viernes, 26 de julio de 2013
Hemos leído y oído con
profusión
en los repugnantes medios españoles la exclamación “¿Qué ha hecho este
hombre,
dios mío?” vinculada al maquinista del tren ALVIA Madrid-Ferrol,
proferida por
una persona horrorizada ante lo que estaba
viendo. Es normal que en casos así, se piense primero en lo más simple;
sin embargo nosotros pluralizamos la expresión y la dejamos en “Qué han
hechos estos hombres".
Porque han sido muchos. Más de uno, que es a quien, en estos momentos
custodia y vigila la Policía. ¿A esos otros no los vigila nadie preventivamente?.
Esta mañana el Secretario General del Sindicato de Maquinistas ha vuelto a redundar en lo mismo. De sus
declaraciones se deduce que existen dos sistemas de seguridad independientes
entre sí. Según el modelo de la máquina, señalizan con ésta y actúa uno o el otro, controlando al
convoy e, incluso, llega a frenarlo completamente si es necesario. Sea cual
fuera, no se ha activado. Esta
versión contrasta con otras que dicen que en ese tramo no hay ningún
sistema. De ser cierto, su inexistencia sería mucho más grave tratándose
de un punto negro y de un tren de alta velocidad ¿Cuántos casos como el
de antesdeayer se habrán
producido sin ninguna incidencia porque todo funcionó? Nunca nos lo
dirán.
Esto nos lleva a superar la responsabilidad
única del maquinista e ir más allá, hacia los altos mandos de
ADIF-RENFE, hacia el Ministerio de Fomento, hacia, en definitiva, el presidente
del gobierno, último responsable de esta pirámide tan estrechamente ligada a la
reducción del déficit a costa de los recortes que sean “necesarios” Y ese “a
costa de lo que sea”, está siendo trágico.
No esperamos nada de esta "investigación
teledirigida" pero bajo nuestro punto de vista en el 24-J,
como en el 11-M, la responsabilidad suprema compete al régimen y sus servidores.
En lugar de decretar tres días de luto, Rajoy debería comparecer tres veces
como mínimo, ante un juez. Nos tememos que no sucederá.
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