, como Berlusconi en Italia, toca una movilización ciudadana sin precedentes. La única manera de salvar esta situación es con una implicación de la ciudadanía que fuerce una renovación democrática real.En alguna entrevista, ha contado que el día que negoció el PP con usted la admisión a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) estaban muy nerviosos. ¿Fue el momento de toda la legislatura más crítico para el PP y donde ha estado más cercano de partirse en una votación?
No he seguido cada momento del PP, pero la verdad es que sí. Yo los vi muy nerviosos y me sorprendió, porque es de esos momentos en los que la experiencia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) te hace ver que, teniendo tan pocos recursos pero con organización ciudadana, tenemos mucho más poder del que nos han hecho creer. Nos han educado para que pensemos que no tenemos poder y en cambio somos mayoría. Si nos organizamos tenemos muchísimo poder y eso se demostró con la ILP: en un principio todo el mundo nos decía que era un ejercicio de ingenuidad absoluta, que no iba a ninguna parte, que las ILPs ni siquiera se admitían a trámite, que nunca se había aprobado una por mucho apoyo que tuviera…Hace mucho tiempo que el Congreso no está a la altura y quienes deberían ser representantes de la democracia son sus máximos enemigos Por lo tanto, cuando empezamos ya sabíamos todo eso, pero como nosotros sí nos creemos la democracia —y nos creemos los procesos—, creíamos que el proceso tenía valor en sí mismo y tenía sentido hacer entre las personas un debate en la calle, implicar a más gente, movilizarnos y demostrar que realmente teníamos una amplísima mayoría que respaldaba esas demandas. Y lo logramos con creces, porque triplicamos el número de firmas que se requerían. Además, se generó una movilización contra los diputados del PP para exigirles que escucharan ese clamor popular y todas las encuestas decían que la mayoría de los propios votantes del partido del Gobierno estaban de acuerdo con nosotras.Y eso les hizo ponerse muy nerviosos, efectivamente. Cuando estuvimos en el Congreso, tanto justo antes de la votación, como ya al mediodía, se les veía que estaban francamente nerviosos y que no sabían cómo reaccionar. Fueron tan torpes —y en este sentido ves qué concepción tienen de la política— que incluso intentaron comprarnos y que admitiéramos que ellos no debatieran nuestra ILP. Nos llegaron a proponer que aceptáramos su propuesta de ley y a cambio, para que viéramos que sí nos reconocían, aceptaban el ponerle nuestro título. Nosotros les dijimos que no, que al revés: que queríamos el contenido de nuestra propuesta y si querían que le pusieran otro título.
Los escraches, ¿volvieron a dar alas al PP? ¿Fueron un error? ¿Por qué se dejaron de hacer?
No, no, absolutamente. Los escraches fueron un éxito desde varios puntos de vista. De entrada, hay que recordar que los escraches no pasaron en el aire, si no que llegaron al final de un proceso de más de cuatro años de interpelar, constantemente, a la Administración Pública por todos los canales que ofrece y encontrarnos una y otra vez que esas administraciones le dan la espalda a la ciudadanía y que esos canales no sirven para nada. Nuestra tarea más difícil ha sido luchar contra la culpabilización que durante la crisis se ha hecho de la gente estafada y empobrecida Es después de toda esa impotencia cuando llega el trámite parlamentario y lo único que se les pide a sus señorías es que estén dispuestos a escuchar a las personas afectadas. El PP ni siquiera responde a esa carta que tan educadamente se les hace llegar. Por lo tanto, lo más normal es que esas personas afectadas vayan a buscar a esos diputados allí donde estén. Así, de manera pacífica —pero contundente—, ejerciendo su derecho democrático a la protesta y la movilización, podían hacerse escuchar y acudir incluso afuera de sus domicilios con esos carteles donde ponía Sí se puede, pero no quieren.Ellos intentaron criminalizarnos, pero creo que les ha salido mal tanto a nivel judicial —nos pusieron denuncias que se han archivado— como sobre todo a nivel social. Ni sus propios votantes se creyeron sus mentiras. Si lo hubiesen intentando al principio quizá hubieran tenido algún éxito, pero han pasado más de cuatro años donde a la plataforma la conoce todo el mundo y no solo porque es pacífica, sino porque es un movimiento ciudadano que se organiza para defender los derechos humanos frente a la violencia de los desahucios. Es todo lo contrario a terrorista, porque se organiza contra el terror bancario de este país, por ello Es un saqueo y un robo total: Se han regalado miles de millones de euros a los criminales e impresentables que han hundido la economía del país el intento de criminalización no les ha salido bien. De hecho, si no lo hubieran hecho con los escraches, lo habrían intentado con otra cosa, porque en el fondo lo que allí pasó fue una crisis absoluta de legitimidad del PP. Se encontraron entre la espada y la pared, vieron que iban a aprobar una ley que no escuchaba a un clamor popular y que solo escuchaba las demandas de las entidades financieras. Sabían que era una crisis de legitimidad absoluta y que sus propios votantes estaban a favor nuestro. Por ello tenían que desviar la atención y generar ruido de la manera que fuera. En realidad, el problema no eran los escraches, era la falta de legitimidad del partido del Gobierno. Los escraches permitieron visibilizar esa crisis democrática que tenemos. Estaban enfocados a ese momento de la votación, por lo que una vez que ésta se produce y se hace visible que han votado a favor de los bancos y contra la población, esta acción, en ese momento deja de tener sentido. Como acción, consideramos que fue un éxito y nos la reservamos para volverla a utilizar cuando lo consideremos pertinente. Aunque no la utilizamos porque sí, la llevamos a delante cuando tenga una función concreta.
Desahucios, corralitos como el de Bankia, NovaCaixaGalicia, y aquí en Asturies Liberbank. ¿Cree que la crisis está despertando por las malas a una buena parte de la ciudadanía?
No y sí. Es decir, cuando estalla esta estafa llamada crisis hay un discurso oficial que rápidamente se pone en funcionamiento. Realmente es tan grave lo que se ha hecho en este país, es tan delictiva la política que han seguido las administraciones públicas y las entidades financieras —donde han engañado, no solo con las hipotecas sino con las preferentes, las subordinadas y tantas otras cosas— que el poder político y económico rápidamente fabrica un discurso oficial sobre la crisis, donde lo que hace es criminalizar a las víctimas. Y lo hace, precisamente para que esas víctimas no se movilicen denunciando a los responsables y exigiendo que se les procese y se respeten los derechos de la población. Atacando a los escraches el gobierno intentó desviar la atención de su falta de legitimidad absoluta Esto al principio de la crisis les funciona, porque la gente encima de haber sido estafada y empobrecida, se siente culpabilizada y avergonzada. De esta manera se dan todas las condiciones necesarias para que no haya una movilización general, por eso al principio de la crisis no vemos grandes movilizaciones. Ésta es la primera dificultad con la que se enfrenta la PAH. Sabíamos que nuestra lucha iba a ser difícil, iba a ser David contra Goliat, porque los bancos tienen muchísimo poder, pero no habíamos contado con esa dificultad añadida, la culpabilización de las víctimas, y esa dificultad ha sido la más complicada de todas.Por eso la PAH insistió mucho en un primer momento en el asesoramiento colectivo, en dar herramientas a las personas para que realmente se den cuenta de que no es un problema individual; no es que tú seas un fracasado, como te quieren hacer creer, sino que hay un problema colectivo y una estafa. Después hay un segundo momento donde la PAH pone su granito de arena, pero con el 15M se extiende de forma masiva en todo el Estado. Ahí empieza a cambiar el imaginario colectivo y se empieza a renombrar la realidad. Eso es lo más difícil, pero al mismo tiempo es la condición necesaria para cualquier tipo de movilización. Por lo tanto, en cuanto a su pregunta inicial de que si la ciudadanía está empezando a despertar gracias a la crisis creo que sí, pero ha sido un proceso muy difícil. Si seguimos por esa línea de movilización social, tarde o temprano, creo que vamos a poner en su sitio a políticos y banqueros. Los bancos dependen mucho de su imagen pública y ahora, junto con la del Gobierno, tienen bastante mala imagen. Este es un proceso largo, pero estamos en ello y debemos de convencernos, sobre todo, de que es posible.
Hace unos días, el FROB admitía que daba por perdidos 36.000 millones prestados a los bancos, a pesar de haber asegurado en un comienzo que eran una inversión. También se publicaban los beneficios en el primer semestre de bancos como el Santander (29% más) o el BBVA (90% más que en 2012): ¿Es un saqueo?
Esto es un saqueo y un robo total que ya veníamos denunciando. Estos datos no son una sorpresa y, de hecho, cuando se constituyó el FROB nosotras y otros colectivos dijimos que era un robo y que sería un rescate a las entidades financieras sin ninguna contrapartida. Si no dimite nadie, habrá que echarles y recuperar las instituciones para librarlas de los corruptos y ladrones que se han apoderado de ellas Recuerdo que el ministro De Guindos salió diciendo que esto que decíamos era mentira y que era demagogia, que no se les iba a regalar un euro y que la ciudadanía no iba tener que pagar nada. Todo esto quedó grabado y se puede comprobar en Yotube en la era de internet. Hoy ya se ha demostrado que todo eso que decía era falso y han tenido que reconocer que son miles de millones de euros los que se han regalado a estos criminales e impresentables que han hundido la economía del país. Y con todo esto, el señor De Guindos sigue ahí. En Alemania, por ejemplo, la ministra de Educación dimitió porque se sospecha que copió en su tesis doctoral; mientras que aquí alguien estafa masivamente a la población y no dimite nadie. Entonces, habrá que echarles.
ROMPER LA IMPUNIDAD Y RECUPERAR LAS INSTITUCIONES
¿Cómo puede ser que Miguel Blesa, ex presidente de Bankia que ha quebrado una de las mayores entidades financieras, salga de la cárcel y suspendan al juez que lo encarceló? ¿Hay impunidad total?
Claro que es impunidad total y además tiene que ver con la politización de la judicatura, de lo que tenemos miles de ejemplos. El caso “Blesa” solo es uno, pero ahora el Tribunal Constitucional es noticia porque su presidente es militante declarado del PP y tiene que decidir sobre leyes de este Gobierno. Esto es realmente insostenible. Cuando los máximos representantes de las administraciones democráticas se comportan sistemáticamente de manera antidemocrática —como puede ser esto— son ellos mismos los que están poniendo en peligro la democracia. La desacreditan y eso es lo peor que se puede hacer. Por lo tanto, no podemos ceder a eso y tenemos que recuperar esas instituciones para volver a democratizarlas y librarlas de los corruptos y ladrones que se han apoderado de ellas.OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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